¿En qué se diferencian los accidentes de los coches eléctricos y los de combustión? Un estudio analiza cómo la tecnología está cambiando el tipo de colisiones en carretera
Patrones distintos - El informe EV Collision Insights de Mitchell confirma que las reclamaciones por colisiones en eléctricos bajaron un 7% en Estados Unidos, aunque sus reparaciones continúan siendo más caras
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Un conductor entra en carretera con la misma certeza que lleva cualquier viajero al embarcar en un avión: la posibilidad del accidente siempre existe, cambian solo las formas y los medios. El tráfico habitual se compone de vehículos de distinto tamaño, peso y tecnología, y cada uno reacciona de modo diferente cuando la velocidad se interrumpe por un golpe.
Esa diversidad convierte el riesgo en un terreno común para quien conduce un turismo, una moto o un camión, aunque la magnitud del daño dependa del tipo de energía que impulsa el vehículo. En ese contexto se analizan hoy las diferencias entre los eléctricos y los de combustión.
Los eléctricos registran menos siniestros reparables mientras los híbridos ganan presencia
El informe EV Collision Insights publicado por Mitchell en el segundo trimestre de 2025 (Q2 2025) aporta los datos más recientes sobre el comportamiento del mercado de reparaciones. La compañía detecta una caída del 7% en las reclamaciones por colisiones reparables de vehículos eléctricos de batería (BEV) en Estados Unidos y un aumento en los híbridos ligeros (MHEV), que alcanzan el 5 % en ese país y el 4 % en Canadá.
El vicepresidente de estrategia y análisis de mercado de Mitchell, Ryan Mandell, explicó que este descenso coincide con una reducción del 6% en las nuevas compras de BEV, mientras los híbridos ganan terreno ante la variación de incentivos fiscales y políticas medioambientales.
Las reparaciones de los eléctricos siguen siendo más caras que las de combustión
La observación de Mandell cobra sentido cuando se comparan los costes medios de siniestro. Los BEV presentan una media de 5.903 dólares por reparación en Estados Unidos y 6.633 dólares canadienses en Canadá, frente a los 4.938 dólares de los coches de combustión. Las diferencias se relacionan también con el tipo de impacto, aunque esos datos pertenecen a un estudio anterior del tercer trimestre de 2024 (Q3 2024), centrado en las zonas de colisión y sus costes.
Ese análisis de Q3 2024 mostraba que los automóviles con motor de combustión interna registraban impactos frontales en el 31,59 % de los casos, mientras que los eléctricos lo hacían en el 25,88 %. En cambio, los BEV concentraban un 35,98 % de colisiones en la parte trasera, porcentaje muy superior al 27,57 % de los térmicos.
Según Mandell, en aquella edición de 2024 existía una relación evidente entre el punto principal de impacto y la gravedad de las reclamaciones, dato útil para que las aseguradoras valoraran mejor los riesgos y gestionaran con más precisión las reparaciones.
Las causas de esa diferencia técnica, también recogidas en el estudio de Q3 2024, se explicaban por dos factores principales. Los eléctricos incorporaban sistemas avanzados de frenada automática capaces de reducir choques por alcance. Además, muchos modelos incluían el sistema one pedal, que permite detener el coche soltando el acelerador.
Este mecanismo disminuía los impactos provocados por el propio conductor, aunque podía originar frenadas bruscas que sorprendían a los vehículos que circulaban detrás. Esa doble característica generaba menos golpes frontales y más traseros en los BEV.
Las piezas originales encarecen las reparaciones y ralentizan la entrega de los eléctricos
El informe posterior, correspondiente al Q2 2025, amplió el análisis con datos sobre valores de siniestros totales y tipos de piezas empleadas. Los eléctricos alcanzaron una media de 30.172 dólares por pérdida total, más del doble que los de combustión, y sus reparaciones dependían casi por completo de piezas originales, con un 83% del coste total, frente al 63% en los ICE. Este factor incrementó los gastos globales y prolongó los plazos de entrega en los talleres especializados.
El mercado, en esa misma etapa de 2025, mostraba un equilibrio inestable. Con la expiración próxima de incentivos fiscales federales y la posible revisión de las normas sobre emisiones de gases de efecto invernadero, la demanda de eléctricos atravesaba un periodo de ajuste. Los fabricantes respondieron con descuentos medios de 8.500 dólares por vehículo, medida que buscaba mantener las ventas mientras las aseguradoras revisaban sus estrategias para calcular el riesgo real.
En definitiva, los datos confirman que la carretera sigue siendo el escenario en donde cada innovación técnica modifica la manera en que los accidentes ocurren y se pagan.