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A Cristina Fernández de Kirchner le sale un inesperado rival en la lucha por liderar el peronismo: su antigua mano derecha

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La expresidenta de Argentina se postula por primera vez como candidata a presidir el Partido Justicialista en medio de tensiones con el popular gobernador Axel Kicillof, a quien le reprocha no respaldarla y que se perfila como presidenciable para 2027

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Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof se dirigieron un saludo frío en el acto por el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo. “No hablaban entre ellos, parecían unos chicos”, diría después la presidenta de la organización, Estela de Carlotto, quien se sentó entre la exmandataria argentina y el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires. 

Como telón de fondo de esa imagen está el enigma por el liderazgo en el movimiento peronista, principal fuerza opositora al Gobierno del ultraderechista Javier Milei. A un año de las elecciones legislativas en Argentina, la interna hoy se dirime por la jefatura del Partido Justicialista (PJ) a nivel nacional. Cristina Kirchner, quien en distintas posiciones ha estado a cargo del timón en los últimos 20 años, se presenta por primera vez como candidata a presidir el PJ.

Más que una interna

Cristina Kirchner se postula a la interna del 17 de noviembre contra el gobernador de La Rioja –al noroeste del país– Ricardo Quintela, en un clima enrarecido. Axel Kicillof, antiguo discípulo leal, su otrora ministro de Economía, no le ha brindado su apoyo públicamente, algo que la expresidenta consideró una traición. Lo llegó a comparar con Poncio Pilato, quien habilitó, según la Biblia, la crucifixión de Jesús y luego se lavó las manos. “Los Poncio Pilatos y los Judas en el peronismo no van más”, lanzó la expresidenta y acusó a Kicillof de avalar la candatura de Quintela. “El que tiene que hablar con Quintela es Axel, que es el que lo apoya. Son sus ministros los que están buscando avales para él”. 

El gobernador bonaerense, un popular peronista de izquierda, marcó distancia y señaló en la red social X: “Quintela no es mi candidato, es un gobernador y un dirigente que viene enfrentando, con un coraje que no abunda, las políticas de Milei desde una provincia alejada de los medios y las redes porteñas. Es un error pensar que se trata de un dirigente al que yo 'subo o bajo', pero sobre todo es un gran error atacarlo. La lógica del sometido o traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados”.

Facundo Cruz, consultor y analista político, señala a elDiario.es lo sorprendente de la postulación de la expresidenta al Partido Justicialista. “Cristina Fernández de Kirchner busca ser la gran decisora del PJ para las próximas elecciones (medio término de 2025 y presidenciales de 2027) y es sorpresivo que se postule a presidir el partido, ya que en el pasado nunca buscó recostarse en el PJ. Néstor Kirchner rehuyó también, pero luego sí se postuló al PJ y logró los consensos. Incluso cuando el Frente de Todos perdió en 2015 (elecciones legislativas) ella representaba a espacios kirchneristas”.

Para Paola Zuban, politóloga y directora de la consultora Zuban Córdoba, las elecciones internas son bienvenidas porque delimitan la disputa por tener la última palabra a la hora de decidir candidaturas legislativas y el futuro candidato presidencial.  “Es muy saludable que se celebren elecciones internas, que legitiman a quien gana y quien va a ganar es Cristina Fernández de Kirchner: según los números de mis colegas, tiene un apoyo entre los afiliados peronistas de 70 a 30 (para Quintela). Eso la legitima, le va a dar autoridad para ordenar el espacio. En la sociedad argentina la imagen positiva de Cristina oscila entre 30 y 40 puntos, siendo en la provincia de Buenos Aires superior que en el resto del país, y dependiendo los contextos electorales”.

Sin embargo, la interna se podría resolver, al final, en el escritorio de la jueza María Servini. Quintela reveló este domingo los intentos de la lista de la exmandataria para suspender las elecciones del PJ. El gobernador riojano contó que recibió llamados para convencerlo de aceptar una fórmula de unidad. La decisión de la Junta Electoral del PJ de oficializar sólo la candidatura de Fernández de Kirchner y no la de Quintela, por supuestas irregularidades en los avales, ha llevado a que el gobernador de La Rioja amenazara con recurrir a la justicia.

En el intento de Cristina Fernández por ser la ordenadora del espacio surge la tensión con Axel Kicillof. Una disputa sobre quién ejerce el liderazgo. “Axel creció bajo la figura de Cristina Fernández de Kirchner, pero fue ascendiendo para ir posicionándose como una figura nacional. Fue reelecto gobernador de la provincia de Buenos Aires, es previsible que quiera saltar a la búsqueda presidencial en 2027”, afirma Cruz a elDiario.es. 

La Cámpora y Máximo

La frialdad con la que se tratan Cristina Fernández de Kirchner y Kicillof es parte de las desavenencias en el interior del movimiento. “Ojalá las elecciones internas sirvan para unificar al peronismo, un peronismo muy porteñocéntrico supeditado a las tensiones y necesidades del AMBA (área metropolitana de Buenos Aires); quedaron peronismos provinciales aislados con improntas más locales, que no responden al partido. El único peronismo orgánico es el de Formosa y Tierra del Fuego, el resto son peronismos algunos dialoguistas con Milei, otros con características locales o que intentaron desprenderse del kirchnerismo”, señala Zuban. El peronismo kirchnerista gobierna en cuatro de las 23 provincias argentinas –Buenos Aires, La Rioja, La Pampa y Formosa, a las que se suma Santiago del Estero, radical y aliado– y cuenta con primeras minorías en las dos cámaras del Congreso.

