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¿Cuántos errejones hay en política?

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Estar al lado de las víctimas de Errejón es dejar de lado los intereses partidistas y revanchistas, que no dejan de ser los mismos intereses que tiene el machismo, poder, fidelidad y sometimiento

Al lado de las mujeres víctimas de las violencias machistas no están necesariamente quienes alzan ahora su voz pública y dicen estarlo y apoyarlas. Al lado de las mujeres víctimas del machismo están quienes no dudan de su relato, quienes no las instrumentalizan en la partida política, quienes no preguntan por qué no denunciaron. A su lado están quienes las escuchan y las respetan, les dan credibilidad y las cogen de la mano. Eso es lo que ha hecho Cristina Fallarás y eso es lo que hacen los feminismos. Se llama acuerpar.

Pudiera parecer que algo hemos avanzado como sociedad al escuchar tantas declaraciones de apoyo y solidaridad a las mujeres que han tenido la desgracia de que Errejón se cruzara en su camino para agredirlas y humillarlas. Sin embargo, queda la duda de si parte de esos apoyos son reales o simplemente son parte de una escenografía de solidaridad vacía a la que le falta un análisis reflexivo y preocupado por cuántos errejones hay en sus formaciones políticas. El caso Errejón no es un caso aislado ni en la política, ni en la cultura, ni en las universidades, ni en las fábricas, ni en las redacciones, ni en las ONG, ni en los sindicatos, ni en los movimientos sociales, ni en las asociaciones de caridad…

Ahora que el caso Errejón ha saltado en política, estar al lado de las víctimas es no ponerse de perfil y entonar el mea culpa. Es asumir responsabilidades. Es garantizar que esto no vuelva a pasar. Es dejar de encubrir a esos otros errejones que hay en todas las formaciones políticas de izquierdas y derechas. Es hacer que los partidos políticos sean espacios seguros para las mujeres que militan en ellos o se acercan a ellos. Es no poner a negociar silencio por impunidad. Es dar a conocer qué medidas se toman o han tomado cuando los hombres de cualquiera de los partidos han tenido o tienen conductas violentas hacia las mujeres, pero también cuando desde una posición de poder se ha sometido a otra persona dañándola. 

Estar al lado de las víctimas es dejar de negar que la violencia machista existe en los espacios que habitamos, dejar de pensar y decir que es cosa de otros, dejar de pactar con la extrema derecha que cierra espacios de igualdad y puntos violeta, es dejar de respaldar a gobernantes que reducen los presupuestos de la lucha contra la violencia de género. Estar al lado de las víctimas es también educar en igualdad, y en una sexualidad sana y diversa. Las formaciones políticas de derechas que dicen estar al lado de las víctimas de Errejón, que tomen nota y adopten medidas, ¿o acaso ellos están por encima del machismo? Del feminismo ya sabemos que están por encima, pero ante el machismo, ¿cuáles son sus protocolos internos y planes contra el acoso?

“La diferencia entre un partido de derechas y de izquierdas no está en el número de machistas, sino en el de feministas”. La frase es de Miguel Lorente y apunta a una dirección que es importante mirar en este momento y que desmonta la teoría de quienes se empeñan en decir que el feminismo es “ideología de género”, si bien haría una pequeña matización. Machistas hay en la derecha y en la izquierda, en las empresas y en los sindicatos, en las universidades públicas y en las privadas… Lo que marca la diferencia ante la impunidad de la violencia machista en ese espacio no es la ideología sino los feminismos, la defensa de los derechos de las mujeres desde la interseccionalidad y hasta las últimas consecuencias. Ni siquiera, y este el pequeño apunte que le hago al admirado Miguel Lorente, el que haya más o menos feministas en una formación política evita la impunidad que pueda existir cuando la estructura es machista y el sistema también, y la política y los partidos lo son.

Son los feminismos, esos que son movimiento social y no están en las instituciones ni en los partidos ni en las academias los que nos señalan el camino. Llevan décadas estando al lado de las mujeres que sufren las violencias machistas: siendo comadres, colectiva, compañeras, amigas, hermanas… escuchando y creyendo su relato, denuncien o no. Estar al lado de las víctimas de Errejón es dejar de lado los intereses partidistas y revanchistas, que no dejan de ser los mismos intereses que tiene el machismo, poder, fidelidad y sometimiento. Estar al lado de las mujeres supervivientes de las violencias machistas es darnos cuenta de nuestros propios eufemismos, es reconocer, desaprender y asumir una responsabilidad colectiva para cantar juntas la canción de las Tesis: “la culpa no era mía (tuya), ni dónde estaba(s), ni cómo vestía(s). El violador eras tú (él)”.