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Январь
2024

Pablo Gállego: «Ser el único español que pudo jugar en la pandemia fue bonito pero estresante»

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Barbastro vivirá esta noche su gran fiesta. Este equipo de Segunda RFEF se mide al Barcelona (21.00 horas / Movistar+) en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. En las filas del equipo oscense milita Pablo Gállego (Huesca, 1993), un trotamundos fichado en este mercado invernal. El atacante ha militado en equipos de Grecia, Albania, Eslovaquia, Islandia, Hong Kong y Nicaragua, país este último en el que logró la doble nacionalidad y juega en su selección. —¿Cómo se lleva esto de ser un trotamundos del fútbol? —Con mucha naturalidad y responsabilidad. Yo vengo de una ciudad que hasta hecho poco no ha tenido fútbol profesional y llegar a Tercera o jugar en Segunda B era a lo máximo que podías aspirar siendo y habiendo nacido en Huesca. Haber podido hacer una carrera tan bonita en el extranjero, debutar con el equipo de mi ciudad y luego haber jugado en tantas Primeras divisiones y haber construido mi propia historia hace que me sienta orgulloso. Me gusta la carrera que he tenido, compartiendo la pasión por el fútbol con la aventura, siempre buscando nuevos retos y nuevas motivaciones. La ilusión y construir mi propio camino ha sido el motor que ha movido mi carrera. —¿Ha valido la pena pasar por tantos países y continentes? —Sí. A veces tratas de no quedarte ahogado en la zona de confort y aceptas nuevos retos. A veces he tenido la oportunidad de estabilizarme más pero he optado por los retos que me han surgido y los nuevos desafíos y creo que me ha ido bien. He rechazado contratos largos pero he ganado una experiencia muy grande no solo para el fútbol sino para la vida. —¿Y qué sacrificios ha tenido que hacer a nivel personal? —Estar lejos de la familia, veranos sin regresar a casa, cuando falleció mi abuelo hace algo más de un año no pude ir al funeral, te pierdes estar con los amigos… La verdad que el sacrificio es grande, pero todo en la vida tiene un precio y a veces hay que pagarlo para cumplir tu sueño. —¿Qué experiencia le ha marcado más? —Nicaragua. Llega cuando acaba una de mis etapas en la Primera división griega porque hay un problema de derechos de formación con el Huesca. Me llama el Real Estelí y me hace una oferta económica que me sorprende para bien y me permite pelear por títulos. Tras un tiempo sin jugar por esa disputa entre el Huesca y el Larisa griego considero la opción de jugar en Nicaragua como un parche antes de tratar de volver a Europa. Sin embargo, vivo una de las experiencias más maravillosas de mi vida, que fue conocer Nicaragua. Y me enamoré del país hasta el punto de nacionalizarme. —Curiosamente, en Nicaragua vivió la pandemia, en una de las dos únicas Ligas del mundo que no se paró… —Tuvimos esa particularidad y la Liga ganó renombre y seguidores. Hay mucha gente en redes que me escribe y me sigue diciendo: 'gracias Pablo por alegrarme la pandemia, te sigo…'. Fue una experiencia bonita a la par que estresante porque veías las noticias de España y cómo estaba la situación en otros países y era preocupante. Pero al final tuve la suerte de tener el privilegio de hacer lo que te gusta. Por suerte no sufrí el Covid y pudimos acabar la Liga con cierta normalidad. —Usted es internacional por Nicaragua ¿Qué siente un deportista que defiende un país que no es el suyo? ¿Qué le pasa por la cabeza cuando suena el himno? —En el primer partido que jugué con ellos, ante Qatar en Marbella, cuando sonó el himno de Nicaragua me eché a llorar de la emoción . No solo por lo que significa el país o tu carrera deportiva sino por lo que significa tu carrera personal. Los mensajes de apoyo que tienes de la gente, la admiración que provoca representar a un país en el que no has nacido, es una sensación muy bonita y difícil de explicar. A mí me emociona y me llena el poder devolver parte del amor que me han dado durante todo este tiempo. —Le noto emocionado y orgulloso… —En mi debut marqué gol y fue una emoción indescriptible porque sientes que has devuelto el amor a todo un país, que se ha cumplido un sueño que nunca te hubieras imaginado. Nunca sabes dónde está tu lugar en el mundo. Hay amor y oportunidades en todos los lugares y hay