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Ayuso vuelve a atormentar a la dirección del PP

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'Política para supervivientes' es una carta semanal de Iñigo Sáenz de Ugarte exclusiva para socios y socias de elDiario.es con historias sobre política nacional. Si tú también lo quieres leer y recibir cada domingo en tu buzón, hazte socio, hazte socia de elDiario.es

¿Intenta Isabel Díaz Ayuso boicotear el derecho al aborto en la Comunidad de Madrid? ¿Ha cogido una rabieta de niña pequeña y está pegando gritos en el suelo para que le hagan caso? ¿Es una de sus tácticas para atraer al votante de Vox y lanzar avisos tenebrosos a la dirección de su partido? ¿Llena los titulares de los medios de comunicación a los que subvenciona y les deja claro de qué se habla cuando se habla de Madrid? ¿O todo junto y al mismo tiempo?

Las ganas de Ayuso por presentarse como la gran adversaria de la izquierda, la que desnuda sus maléficas intenciones, le llevó el jueves a hacer un ataque directo contra el derecho al aborto en la Asamblea de Madrid. Ella sabe que al Partido Popular no le interesa que se hable del tema, pero le da igual. Sus palabras: “Desde que han llegado al Gobierno se ha abortado a un millón de personas. Se podría evitar. Pero les da igual. No se va a señalar a nadie por abortar pero tampoco por negarse. ¿Le parece poco? Pues váyanse a otro lado a abortar”. 

Al PP, ya le pareció un gol en propia meta que Almeida aceptara una propuesta de Vox sobre un inexistente síndrome postaborto con el que coaccionar a las mujeres. El alcalde tuvo que echarse atrás en menos de dos días. Lo de Ayuso hablando de la muerte de “un millón de personas” es aún peor. Significa convertir el aborto en un asesinato en masa con el mismo mensaje de los grupos antiabortistas, que son una minoría en la sociedad.

Ayuso prometió que su Gobierno incumplirá la ley y no creará un registro de médicos objetores, lo que sí harán otros gobiernos autonómicos del PP. Lo más probable es que su ataque de furia sea una respuesta a las palabras de Pedro Sánchez en la sesión de control: “En Portugal, el 70% de abortos se hace en la sanidad pública; en Suecia, el 99%; en Italia, el 94%; en Madrid, sólo el 1%”. Es una constante en Madrid y en otros sitios, donde los abortos se derivan a clínicas privadas, porque los médicos de la pública se niegan a hacerlos. Muchas mujeres deben trasladarse a otras provincias, incluso a Madrid, cuando deberían ser atendidas en las suyas.

La ministra de Sanidad, Mónica García, dio las cifras esta semana. Andalucía y Madrid suman casi el 50% de los abortos que se realizan en España. En esas dos regiones, el 99% se deriva a centros privados. En todo el país, hubo 106.172 abortos en 2024, un aumento de casi el 3% con respecto al año anterior. El 78,7% se realizó en centros privados y el 21,2% en hospitales públicos.

La frase de Ayuso, “váyanse a otro lado a abortar”, ya se cumple en Madrid. Las mujeres se van obligadas a la sanidad privada. La factura la paga la sanidad pública. 

Buscar coherencia en los mensajes de Ayuso es una empresa condenada a la frustración. En diciembre del año pasado, su Gobierno votó a favor del registro de objetores al aborto que ahora pretende boicotear. En su momento, la propia Ayuso apoyó que las mayores de 16 años pudieran abortar sin permiso de sus padres. Lo hizo contra el criterio de Feijóo. Para ella, el aborto sólo es una herramienta más con la que obtener réditos políticos y votos en las urnas. 

Alberto Núñez Feijóo tuvo que reaccionar rápidamente ante la acometida de Ayuso. Una cosa es no querer debatir en público sobre el tema y otra, permitir que se instale en la opinión pública la idea de que el PP está en contra de que las mujeres ejerzan el derecho a la interrupción del embarazo. No le bastaba con un tuit y escribió una carta de un folio firmada por él (con esa firma de un par de líneas rectas que parece que ha escrito un robot). 

