Van Aert ilumina la Vuelta y gana vestido de rojo
En Castelo do Branco despliega las alas Wout van Aert, libera la tensión de un mal año y demasiados segundos puestos, su vuelo característico imitando a un águila se hace grande en la línea de meta, donde el ciclista belga ilumina la Vuelta a España y honra el prestigio de la carrera con una solemne victoria al esprint . El líder, reluciente maillot rojo en atuendo completo, es el más rápido ante la escasa nómina de velocistas que se dan cita en la ronda ibérica. Gana Van Aert y la vocación internacional de la Vuelta se consolida con un deportista de prestigio, el mejor embajador del maillot rojo, ciclista total que podría pensar incluso en pelear una general. Van Aert lo descarta porque, desde hace tiempo, sus objetivos son otros. Más concretos, el día a día, las etapas, los triunfos y como mucho el maillot de la regularidad que ya conquistó un año en el Tour. «El puerto de Villuercas es una subida demasiado fuerte para mí», dice el fenómeno belga capaz de todo, de discutir con los mejores incluso en esa subida extremeña que inaugura la montaña en la Vuelta. El recorrido hasta ahora le pertenece a Van Aert, tercero en la contrarreloj que se adjudicó McNulty, segundo en el esprint de la segunda etapa y primero en Castelo do Branco. Un esprint de potencia, lanzadera del belga a casi 400 metros en velocidad sostenida frente al impulso del australiano Kaden Groves, que buscaba el segundo éxito para el Alpecin. Van Aert se deslizó hacia las vallas mientras aceleraba, se interpuso en el camino del australiano y evitó esta vez la derrota, el pan de nuestro de cada día para todos los ciclistas. Trató de anular la 'volata' el robusto belga Victor Kampenaerts, su patada de mula en el último kilómetro. El derrote descompuso al Alpecin, el equipo se quedó con un solo corredor junto a Groves y en ese trance Van Aert aprovechó su ocasión. En la otra liga, la de los modestos, Luis Ángel Maté y su combatividad premian al Euskaltel con el maillot de la montaña.