Moreno sale limpio del barro de la DANA: cómo la gestión del temporal en Andalucía hundió a Mazón y salvó al PP
El presidente andaluz se ha servido de todas las lecciones aprendidas en la tragedia de Valencia, reforzando la prevención y la coordinación con el Gobierno central ante una DANA que se ha saldado sin víctimas mortales
Málaga evita el caos y supera el paso de la DANA sin víctimas mortales ni desbordamientos en la capital
El pasado 29 de octubre, una DANA sin precedentes se desplomó sobre Valencia, causando más de 200 muertos, docenas de desaparecidos, 950.000 afectados y daños devastadores en viviendas, vehículos y vías públicas. La Generalitat (PP) y el Gobierno (PSOE-Sumar) se culpan mutuamente de falta de prevención, demora en la reacción y fallos en los sistemas de alerta.
Ese mismo día, en Málaga, la AEMET activó el aviso rojo por fuertes lluvias a las 12.18 de la mañana y una hora antes, a las 11.09, el Gobierno andaluz activó la situación operativa 1 de Protección Civil. Aquel día, no había un coordinador de Emergencias en Málaga al frente del dispositivo para seguir la evolución del temporal, porque el puesto -dependiente de la Delegación del Gobierno andaluz en esta provincia- llevaba vacante y sin sustituir desde hacía meses, desde que se jubiló el anterior.
El temporal del día 29 de octubre en Málaga provocó cuantiosos daños en el entorno del cauce del río Guadalhorce a su paso por los municipios de Pizarra, Álora y Cártama, pero no hubo víctimas mortales. Quizá, de haber provocado consecuencias más nefastas, el hecho de que en ese momento el puesto de coordinador de Emergencias en Málaga estuviera vacante se habría convertido en un conflicto político de primer nivel. Como está ocurriendo en Valencia.
La Junta de Andalucía considera “importantísimo” este cargo, porque “cada vez que se activa el Plan de Emergencias en Andalucía, tiene que haber un delegado responsable en cada provincia que sirva de enlace con el Gobierno y coordine el mando sobre el terreno”.
Entre sus funciones está gestionar todas las actividades relacionadas con la seguridad pública, la respuesta ante desastres y la protección civil. En aquella alerta roja, como en la DANA que ha vuelto a Málaga esta semana, el puesto seguía vacante, pero en primera línea estaba el consejero de la Presidencia, Antonio Sanz, que coordinó personalmente el dispositivo del 112.
El uniforme de Antonio Sanz
A Sanz se le reconoce, incluso sus rivales políticos, una especial inclinación a tomarse estas cosas en serio. El veterano dirigente del PP fue delegado del Gobierno en Andalucía en la última etapa de Mariano Rajoy, y ya entonces se distinguió por escuchar a los altos mandos de la Policía, de Protección Civil, de Emergencias, del Infoca.
“Le gusta meterse en los charcos, estar en los puestos de mando avanzado”, dice de él un compañero de Gobierno, que recuerda cómo, siendo viceconsejero de Presidencia en el mandato anterior, salió disparado en dirección al fuego cuando se estaba quemando la ladera de una sierra de Málaga, en plena campaña electoral.
“Antonio le dice al presidente que hay que comprar teléfonos satélites por si ocurre una catástrofe meteorológica, para no quedarnos incomunicados [como ocurrió en Valencia], y el presidente le hace caso”, bromea otra fuente del Palacio de San Telmo.
Una de las preguntas que ha revoloteado en el Parlamento andaluz esta semana, bajo la amenaza de otra tragedia climática en cinco de las ocho provincias andaluzas, es qué hubiera pasado en Málaga el miércoles si la DANA hubiera llegado sin el precedente reciente y salvaje de la catástrofe de Valencia, dos semanas antes.
Lecciones aprendidas de Valencia
Todo lo que no hizo Carlos Mazón, presidente de la Generalitat y, por tanto, principal responsable de gestionar la catástrofe, es lo que había previsto esta semana el Ejecutivo andaluz de su compañero de partido, Juan Manuel Moreno.
La tragedia de Valencia ha servido de aprendizaje acelerado para Moreno, pero en Andalucía ya había una predisposición natural a “tomarse estas cosas en serio”.
