¿Una imagen vale más que mil palabras? La ciencia dice que sí, especialmente al aprender conceptos científicos
Un estudio ha descubierto que los profesores de ciencias de secundaria que incorporan imágenes en sus lecciones ayudan a los estudiantes a mejorar su vocabulario
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Para muchos estudiantes, aprender términos científicos puede ser una tarea complicada. No hablamos de memorizar conceptos como “átomo”, “molécula” o “materia”, sino de realmente ser capaces de entender a qué se refieren sus profesores cuando utilizan estas palabras. Ahora un estudio ha revelado que la solución podría estar en acompañar las lecciones con contenido visual que complemente la parte teórica.
La investigación, publicada en la Journal of Special Education Technology, ha sido realizada por la Universidad de Missouri. Jamie Day, profesor asistente en la Facultad de Educación y Desarrollo Humano, y su equipo descubrieron que los profesores de ciencias de secundaria que incorporaban imágenes en sus clases ayudaban a los estudiantes a mejorar su vocabulario.
“A menudo los profesores de ciencias nos dicen que sus estudiantes pueden tener dificultades para leer un texto científico”, señala Day. “Aunque los profesores de ciencias son expertos en la materia, puede que nunca hayan recibido formación sobre cómo implementar las mejores prácticas de alfabetización dentro de su enseñanza. Ahí es donde nosotros como investigadores para apoyarlos con recursos de desarrollo profesional”.
La investigación
Para llevar a cabo la investigación, el equipo de la Universidad de Missouri envió varias diapositivas llenas de imágenes y contenido visual a 21 profesores de ciencias de secundaria. Estos dedican su jornada a enseñar al alumnado conceptos tan abstractos como los elementos de la tabla periódica, las moléculas que forman la materia o las interacciones entre átomos.
Además, los investigadores propusieron al profesorado que incorporara nuevas dinámicas en las lecciones. Por ejemplo, mostrar fotos a los estudiantes al presentar nuevas palabras, repasar lecciones anteriores antes de avanzar con temas nuevos, o hacer preguntas de verdadero o falso para que los estudiantes pudieran sentirse partícipes del aprendizaje.
Day y su equipo descubrieron que, después de que los profesores implementaran las diapositivas multimedia en sus clases, el vocabulario de los estudiantes aumentó considerablemente. Esta mejora se observó en todos los alumnos analizados (un total de 1.365 estudiantes), incluidos aquellos con problemas de aprendizaje.
“No es sorprendente que estas prácticas basadas en la evidencia científica beneficien a todos los estudiantes. Como exprofesor de primaria y secundaria, creo que crear un entorno de aprendizaje inclusivo es muy gratificante”, explica Day. El estudio concluye que el uso de la tecnología, siempre que se integre con prácticas pedagógicas efectivas, puede ser clave para mejorar el aprendizaje del alumnado.