ru24.pro
Eldiario.es
Октябрь
2025
1 2 3 4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31

El césped olvidado de un club de barrio humilde en Zaragoza: “Los fondos van a La Romareda y aquí nada”

0

El histórico Atlético Escalerillas, del barrio Oliver, denuncia el estado crítico de su campo municipal tras cinco años de promesas incumplidas del Ayuntamiento de Zaragoza. "Todos los fines de semana tenemos niños que se lesionan y se queman", lamentan

El campo de fútbol de élite en el que se prohíbe saltar: claroscuros con el estadio que sustituye dos años a La Romareda

En el humilde barrio Oliver de Zaragoza, donde el Atlético Escalerillas lleva más de medio siglo enseñando fútbol y valores de comunidad, la pasión por el balón convive con una realidad incómoda: el césped de este campo municipal está tan deteriorado que ya no es un terreno de juego apto, sino un riesgo constante para los cientos de niños y niñas que lo pisan a diario.

El club, fundado en 1973 y con 28 equipos en activo, se ha convertido en una referencia de integración y formación. Sin embargo, sus instalaciones no acompañan a su trayectoria, ya que el compromiso municipal de renovar el césped caducó en 2020 y ahora el césped ha desaparecido casi al completo para ser solo caucho y baches.

José Antonio Millán, presidente del Atlético Escalerillas, recuerda bien las promesas: “En 2010 se hizo una reforma integral del campo y el Ayuntamiento se comprometió a cambiar el césped en un plazo máximo de diez años. Tocaba en 2020, así que llevamos cinco temporadas de retraso y se nos sigue dando largas”.

De hecho, tal y como afirma, esta espera está teniendo consecuencias directas sobre la salud de los jugadores, ya que “todos los fines de semana tenemos niños que se lesionan”. “El césped está mal, tiene baches y socavones, y ya hemos tenido que llamar varias veces a la ambulancia para llevarse a chavales con tobillos lesionados”, denuncia Millán.

Las imágenes que comparten en redes sociales delatan un terreno que apenas conserva verdor y que solo tiene “bolitas de caucho” que envía el Ayuntamiento cada año o cada dos. “Tú te caes y te deshaces la pierna, el brazo o lo que toque”, lamenta el presidente.

Por su parte, David Rivera, entrenador de un equipo alevín y padre de dos futbolísticas del club, señala que “las caídas están produciendo quemaduras por abrasión que tardan mucho tiempo en curar” y, en ocasiones, incluso requieren tratamiento con antibiótico porque se infectan.

“Los niños tienen que estar días sin practicar deporte porque, además, se están produciendo lesiones de rodillos y tobillos. Cada fin de semana son más y con peores consecuencias”, denuncia.

Aunque desde el Atlético Escalerillas se alegran de que otros clubes sí tengan mejoras en sus instalaciones, Rivera exige un trato igualitario para ellos: “La necesidad es inmediata y urgente. Esta instalación municipal no está en buen estado y debe ser el Ayuntamiento quien acometa la reforma”.

Una referencia deportiva atrapada en el abandono

El club, situado en el barrio Oliver, es referente en el fútbol femenino y cuenta con 50 años de historia. En este sentido, Millán subraya que son un club “integrador, con niños y niñas en prácticamente todas las nacionalidades y que ha pasado de cero a cinco equipos femeninos en apenas tres años”.

Sin embargo, la falta de inversión pública los mantiene en un segundo plano porque, además del problema del césped, tampoco cuentan con una buena red de fibra óptica.

“Nos quedamos siempre en un rinconcito, como si fuéramos pequeños, cuando somos más grandes que otros clubes con más nombre. Pero los fondos se van a la Romareda y aquí nada”, critica el presidente.

Del mismo modo, resume que están “hartos” porque no piden “lujos”, sino un campo “seguro”. “Al final, de lo que hablamos es de la salud y la dignidad de cientos de niños y niñas que solo quieren jugar al fútbol”, sostiene el presidente.

Y eso es precisamente lo que les hace a los padres y madres a entrar en las oficinas del club de manera casi diaria, ya que “piensan, como todos, que aquí no se puede entrenar ni jugar en condiciones”.

Locales y visitantes tienen miedo a que sus hijos se lesionen, tengan más heridas y deban ser atendidos en ambulancia. Por ello, según advierten desde el club, hay jóvenes que incluso han dejado de jugar por miedo a estas consecuencias.

Falta de fondos en el club

Aunque acometer la renovación del césped por parte del club podría ser una solución a priori, el presidente destaca que “no hay fondos suficientes” al contar con cuotas bajas para adaptarse a las familias humildes del barrio.

Por cada campo grande, se estima que habría que hacer una inversión de alrededor de 25.000 euros, mientras que los campos pequeños requerirían unos 12.000 euros. Esta cantidad, reducida para el Ayuntamiento e inasumible para el club, se ha recurrido al distrito, a la Junta de Oliver y al PIVO, a quienes han trasladado la urgencia de acometer esta renovación.

Por ahora, quieren continuar por esta vía de entendimiento para llegar a un acuerdo, pero, tal y como remarca Millán, no descargan movilizaciones futuras si la situación persiste.

“Hemos tenido reuniones con instalaciones deportivas y con el ayuntamiento, pero las promesas no llegan a ninguna parte. Siempre nos dicen que lo van a tener en cuenta y que lo contemplarán en los próximos presupuestos, pero nunca llega”, lamenta el presidente, quien insiste que los fondos se van a la Romareda y ellos se quedan “sin nada”.

Para Rivera, el problema está en que “también se están destinando los recursos a clubes ubicados en zonas de nueva expansión de la ciudad”. “Nosotros bajo ningún concepto queremos que estos clubes no mejoren sus instalaciones, pero entendemos que hay que identificar mejor las prioridades”, asegura.

Mientras tanto, el Atlético Escalerillas sigue esperando que las promesas se conviertan en hechos después de más de cinco años de retraso. Ante esto, el club insiste en que no pide lujos, sino un campo seguro y digno para poder seguir jugando y no poner en peligro a los cientos de jóvenes que lo utilizan cada día.