Cuesta arriba, las metas para 2025
El Ejecutivo federal entregó este viernes, en ambas cámaras del Congreso de la Unión, el Paquete Económico para 2025, el primero de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.
De acuerdo con la propuesta, el proyecto de presupuesto “se fundamenta en torno a cuatro pilares esenciales: bienestar social con equidad, inversión pública estratégica, disciplina fiscal con austeridad republicana, y medidas de simplificación con mayor eficacia operacional”.
Entre las principales metas fiscales, se estima una reducción del déficit presupuestario de 5 por ciento del PIB en 2024 a 3.2 por ciento en 2025, lo que, según la Secretaría de Hacienda, “permitirá mantener la deuda pública en un nivel sostenible de 51.4 por ciento del PIB” este año y el próximo.
Si bien representa un máximo histórico desde que se tiene registro, “implica mantener la deuda en un nivel sostenible apoyando la estabilidad financiera a mediano y largo plazo”, señaló el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en el acto de entrega del Paquete Económico en la Cámara de Diputados.
De acuerdo con la estimación de las finanzas públicas, se proyecta que los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), que son la medida más amplia del déficit fiscal, alcanzarán un nivel de 5.9 por ciento del PIB al cierre de 2024, mayor al de 5.4 por ciento del PIB previsto inicialmente, pero que pasarán a 3.9 por ciento del PIB en 2025.
“Estas cifras representan un esfuerzo significativo de consolidación fiscal y nos permiten cumplir con la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum, de preservar finanzas públicas sólidas y una deuda manejable”, destacó Ramírez de la O.
Las estimaciones de finanzas públicas sorprendieron a algunos analistas, que anticiparon un déficit público más amplio.
Con independencia de lo anterior, después de la expansión en el saldo deficitario en 2024 a su mayor nivel en más de tres décadas, la reducción hacia métricas más estables y saludables se considera cuando menos difícil.
En cuanto a las perspectivas de dinamismo del PIB, se prevé que en 2025 la economía mexicana alcance un crecimiento anual en un rango de entre 2 y 3 por ciento, proyección que “se sustenta en la fortaleza del empleo y el dinamismo del mercado interno con el consumo y la inversión como motores clave”, apuntó el secretario.
Pero se considera una tasa de crecimiento anual del PIB real de 2.3 por ciento para las estimaciones de finanzas públicas, “con el objetivo de contar con un escenario de ingresos presupuestario prudente”, según el documento de Criterios Generales de Política Económica.
Por el contrario, la perspectiva de crecimiento económico para 2025 del consenso de analistas en la Encuesta Citibanamex publicada el pasado 5 de noviembre es de sólo 1 por ciento.
El rango de pronósticos de los analistas va de 0.5 por ciento, en el caso de Grupo Bursamétrica, a 1.9 por ciento, en el de Masari Casa de Bolsa y Signum Research, aunque el propio Citibanamex recortó su pronóstico de 0.8 a 0.2 por ciento el 6 de noviembre, tras considerar que el resultado electoral en Estados Unidos deteriora las perspectivas económicas para México.
Ninguna de las 36 instituciones encuestadas por Citibanamex a principios de mes anticipa una tasa de crecimiento de 2 por ciento o más el año venidero.
El no alcanzar una tasa de crecimiento anual del PIB de al menos 2 por ciento puede tener implicaciones en los ingresos públicos necesarios para financiar los programas sociales y proyectos de inversión prioritarios de la presidenta Sheinbaum.
Entre los programas y proyectos prioritarios de la nueva administración destaca la pensión para adultos mayores con más de 483 mil millones de pesos.
Mención aparte merece la propuesta para transferir del gobierno federal 136 mil millones de pesos para el pago total de las amortizaciones de deuda de mercado y créditos bancarios adquiridos por Pemex, aportación sujeta al compromiso de la empresa de mejorar su balance en la misma cantidad.
Justo uno de los temas señalados por la agencia Moody’s el jueves pasado, no el más importante, cuando ratificó la calificación de la deuda soberana de México en Baa2, pero modificó la perspectiva a negativa desde estable, es la probabilidad de que los pasivos de Pemex sean absorbidos parcial o totalmente por el gobierno.