Harry Maguire confirma el calvario del Liverpool
El magnífico y extravagante Liverpool , con sus excelentes fichajes, terminó por caer en su majestuoso estadio frente al risible y vilipendiado Manchester United gracias a un cabezazo en los últimos minutos del aún más risible y vilipendiado Harry Maguire . Hasta qué punto los contrarios son intercambiables y hasta qué punto no hay más que un paso desde un polo de la existencia humana hasta el otro, que diría Kundera. Los de Amorim se encontraron con la dicha apenas en el minuto dos. Mejor no preguntar: Mac Allister quedó tendido en el suelo por una colisión con Van Dijk que le obligó a vestir un gorro protector durante el resto del partido; Diallo retuvo y luego Mbeumo batió a Mamardashvili con pierna derecha. De repente, o por un instante, el United pareció un equipo serio. La primera parte se sucedió de una portería a otra, ambas vertiginosamente próximas, como si no existiese campo entre medias: un poste de Gakpo, un poste de Bruno, par de intervenciones extrañas de Mamardashvili, otro poste de Gakpo, par de intervenciones oportunas de Lammens... Espera, espera, espera, ¿vertiginosamente próximas? La proximidad puede producir vértigo. Kundera dice que sí. Gakpo se encontró dos veces con el palo en la primera mitad. Gakpo generaba muchísimo peligro cada vez que cogía el balón. Gakpo se encontró una vez más con el palo en la segunda mitad. Gakpo marcó el gol del empate en el 78'. Gakpo estaba siendo el mejor de su equipo. Lo fue. Gakpo falló un gol cantado de cabeza cerca del 90. Gakpo se fue triste. Cuando el polo norte se aproxima al polo sur hasta llegar a tocarlo, la tierra desaparece y el hombre se encuentra en un vacío que hace que la cabeza le dé vueltas y se sienta atraído por la caída, por rendirse a su debilidad. Antes del fallo de Cody, en el minuto 84, Bruno Fernandes sacó un córner más o menos en corto. El rechace de la defensa del Liverpool le llegó también a él, y centró de primeras, bien bombeado, al segundo palo. Allí apareció Harry Maguire para machacar a Mamardashvili con la cabeza y certificar —caricaturizar— la cuarta derrota seguida de los de Slot, líder intratable de Europa hace menos de un mes. Los polos. Ajá.