Las lesiones maldicen el calendario

Una sombra se extiende sobre el fútbol de élite y son ya muchas las voces que empiezan a alzarse contra ella. Las graves lesiones están destrozando tanto a grandes como a pequeños y los protagonistas, es decir, los futbolistas y los entrenadores, señalan sin tapujos a un único culpable: el asfixiante calendario. Una realidad que ha saltado a la primera plana después de que Ter Stegen , portero titular y capitán del Barcelona, se rompiese el tendón rotuliano , y Rodri Hernández , centrocampista estrella del Manchester City y de la selección española, se dañase la rodilla, ambos el pasado domingo. Las lágrimas de puro dolor y desolación del alemán y del madrileño, además de poner en un grave aprieto a sus respectivos equipos, que tendrán que acostumbrarse a sus ausencias durante casi un año, han abierto la caja de Pandora. Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, utilizó la rueda de prensa previa al duelo de los blancos contra el Alavés para poner el asunto sobre la mesa. «Quiero transmitir que me da mucha pena que se lesionen jugadores tan importantes como Ter Stegen, uno de los mejores porteros del mundo. Ojalá pueda recuperarse pronto. De momento no podemos hacer mucho porque, como dije, el calendario de esta temporada ya no va a cambiar. Pero, al menos, el mundo del fútbol debería de hacer una reflexión», afirmó con contundencia el italiano. Habla el técnico pero lo hacen todos sus compañeros de oficio. Las lesiones durante este inicio de temporada han sido un desafío total para el fútbol español e internacional y todo señala a un calendario que ha tenido que ser encorsetado para hacerle hueco a las inventivas de la UEFA y de la FIFA . Por ejemplo, la Champions League , que estrena formato esta campaña, tendrá una fase inicial en la que cada escudo disputará ocho encuentros, dos más que los seis habituales, y podría tener dos a mayores aquel que entre en la repesca. También habrá sorpresa al final de temporada, ya que se disputará un nuevo torneo, la Copa Mundial de Clubes de la FIFA , que se estrenará en julio en Estados Unidos e incluye tres duelos en la fase de grupos, octavos, cuartos, semifinales y final. El Real Madrid , que disputa todos los torneos posibles, participaría en 72 partidos en la 2024-25 y estaría compitiendo once meses, de agosto a julio, si llegase a todas las finales. Todo a cambio de un jugoso dinero. Este complicado laberinto ha hecho que las ligas nacionales tengan que remangarse. Así, por primera vez en la historia del campeonato español se han disputado las cuatro primeras jornadas en el mes de agosto, muchas carreras, quizás demasiadas, que se cobraron 32 lesionados repartidos entre los 20 equipos de Primera división . Y los futbolistas no solo se quejan del número de encuentros, sino también de los muchos minutos que engloba cada uno. En busca de aumentar el tiempo efectivo de cada partido, y que las pillerías y las pérdidas de tiempo tengan menos valor, las grandes competiciones como LaLiga o la Premier han ampliado desde el año pasado los minutos añadidos, lo que hace que la mayoría de duelos sobrepasen los 100 . Una medida que se ha llevado por delante a algunos futbolistas, como es el caso de Marc Bernal . El centrocampista del Barcelona, de solo 17 años, estaba siendo una de las grandes sorpresas de los azulgranas en el principio de campaña. Pero en el duelo ante el Rayo, el ligamento cruzado de su rodilla se quebró en el minuto 94 y ya no volverá a jugar hasta finales de 2025. La situación es crítica y solo estamos en septiembre y los futbolistas se han limitado a lanzar duras críticas contra los organizadores. «El problema es que la UEFA y la FIFA crean partidos extra. No les importamos, el dinero habla por ellos», aseguró la estrella belga del Manchester City Kevin De Bruyne hace unas semanas, poco antes de lesionarse en la ingle, percance que le tendrá fuera de los terrenos de juego de manera indefinida. En los últimos años ha revoloteado la posibilidad de que los futbolistas creen un sindicato que vele por sus intereses, como en la NBA , donde los cambios de normativa y el calendario no se aprueban sin su consentimiento. De momento, solo se ha optado por maldecir al orden establecido.