Como no se atrevía a desmentir a Ayuso, convirtió la carta en un ataque a Pedro Sánchez y sus críticas a la presidenta madrileña. Para que no hubiera dudas, dejó clara su posición, que es algo que no quería hacer ni que ocupara mucho tiempo en el último congreso del PP: “Garantizaré siempre que cualquier mujer que opte por la interrupción de su embarazo pueda hacerlo con la mejor atención médica y psicológica, conforme a las leyes”. Las palabras clave son las últimas. “Conforme a las leyes”. A menos que si llega al poder pretende cambiar la ley, eso quiere decir que no se dejará de cumplir la ley existente, incluida la que Ayuso presume de que “nunca” se aplicará en Madrid. 

Es una polémica que le viene como un guante tanto a Ayuso como a Sánchez (“esta era la libertad que prometía Ayuso. Volver a los viajes clandestinos a Londres. Al clasismo y al señalamiento”). Feijóo queda embutido entre medias en un lugar en el que no quiere estar y demostrando una vez más la debilidad de su liderazgo en el partido. Ayuso “deja a los demás con el culo al aire”, dicen en el PP. Y el culo que más se ve es el de Feijóo.

La semana fantástica de Pedro

Ha sido una buena semana para Pedro Sánchez y eso no ocurre con frecuencia. Se presentó en el Congreso relajado y con la sonrisa en los labios y luego siguió riéndose en la sesión de control. Como siempre en política, las apariencias importan. Temía la llegada de un nuevo informe de la UCO sobre el caso de Ábalos y Koldo y luego descubrió que la derecha sólo tenía unos sobres –los famosos sobres secretos con el logo del PSOE– que no sostenían ninguna acusación seria sobre un posible caso de financiación ilegal. 

Y de ahí al “ánimo, Alberto”, una réplica cachonda sin más porque sólo le quedaban unos segundos para responder, que resultó un hallazgo. Sólo hay que ver cómo rabiaron algunos columnistas de la derecha. El final del día, con dos votaciones clave sobre el embargo a Israel y la ley de movilidad sostenible, fue aún mejor para Sánchez. 

De todas formas, esta legislatura se reinventa cada semana. En algunas, Sánchez y Feijóo se creen que son los amos del universo y unos días después están hundidos en la miseria. Todo es una montaña rusa que a veces te pone los pelos de punta. A partir de ahí, es difícil hacer pronósticos. “La risa de Sánchez tiene los días contados”, ha escrito un columnista de El Español, uno de esos que se cabrearon al verle reírse. Quizá, pero el autor es de los que decían en el principio del verano que Sánchez estaba más muerto que vivo y que sólo le quedaba la opción de convocar elecciones. Hay que desconfiar de los profetas que no paran de anunciar el fin del mundo y no aciertan nunca.

Libros

La editorial Catarata publica 'El delirio de Israel', de Meir Margarit. El historiador israelí fue hace muchos años concejal del partido de izquierdas Meretz en Jerusalén y ha escrito libros certeros sobre la sociedad de su país y la ocupación de los territorios palestinos. “Cada vez que creímos haber tocado fondo, descubrimos que aún era posible hundirse más”, ha escrito sobre lo ocurrido en Gaza en los últimos dos años. Hace un año, nos dio una entrevista: “Durante unos años fuimos un país con un Ejército. Hoy somos un Ejército que arrastra a todo un país”.

Se ha demostrado de forma dramática desde el 7 de octubre de 2023. En un sondeo de junio, la misma cifra de encuestados, el 64%, afirmaba que no era necesario dar más información sobre el sufrimiento de Gaza en los medios israelíes y que no había inocentes en Gaza. 

Laurence Rees es autor de varios libros y documentales sobre el nazismo. Ahora publica en Editorial Crítica 'En la mente nazi. 12 advertencias de la historia'. Al explicar los factores que hicieron posible el ascenso de Hitler al poder, el libro sirve como lección sobre cómo algo así puede ocurrir en épocas y países diferentes. En el plano político, no tiene dudas sobre las facilidades que las élites alemanas concedieron al líder nazi: “El presidente Hindenburg pensó que podría controlar a Hitler porque era estúpido y, con él una vez en el poder, el empresariado vio que podía seguir haciendo negocio”, dice en una entrevista.