La Intuición

La intuición en el ajedrez es la capacidad de orientarse y tomar decisiones rápidas sin necesidad de un profundo cálculo y un razonamiento previo. Se basa en el reconocimiento de patrones y en el olfato o instinto del jugador. Se dice que Capablanca, de una ojeada en el tablero, sabía cuál era la mejor jugada en esa posición. Eso lo determinaba sin calcular o analizar a profundidad.
Magnus Carlsen dice que Kasparov lo supera en cálculo pero él es mejor jugador intuitivo. Muchas veces el jugador intuitivo no puede explicar el motivo de la elección de su jugada, eso se basa en muchos factores que hacen inefable la experiencia.
No crea que el jugador de ataque lo ve o calcula todo. En una ocasión Mijail Tahl realizó un sacrificio que le dio ventaja a largo plazo, después de la partida le preguntaron al Mago de Riga si lo había visto todo y él dijo: “No, yo solo tengo la nariz muy larga”, con ello se refería a la intuición. Tahl entregó porque sabía que había algo a su favor, no lo calculó todo pero lo pudo intuir.
Vishy Anand expresó: “En una posición elijo por intuición la primera jugada posible”. Pero, por muy buena que sea la intuición, no se puede confiar al 100% en ella, siempre hay que meditar y comprobar. Muchas veces el golpe de vista puede ser erróneo. Dice Alexander Baliavsky: “En una posición sencilla, jugamos automáticamente, pero en una posición compleja o crítica, a veces tenemos que encontrar una solución mediante un análisis profundo de las variantes”.
El dicho “confía pero comprueba” se cumple aquí. No dudes de tus instintos, pero no juegues solo por instinto.