Mundos íntimos. Sedentaria, a los 55 me anoté en el gym y (¡de no creer!) lo disfruto: mi cuerpo cambió y es mucho más ágil.
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Algo nuevo. No sabe si el puntapié fue el cáncer o una vez que le costó levantarse estando de cuclillas. Pero de una u otra forma inició una transformación que nunca pensó que iba a vivir.