Es la comunidad más extensa y poblada del país, que ha tenido que lidiar en el pasado con crisis climáticas de primer nivel, sobre todo los incendios en verano, en etapas prolongadas de sequía que, hace pocos años, pusieron en peligro el Parque Nacional de Doñana. En la gestión de los fuegos, que se previenen siete meses antes de que salte la primera chispa, se ha cimentado la coordinación que existe entre la AEMET -el Gobierno- y la Junta de Andalucía.
Desde la Agencia Meteorológica reconocen que el caos entre administraciones que ha rodeado la tragedia de Valencia, la falta de previsión y de reacción, y el desnortamiento del Gobierno autonómico es inimaginable en Andalucía. “Aquí aprendimos del fuego cómo coordinarnos y movilizarnos ante otras catástrofes”, advierten.
La DANA en Málaga se ha saldado con cero víctimas mortales. En el primer azote del temporal murió un hombre de un infarto al ser rescatado, y se consideró “víctima indirecta” de aquellas lluvias torrenciales.
Ante las inundaciones que anegaron la capital malagueña el pasado miércoles, y previamente municipios de esta provincia, de Almería y de Granada, la Junta estuvo desde el principio en coordinación permanente con el Gobierno central y con los alcaldes de los municipios más afectados.
En Valencia, los alcaldes de los pueblos arrasados por la DANA tuvieron que tomar decisiones por su cuenta que correspondían competencialmente a la Generalitat, como el cierre de las escuelas.
Moreno salió pitando la tarde noche del miércoles del Parlamento andaluz, donde se celebraba el debate de Presupuestos para meterse de lleno en el fango de la DANA que acababa de inundar Málaga, obligando a evacuar a 3.000 personas y mil viviendas en las orillas del Guadalhorce.
Moreno, un clavo ardiendo para el PP
El presidente andaluz ha salido limpio del barro político de la DANA y eso ha tenido dos lecturas internas: la primera es que un presidente autonómico podía gestionar una catástrofe natural, de la mano del Gobierno central, sin incurrir en la ristra de errores que ha cometido Mazón.
En ese sentido, el ejemplo de Moreno hunde más en el fango a su compañero. La segunda lectura es que el PP de Alberto Núñez Feijóo, salpicado por la gestión del valenciano, ha podido sacar brillo al barro de la gestión del andaluz. Las críticas a Mazón se han extrapolado a todo el PP, señalándolo como un partido “negacionista climático” o ligado a otro partido, Vox, con el que hasta hace unos meses compartía Gobierno, y cuyo alegato en defensa de la “soberanía alimentaria” suele confrontar con las políticas medioambientales y la agenda 2030.
El presidente de la Junta lo vio claro desde el principio, por eso estos días, su equipo ha desplegado un plan de prevención rotundo, ordenando el cierre de escuelas en Sevilla, Cádiz y Huelva, cuando la DANA estaba en Málaga y aún no se sabía qué dirección tomaría.
En la noche del miércoles, Moreno salió en Canal Sur Televisión, vestido con el anorak del servicio de Emergencias 112, para pedir precaución a los andaluces, que se quedaran en casa, y disculpas por el fastidio de dejar a los niños sin escuela.
“Más vale prevenir que curar”, dijo Moreno desplazado ya al Centro de Coordinación de Emergencias 112 de Málaga. Horas antes, se había ido sin siquiera votar de uno de los debates más importantes del año, el primero en la tramitación de los Presupuestos Autonómicos para 2025, con casi 49.000 millones de euros.
El presidente de la Junta se lo podía permitir. Cuenta con una mayoría absoluta de 58 diputados del PP y la connivencia de Vox, que sumaron sus votos para tumbar las tres enmiendas a la totalidad presentadas por el PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía.
Pasadas las siete de la tarde, cuando el aviso de AEMET por fuertes lluvias era todavía naranja en la provincia de Málaga, un miembro de la Agencia Estatal de Meteorología habló con Moreno para advertirle de que iban a elevar el nivel de aviso a rojo en la capital malagueña, Axarquía, Costa del Sol y Guadalhorce, porque se preveía una DANA mayor de madrugada, hasta las ocho de la mañana.
