Tres eran tres
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Se explicaba en los albores de la autonomía por qué los trabajadores (¿?) de la primera generación de chupatintas de la Junta, cuya productividad no era –ni es– lo que se dice colosal, eran todos ateos: «Es inconcebible que exista una vida mejor». El chascarrillo podría ampliarse hoy al ejército de asesores que pastan del erario alrededor de cada cargo o carguito, esos 'portaborse' que retrató una legendaria película protagonizada por Nanni Moretti, pero también a las parejas sin hijos que campan –campamos– en el edén de tranquilidad y holgura financiera del que han sido expulsados las víctimas de la mayor estafa global de la posmodernidad: la (muy mal) llamada conciliación familiar. El 'baby sitting' de tres sobrinos durante unos... Ver Más