Cristina Fernández de Kirchner y su hijo Máximo Kirchner, diputado y líder de La Cámpora, se respaldan el uno al otro en sus acciones políticas. La Cámpora, agrupación que nació hace 18 años y pisa fuerte en la provincia de Buenos Aires, donde tiene 12 municipios, es el espacio más leal a Cristina y Kicillof nunca fue un orgánico puro. Las tensiones entre Máximo y Kicillof se han evidenciado por la asignación de cargos en la provincia más grande de Argentina.

En 2021, durante el Gobierno de Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner, el conflicto se explicitó con la entrega de buena parte de la administración bonaerense a Martín Insaurralde (fue nombrado ministro coordinador del Gobierno provincial), en detrimento del círculo más próximo al gobernador Kicillof. Un escándalo que involucró a Insaurralde en un viaje de lujo en Marbella hace un año llevó a Kicillof, en su nueva gestión, a preservar a su núcleo duro en los ministerios clave y poner diques de contención a La Cámpora, a expensas de tensionar la relación con su exjefa. 

La mirada en 2027

“Una máxima en política dice que para ganarle al rey hay que matar al rey”, sostiene Zuban y agrega: “Cristina Fernández de Kirchner lo sabe: para que Axel sea presidenciable tiene que desmarcarse del kirchnerismo, es un camino natural que va a tener que seguir de cara a 2027. No creo que la disputa entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof dure demasiado tiempo”. La experta brinda datos sobre la aprobación del gobernador: “Según un informe que presentamos el domingo pasado, Axel Kicillof tiene una aprobación a nivel nacional del 48% y una desaprobación del 50,5% y, comparado con diciembre, creció la imagen positiva (tenía 59% de desaprobación y 39% de aprobación)”.

El consultor Cruz sostiene que el proceso de renovación en el peronismo muestra dificultades. “Cristina Fernández de Kirchner ha sido siempre candidata en los últimos 20 años y su presencia puede verse como un freno al ascenso de nuevos liderazgos. Desde el retorno de la democracia, en 1983, los ciclos fueron de 20 años. En 2001 se jubiló la generación política que hizo la transición y asumió una que reconstruyó el Estado argentino. A esta generación política que le están llegando los 20 años, la sociedad le está pidiendo caras nuevas, pero no termina de darse ese cambio. No solo Cristina Fernández de Kirchner no se retira, no se jubila, está activa. Al peronismo le cuesta la renovación”.

A todo esto, la postulación de Cristina Fernández de Kirchner a dirigir el PJ se dará días después de que la Cámara Federal de Casación convalide o no la condena a seis años de prisión que emitió contra ella el Tribunal Oral Federal en una causa por corrupción en una obra pública. El fallo incluye un dato significativo: la prohibición a perpetuidad de ocupar cargos públicos. 

El peronismo, bajo la presidencia de Alberto Fernández, viene de experimentar la derrota electoral con Javier Milei, quien llegó a la presidencia en diciembre pasado. La candidata a presidir el PJ, siendo vicepresidenta en el Ejecutivo de Fernández, hizo públicos sus cuestionamientos al rumbo económico, sobre todo, después de la derrota legislativa de 2021 y las negociaciones de un acuerdo con el FMI por el préstamo otorgado al conservador Mauricio Macri.

¿Un déjà vu?

La anhelada unidad de todos los sectores del peronismo, clave para enfrentarse a la motosierra del ultraderechista Milei, se enfrenta a un interrogante: ¿podría Cristina Fernández de Kirchner repetir con Kicillof su rivalidad con Fernández?

“Yo no pensaría en términos de lo que sucedió con Alberto Fernández –afirma Zuban–, ya que éste no tenía posicionamiento en la opinión pública hasta que Cristina Fernández de Kirchner lo presentó como candidato presidencial. Axel Kicillof tiene base electoral propia por ser gobernador, y por tener otra edad representa la renovación dentro del peronismo, siempre y cuando logre redefinir una identidad despojada de una identidad kirchnerista-camporista. Hay que ver cómo Kicillof maniobra ante La Cámpora, que siempre busca su espacio de manejo de poder, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde tiene mayor presencia territorial. En el resto es marginal”.

El analista político Cruz señala que Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner comparten lo ideológico, pero la cuestión es el liderazgo. “Kicillof cree que es su momento y ve de fondo una construcción más amplia y transversal. Todo dependerá de si Axel decide o no confrontar con Cristina Fernández de Kirchner y diferenciarse. La memoria de Alberto Fernández está muy fresca, y se teme que se vaya en un camino hacia una configuración similar. A Axel le piden que salga a desmarcarse y no se convierta en un nuevo Alberto”. 

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo reconoció que actuó de mediadora para que Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner participaran este miércoles en la celebración de Abuelas en la ciudad de La Plata. Echando un manto de piedad, Estela de Carlotto dijo: “No son enemigos, estamos en el mismo país y los dos son personas extraordinarias”.