¿Fantasmas en el Hospital de Riotinto? Testimonios inquietantes desde Huelva
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El Hospital General de Riotinto, en Huelva, es un centro de referencia para toda la comarca minera desde que abriera sus puertas en el año 1984. Sustituyó al histórico Hospital Minero, ligado durante décadas a la vida y al sufrimiento de los trabajadores de la zona. Desde entonces, además de su actividad médica, el edificio ha acumulado un sinfín de testimonios que lo ubican en el centro de una narrativa aterradora como es la supuesta presencia de un fantasma que se manifiesta en sus instalaciones. No son pocos los que aseguran haber sentido algo extraño. Tanto pacientes como personal sanitario afirman haber vivido experiencias difíciles de explicar, vinculadas a lo que expertos en lo paranormal llaman una «huella psíquica», es decir, a la energía residual que dejarían los sucesos traumáticos en un lugar y que se manifestaría con fenómenos inexplicables. Uno de los casos más llamativos tuvo como protagonista a una auxiliar de enfermería que trabajaba en el turno de noche. Aquella jornada, tras doblar turno debido a unas intervenciones quirúrgicas extraordinarias, la joven buscaba un momento para descansar junto a una enfermera. Eran alrededor de la una de la madrugada cuando ambas se dirigieron a las dependencias del hospital de día, un área cerrada desde las tres de la tarde y sin movimiento de pacientes hasta la mañana siguiente. Eligieron una de las habitaciones, equipada con varios sillones y una cama. La enfermera se tumbó en los sillones mientras la auxiliar ocupó la cama. A la derecha quedaba un baño; a la izquierda, una ventana con la persiana bajada. Tras apagar la luz, apenas pasaron unos minutos antes de que comenzara la inquietud. Según relató después, la auxiliar sintió como si alguien más se hubiera acostado junto a ella. Notó una respiración entrecortada, angustiada, y fue invadida por una sensación de tristeza y de mucha opresión en el pecho. Alarmada, se incorporó y, en ese preciso instante, ocurrió lo insólito: el tubo fluorescente de la habitación estalló, llenando el espacio de cristales. Acto seguido, el grifo del baño se comenzó a abrir y cerrar a toda presión, como si una fuerza invisible lo hubiera manipulado. El miedo se apoderó de ambas trabajadoras. La enfermera, presa del pánico, repetía una y otra vez: «¡Otra vez ha sucedido! ¡Otra vez pasa!». Era la señal de que aquel no era un episodio aislado, sino parte de una serie de experiencias silenciadas dentro del centro hospitalario. «El nerviosismo fue total. No había nadie más en la zona ni era posible que alguien hubiera provocado aquello», relató la auxiliar. Cerró el grifo con esfuerzo y llamó al servicio de mantenimiento. Pero los técnicos no pudieron dar una explicación lógica pues no se había producido cortocircuito alguno ni sobrecarga eléctrica, y la luz de la habitación estaba apagada en el momento de la explosión del fluorescente. «Notábamos una presencia, un malestar constante, pero nada como lo que ocurrió aquella noche», recordaba. Otras compañeras, según los testimonios recabados, también hablaban de esa «presencia incómoda» que parecía recorrer los pasillos en determinadas horas. Los investigadores concluyeron que se trataba de un fenómeno que absorbía la energía y se vinculaba a esa sala en particular. La teoría más repetida era la de la «huella psíquica», que es un tipo de carga energética que se alimenta de las emociones intensas vividas en un espacio. En la misma planta donde sucedieron los hechos se encuentran los servicios de Medicina Interna, Traumatología y Cirugía. Curiosamente, en esas áreas nunca se informó de fenómenos similares. Sin embargo, la habitación del hospital de día en cuestión tenía un historial especial. Décadas atrás, allí se atendía a personas con graves problemas respiratorios , muchos de ellos mineros afectados por enfermedades pulmonares que provocaban asfixia. Los trabajadores de la cuenca minera de Riotinto sufrieron a lo largo del tiempo condiciones extremas que marcaron la vida de generaciones. El polvo, los gases tóxicos y las largas jornadas en galerías subterráneas pasaban factura. Muchos murieron con la angustia de no poder respirar. Esa experiencia, según quienes defienden la teoría paranormal, habría quedado impregnada en las paredes del hospital. La supuesta presencia fue descrita como la de alguien que parecía «asfixiarse», como si reviviera una y otra vez la sensación de falta de aire . Los expertos en fenómenos paranormales sostienen que la energía emocional extrema, tales como el miedo, el dolor o la desesperación, puede dejar una impronta difícil de borrar en determinados lugares. En la actualidad, el Hospital General de Riotinto funciona con normalidad y no se habla públicamente de sucesos extraños. El personal, si los percibe, guarda silencio o evita mencionarlos, quizá para no alimentar rumores ni dar pie a la superstición. Sin embargo, la memoria histórica del pueblo sigue recordando aquel caso que trascendió entre pasillos y que se suma a la larga lista de relatos paranormales en hospitales de todo el mundo. Los testimonios, aunque imposibles de comprobar científicamente, revelan un aspecto humano innegable : la manera en que el dolor y la historia de un lugar pueden generar narrativas que trascienden lo tangible. ¿Son proyecciones de la mente cansada de quienes trabajan en condiciones exigentes? ¿O realmente algo quedó atrapado en los muros del hospital de Río Tinto? Lo cierto es que, casi cuatro décadas después de su inauguración, el centro hospitalario mantiene una leyenda que va más allá de su labor sanitaria. Una sombra invisible recorre sus pasillos y salas, recordando que, en ocasiones, la frontera entre lo real y lo inexplicable se vuelve tan delgada como inquietante. *Si tienes una experiencia paranormal o has sido testigo de un fenómeno inexplicable, escríbeme a contacto@josemanuelgarcíabautista.net