Me gustaría viajar a Córdoba, Argentina, para decirle a un joven residente en esa ciudad, estudiante de aviación, que no puedo dejar de pensar en él, que contrariando a la razón y la prudencia estoy enamorándome de él, pero sé que no debo hacerlo porque a él no le gustan los hombres, o yo intuyo que no le gustan, pues en las fotos jactanciosas que sube a las redes sociales está siempre rodeado de pandilleros tatuados y mujeres guapas, todos sacando la lengua como si estuvieran estimulados por alguna pastilla de moda que los induce al frenesí. Читать дальше...