El bosque de cascadas español que se asemeja a las islas hawaianas
Un rincón tropical en plena isla de La Palma donde el verde lo cubre todo y las cascadas parecen caer del cielo
Este es el bosque catalán que solo abre diez veces al año y acepta un máximo de 25 personas
Si alguien te dijera que en España hay un bosque que recuerda a Hawái, quizá pensarías que exagera. Pero basta poner un pie en el Bosque de Los Tilos, en la isla de La Palma, para entender que no. Aquí el aire es espeso, el verde lo invade todo y el rumor de las cascadas suena como una canción de la selva. Es uno de los paisajes más exuberantes del archipiélago canario y, sin duda, uno de los más sorprendentes del país.
Un ecosistema que parece de otro mundo
Ubicado en el noreste de La Palma, a unos 24 kilómetros de la capital, Santa Cruz de La Palma, el Bosque de Los Tilos es una joya natural incluida desde 1983 en la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la Unesco. Se trata de uno de los últimos reductos de laurisilva, un tipo de bosque subtropical que hace millones de años cubría Europa y el norte de África, y que hoy solo sobrevive en las Islas Canarias, Madeira y las Azores.
La humedad constante, los vientos alisios y el aislamiento de la isla han permitido que este entorno se conserve casi intacto. Pasear por Los Tilos es como retroceder al pasado: un paisaje primitivo, húmedo y denso, donde el suelo está cubierto de musgo y las hojas gotean agua como si acabara de llover.
Cascadas, túneles y helechos gigantes
El bosque está lleno de senderos que permiten explorarlo a diferentes niveles. Uno de los más populares es el recorrido circular de 2,5 kilómetros, ideal para familias o para quienes solo quieren disfrutar del paisaje sin demasiada dificultad.
Pero los más aventureros optan por la ruta de Marcos y Cordero, una travesía inolvidable que atraviesa túneles excavados en la roca, cruza barrancos vertiginosos y pasa bajo cascadas que brotan directamente de la montaña. Es un recorrido que podría confundirse con las laderas tropicales de Hawái: la humedad es constante, los helechos alcanzan tamaños descomunales y las montañas parecen suspenderse entre la niebla.
Un bosque vivo
El tilo —del que el bosque toma su nombre— comparte protagonismo con especies endémicas como el laurel, el barbusano o el acebiño, todas ellas propias de los bosques de niebla del Atlántico. En el aire, el trino de la paloma turqué o la paloma rabiche, dos aves únicas de Canarias, pone banda sonora al paseo. Si se mira con atención, también es posible ver al lagarto tizón de La Palma, un pequeño reptil que se esconde entre la vegetación húmeda.
El Centro de Visitantes de Los Tilos es el mejor punto de partida para entender la magnitud de este lugar. Allí se explican los valores ecológicos del bosque y su papel en la historia natural de Canarias. También hay áreas recreativas y un restaurante, por lo que se puede pasar el día entero disfrutando del entorno.
Para recorrer los senderos basta con llevar calzado cómodo y una chaqueta ligera —la humedad y las temperaturas frescas se mantienen incluso en verano—. Y, sobre todo, hay que ir con respeto: Los Tilos no es solo un destino de postal, sino un recordatorio de lo frágiles que pueden ser los ecosistemas que aún conservan su pureza.
Hawái... sin salir de España
El Bosque de Los Tilos no necesita magia ni efectos especiales: la naturaleza ya lo hizo todo por él. Sus cascadas, su verdor y su clima envolvente hacen que muchos lo comparen con Hawái, aunque su verdadero encanto está en que sigue siendo un rincón intacto, un pedazo de selva atlántica que ha sobrevivido al paso del tiempo.
Así que si alguna vez soñaste con caminar entre nubes, oír el rugido de una cascada y sentirte dentro de un paisaje tropical… no hace falta cruzar el Pacífico. Solo volar hasta La Palma y dejarte llevar por la bruma de Los Tilos, el bosque que demuestra que el paraíso también puede tener acento canario.