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Junto al Cantábrico y bañado por una ría: el bonito pueblo gallego que tiene los eucaliptos más altos de Europa

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El Souto da Retorta, en Viveiro, concentra ejemplares centenarios de eucalipto blanco, con alturas notables y recorrido señalizado que combina patrimonio forestal, ribera fluvial y atractivo turístico

Uno de los pueblos más bonitos de España está en Castellón: con un castillo junto al mar y un centro histórico fortificado

En la costa norte de Lugo, la villa de Viveiro se ha desarrollado junto a una ría que se adentra en el municipio y define su forma. El estuario del río Landro y el entorno litoral han condicionado tanto la vida económica como la disposición urbana de esta localidad, que combina un núcleo histórico con espacios naturales de relevancia. La relación entre mar, río y valle ha dado forma a un paisaje en el que conviven tradición marinera y elementos singulares del interior.

A pocos kilómetros del casco urbano se encuentra un enclave que ha adquirido reconocimiento por sus características únicas: el Souto da Retorta, también conocido como eucaliptal de Chavín. Este bosque, declarado Monumento Natural por la Xunta de Galicia en febrero del año 2000, reúne algunos de los eucaliptos más altos y longevos de Europa. Su situación en las orillas del Landro lo convierte en parte inseparable del marco geográfico en el que se inscribe Viveiro.

El interés del lugar no se limita al ámbito botánico o forestal. La disposición del eucaliptal junto al río, la cercanía con la ría y la proximidad inmediata al mar explican su singularidad en el conjunto de la Mariña lucense. Para quienes recorren la zona, la visita al Souto da Retorta se ha consolidado como una forma de conocer de primera mano cómo la introducción de una especie en el siglo XIX dio lugar a un paisaje que hoy forma parte del patrimonio natural gallego.

Un bosque histórico a orillas del Landro

En la parroquia de Chavín, muy cerca de la villa de Viveiro, se encuentra el Souto da Retorta, declarado Monumento Natural en febrero del año 2000. Allí crecen alrededor de 600 ejemplares de eucalipto blanco (Eucalyptus globulus), plantados entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. La intención de aquellas repoblaciones no fue ornamental, sino práctica: reforzar los márgenes del río Landro y evitar que las crecidas anegaran los terrenos bajos.

El eucalipto había llegado a Galicia unos años antes, cuando Fray Rosendo Salvado, un misionero gallego en Australia, trajo semillas de esta especie a su tierra natal. Con el tiempo, el lugar se convirtió en un eucaliptal único, donde los árboles alcanzaron dimensiones poco habituales en Europa.

Entre todos ellos sobresale el conocido como “O Avó”, plantado hacia 1880. Medía más de 67 metros de altura y tenía un perímetro de tronco de 10,5 metros en sus mejores años. Aunque ya no mantiene la vitalidad de antaño, sigue siendo el ejemplar más representativo del bosque y un símbolo para los vecinos de Viveiro.

La protección del enclave como Monumento Natural supuso su incorporación a la Red Gallega de Espacios Naturales Protegidos, lo que garantiza la conservación de los ejemplares más antiguos y limita actuaciones que puedan alterar el ecosistema. Esta catalogación ha permitido además que el bosque se incluya en itinerarios educativos y de divulgación, reforzando su condición de espacio de referencia en el ámbito forestal gallego.

Entre la ría de Viveiro y el mar Cantábrico

El Souto da Retorta se ubica a escasa distancia de la costa, a menos de 100 metros del mar en línea recta. Su emplazamiento, entre el valle del Landro y la ría de Viveiro, le da un carácter particular: un bosque fluvial que crece en un municipio marcado por su puerto y su relación con el Cantábrico. La humedad constante y la fertilidad del suelo han permitido que los eucaliptos desarrollen alturas excepcionales.

El área ocupa unas 3,2 hectáreas y está atravesada por un sendero sencillo que recorre la orilla del río. A lo largo del camino es posible observar ejemplares centenarios, muchos de ellos por encima de los 60 metros de altura, que han convertido este rincón en un referente natural de la Mariña lucense.

La cercanía con la ría y con el propio casco urbano de Viveiro facilita la visita. No es necesario un equipamiento especial y la ruta está señalizada, lo que hace que tanto vecinos como turistas se acerquen con frecuencia. El eucaliptal se ha integrado en la identidad de la villa, junto a su tradición marinera y su patrimonio histórico.

De esta manera, el eucaliptal no solo tiene un valor propio, sino que complementa la oferta de Viveiro, que combina mar, patrimonio histórico y espacios protegidos. Esta integración ha favorecido que el bosque sea conocido más allá del ámbito local y figure en guías de viaje de Galicia como uno de los puntos de interés de la Mariña lucense.