que saber apreciarlo. Pablo Gállego, el día de su presentación con el Barbastro —¿Cómo se gesta su fichaje por el Barbastro? —Yo había coincidido con Dani Martínez, el entrenador del Barbastro. Su último año como futbolista fue el primero mío, en el Almudévar, que entonces era filial del Huesca en Tercera división. Cada año tenía ofertas de España y ahora ha sido cuando, poniendo todo en valor, he pensado que era el momento de poder estar en Huesca, de la que tanto tiempo he estado alejado. Me hacía mucha ilusión poder pasar más tiempo con la familia, poder volver a mi ciudad y embarcarme en un proyecto que está en auge. —Pero pasa de jugar en primera división de otros países a Segunda RFEF… —Aquí hay menos presión entre semana, la cobertura mediática es mínima, después de un partido no tiene tanta repercusión pero también tiene cosas bonitas como que te venga a ver la familia o amigos que hace años que no ves. No se puede comparar con la adrenalina que te da el estar disputando títulos, o partidos internacionales, o jugar en Hong Kong con gente de mucho currículum… Al final son cosas distintas pero lo une la pasión por el balón. El Barcelona, un escaparate —¿Pesa en su decisión que haya tocado el Barcelona en el sorteo de Copa? —A todo el mundo le hace ilusión jugar ese partido pero considero que es un premio principalmente para la gente que lleva años en el club. Los jugadores que han clasificado al equipo para esta ronda son los que se merecen jugar este partido. Ilusión me hace, pero sé que a esta fiesta, si voy, lo hago como invitado. Los actores principales son otros. —¿A este Barça se le puede meter mano? —El Barça es uno de los mejores equipos del mundo, sino el mejor, aunque ahora esté pasando un momento más malo. Lo bonito del fútbol es que es un deporte impredecible y si algo está demostrado es que todo es posible. ¿Por qué no? Que sea un día muy grande, el más importante de la historia del Barbastro sin ninguna duda y si luego se puede conseguir una machada pues ¿por qué no? Todos los jugadores y la afición del Barbastro se han ganado el derecho a soñar. —¿Marcarle un gol a Ter Stegen, que no estará, tiene más valor? —Yo siempre quiero que jueguen los mejores porque soy competitivo. Cuanto más difícil es el reto, más se disfruta y me gustaría que el Barça saliera con todo. —¿Con quién se cambiaría la camiseta? —Con Lewandowski. Siempre le he admirado muchísimo. Aparte de su manera de marcar goles me gusta cómo se toma esta profesión. Es un espejo en el que se puede mirar mucha gente. —Otro que está en crisis… —Bueno, la verdad es que no está en su mejor momento pero también el fútbol del Barça está más lateralizado que en otras ocasiones, es más predecible y él también tiene menos situaciones en las que atacar el área con cierto espacio y tiempo. Al final es un goleador de talla mundial pero también es muy difícil tal y como le juegan las defensas al Barcelona. En cuanto marque dos o tres goles seguidos volverá a tener un buen momento. —Por su trayectoria, experiencia y expectativas que ha generado ¿siente más presión? —Yo me lo tomo como cuando te invitan a última hora a una fiesta. Yo estaré ahí y si me toca comer de la mesa comeré pero si no, no tocaré nada. Creo que yo soy el menos protagonista y actor principal de ese partido. Creo que se lo merecen los que lo han conseguido pero, obviamente, si el entrenador me dice que juegue, lo haré con la máxima ilusión. Me gusta darle ese valor a los compañeros que lo han logrado y a los futbolistas que van a disputar el partido más importante de sus carreras con diferencia. No siento responsabilidad, soy un invitado de última hora. Noticias Relacionadas estandar No Partidos, horarios y dónde ver en directo la Copa del Rey, eliminatoria de dieciseisavos de final J. A. M. estandar Si Deportes Campeones que no saben de fronteras: los mejores deportistas extranjeros de 2023 Pablo Lodeiro Fernández —Si clasifica al Barbastro con un gol suyo ¿sería el tanto más importante de su carrera? —Ese día no dormiría y me pasaría las horas celebrándolo. Vamos, daría cinco vueltas al campo. En división de honor, con el Huesca, le marqué los dos años al Barça, y con el cadete del Zaragoza también. Es un rival que se me ha dado bastante bien (risas). —Acabo con una curiosidad ¿de qué equipo es? —Del Barça (risas). Y desde pequeño.