Abandonar el Parlamento andaluz
El dirigente popular, pegado al móvil, habló con el presidente de la Cámara, Jesús Aguirre, en mitad del debate presupuestario. Durante la mañana y primeras horas de la tarde, la DANA había inundado el centro de Málaga, anegado hospitales, suspendido líneas de trenes, cerrado el Metro y obligado a evacuar a casi 4.000 vecinos de mil viviendas en las orillas del Guadalhorce, que bajaba desbordado y a una velocidad fortísima.
Moreno debía someterse a las preguntas de la oposición al día siguiente, jueves, en la sesión de control al Gobierno que tiene lugar a partir de las 12 horas.
El presidente pidió adelantarla a las nueve de la mañana, para poder marcharse de inmediato a Málaga y supervisar personalmente el dispositivo de emergencia por la DANA. Pero la evolución del temporal ese miércoles le obligó a acelerar su salida y se marchó sin participar siquiera en la votación de presupuestos (confiado en que no corrían peligro).
La suspensión de la sesión de control al presidente en el Parlamento andaluz no es habitual, y la oposición de izquierdas estaba deseando atizarle con la causa judicial que azota a su Gobierno, por un posible delito de prevaricación en los contratos a dedo del Servicio Andaluz de Salud (SAS) a clínicas privadas.
La “espantada” de Moreno hizo que algunos socialistas, en privado, acusaran al presidente de la Cámara de permitir una “cacicada”. Pero nadie se lo reprochó enérgicamente en público.
El apoyo de la oposición
El secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, escribió un tuit de respaldo a su rival, mientras éste iba camino de Málaga para pilotar el dispositivo de emergencias contra la DANA. “Nuestro agradecimiento, de corazón, al infatigable esfuerzo de los implicados en las tareas de emergencia y nuestro apoyo al Gobierno andaluz y de España en la gestión de esta crisis DANA. Estamos para ayudar en lo que pueda hacer falta”, escribió Espadas.
Únicamente el portavoz de Vox en la Cámara, Manuel Gavira, hizo una referencia durante su intervención en el debate presupuestario: “Me parece bien que se vaya a Málaga, siempre que no vaya a hacer turismo de la catástrofe”.
La ultraderecha ha dejado en el diario de sesiones del Parlamento un sinfín de manifestaciones negacionistas, sobre todo cuando impulsaron la ley para amnistiar regadíos ilegales en Doñana, una iniciativa a la que se sumó el PP, aunque finalmente fue abortada por el Gobierno central.
Vox no ha encontrado su sitio en esta crisis climática. De hecho, en el primer Pleno celebrado en el Parlamento andaluz tras la tragedia de Valencia, Gavira sorprendió incluso a sus compañeros de bancada al decir: “Vox no niega el cambio climático”. “Bienvenidos sean”, le respondió, irónico, Moreno.
En líneas generales, el clima político en Andalucía dista mucho de la hipertrofia belicista que se escucha a diario en Madrid. Aquí, de hecho, se pelean más por las réplicas de la contienda nacional -ley de amnistía, financiación singular, liberación de presos de ETA, etc- que por cuestiones domésticas. La mayoría absoluta del PP domina la agenda política y mediática. Pero también es cierto que la DANA de Valencia ha propiciado otra imagen de la política en Andalucía.
En el entorno del presidente Moreno, desde el minuto uno, aseguraban que Mazón había errado por falta de prevención, de experiencia, de maniobra ante una emergencia de ese calibre.
La Junta de Andalucía suscribió el planteamiento de Feijóo: “Yo habría declarado la situación de alerta 3 de emergencia y habría pedido la asistencia del Gobierno de España y de la UME desde el minuto uno”, admiten fuentes del Palacio de San Telmo.
Una vez ha pasado la DANA de largo, con destrozos notables, pero sin víctimas mortales, empieza a salir a flote un profuso álbum de fotografías oficiales del presidente Moreno, con los pies y el anorak embarrados, paseando por las calles y los municipios afectados. Escuchando con rostro preocupado a los mandos del 112, sonriendo a los vecinos, con un pie sobre una excavadora que achica el fango… un perfil institucional que brilla más cuando sale el sol e ilumina el barro amarillo que ha dejado atrás la tragedia.