Vamos a llevarnos bien
No sé por qué equipos torcían Abel y Caín, pero seguro que eran sevillanos. No es de extrañar que nuestro ADN sea bíblico y que lo acaecido entre ellos, tan malamente resuelto, fue más violencia futbolística que doméstica. Es falso que entonces no existiera el balompié. Vale que no se conociera el balón, ni hubiera reglas, ni nos ayudáramos con el VAR (podría haber revisado el golpe con la quijada de burro para confirmar si fue casual o adrede), ni clubes con dueños, pero ya estaba la afición. Y las querellas, como debe ser, se resolvían entre las partes, sin terceros con muy mala baba. Todo lo fastidiaron los ingleses organizando un partido en Rio Tinto en 1873, con lo... Ver Más