Dónde comer en Los Bermejales: los mejores bares y restaurantes
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Si lo que buscas son sitios para comer en Los Bermejales, este barrio sevillano se ha convertido en una de las zonas más animadas para disfrutar de la gastronomía sin salir del sur de la ciudad. Situado junto al estadio Benito Villamarín , Los Bermejales ha pasado de ser un barrio tranquilo a consolidarse como uno de los polos hosteleros más atractivos de Sevilla. Aquí conviven bares de toda la vida con locales de nueva apertura, propuestas creativas con tapeo clásico y restaurantes que han sabido conquistar tanto a los vecinos como a quienes llegan desde otros puntos de la ciudad para descubrir qué se cuece en estas calles. Salir a t apear en Los Bermejales ya es un plan en sí mismo. Basta con dar un paseo por sus avenidas para encontrar desayunos generosos, almuerzos de cuchara, tapas desenfadadas o cenas más elaboradas en ambientes que van desde lo familiar hasta lo más cosmopolita. La oferta se ha diversificado en los últimos años y el barrio ha logrado situarse en el mapa gastronómico de Sevilla gracias a esa mezcla equilibrada de tradición y novedad. Uno de los encantos de la zona es precisamente esa dualidad: bares donde pedir una ensaladilla, un serranito o unas croquetas caseras que saben a siempre ; y, a pocos metros, locales que apuestan por ceviches, baos, carnes maduradas o vinos naturales. Esa amplitud convierte al barrio en un destino gastronómico versátil, capaz de contentar tanto a quienes buscan el tapeo clásico como a los que prefieren experiencias más innovadoras. En esta guía hemos reunido algunos de los bares y restaurantes que han encandilado a nuestro editor y crítico, Álvaro Salinero , lugares que ya forman parte de la vida cotidiana de Los Bermejales y que merecen estar en tu lista de próximas paradas. En 2020, los hosteleros sevillanos Manuel González y Juan Iglesias dieron forma a Infanta, un bar que combina el alma del local de barrio con la esencia de una taberna. El interior conserva detalles que hablan de tradición —barriles de vino, cuchillos jamoneros antiguos o una cañera de manzanilla— y permite ver la cocina desde el salón. Además, el local cuenta con terraza, lo que lo convierte en un punto de encuentro muy animado en Los Bermejales. Su propuesta se centra en la cocina tradicional bien hecha, con una carta pensada para compartir y basada en el producto, donde es fácil pasar de un pescado frito a un buen guiso de cuchara, de unas carnes a la parrilla a un tapeo más ligero, siempre con materia prima de calidad. La oferta se completa con una selección de vinos cuidada, ideal para acompañar tanto las comidas como los desayunos , otra de sus especialidades más conocidas en el barrio. Mudejar Gastrobar es uno de esos secretos bien guardados de Los Bermejales. Tras una fachada discreta se esconde un salón amplio y luminoso, con jardín incluido, donde la familia Moral —con raíces en la histórica Casa Moral de Los Palacios— da forma a un proyecto muy personal. Salvador se encarga de la cocina, su mujer de la sala y uno de sus hijos maneja la barra como si hubiera nacido tras ella. Entre los imprescindibles, las papas bravas Mudéjar, con doble salsa picante o la ensaladilla con pulpo al pimentón. No faltan clásicos como croquetas, salmorejo, huevos rotos o carnes a la parrilla, con especial mención a las costillas BBQ y al pulpo a la brasa. También sorprende su sección de pizzas artesanas. Cocina con raíces, ambiente familiar y sabor de fondo. Abren desde el desayuno y ofrecen menús del día entre semana. Abierto en 2018 por Miguel Corbacho y Sergio Rollán, este restaurante de Los Bermejales se ha ganado un hueco con su concepto dinámico: cada semana hay propuestas fuera de carta que se suman a una oferta basada en medias raciones y platos pensados para compartir. La cocina apuesta por la innovación sin estridencias, con fusiones que convencen, como las croquetas de cordero con praliné de pistacho, los brioches de pringá o solomillo al whisky, o los raviolis de retinta con queso payoyo. Todo ello acompañado por una bodega que presta especial atención a los vinos andaluces. En la avenida de Alemania, Cervecería La Tiza se ha convertido en un punto de encuentro imprescindible en Los Bermejales. Famosa por sus caracoles —ganadores del último concurso de GURMÉ— y por su soleada terraza, esta cervecería combina el ambiente familiar con una carta casera y tradicional . Al frente está Martín Marcos, que cambió el sector de la telefonía por la hostelería y lleva ya siete años tras la barra, siempre atento y cercano con la clientela. En la cocina manda su mujer, Marta Borrero, y juntos han convertido La Tiza en un clásico del barrio donde el cerveceo se disfruta sin prisas. En la avenida de Reino Unido, donde durante años estuvo el restaurante Los Palacios, se encuentra La Mar Nuestra, la versión marinera de El Pan Nuestro (Plaza del Pan). El nuevo local apuesta por un corte clásico, con mesas vestidas, bodega amplia y un servicio cuidado. Nada más entrar, una vitrina de pescados y mariscos marca la pauta: gamba blanca de Huelva, langostinos de Sanlúcar, alistados, almejas gallegas u ostras Guillardeau. También hay frituras —boquerones, salmonetes de Motril, taquitos de merluza o chocos— y propuestas para compartir como pavía de carabinero, flor de alcachofa con langostinos o tosta de tarantelo con gulas. Para empezar, la barra invita con aliños, encurtidos, ensaladilla o salpicón de marisco , mientras que la carta se completa con carnes como la presa ibérica o el chuletón de frisona. El salón principal, dividido en varias estancias, permite tanto comidas íntimas como celebraciones de grupo. En la confluencia del Paseo de Europa con la avenida de Finlandia, L'Artisan Bistró se abre en una esquina luminosa con una amplia terraza, siempre animada, y el interior con barra y mesas altas junto al ventanal. Un espacio versátil: lo mismo invita al tapeo desenfadado que a una comida reposada en el salón del fondo. La propuesta arranca con el picoteo estilo abacería —chacinas, conservas selectas, gildas reinventadas o tostas como la de esturión ahumado con micro pisto—, ideal para barra y mesas altas. Pero la carta se despliega en recetas de autor con el sello de la casa: el Huevo L'Artisan , las alcachofas en flor fritas con mahonesa de parmesano, la gamba blanca de Huelva al natural con consomé de sus corales o el esponjoso de centolla con muselina de kimchi son ya clásicos reconocibles de la marca. Además, carnes, pescados y todo tipo de propuestas que mezclan lo reconocible con la sorpresa, pensadas para un público que busca algo más que el bar de barrio Bocanegra es uno de esos restaurantes que buscan abarcarlo todo sin perder el pulso a la calidad. Su carta es amplia y variada, pero tiene dos ejes claros: las carnes a la brasa y los arroces. A partir de ahí, el recetario se expande desde chacinas ibéricas —jamón, caña de lomo o salchichón— hasta entrantes de corte clásico como coquinas, almejas, gambas al ajillo o croquetas de puchero. La cocina se mueve con soltura entre platos fríos, ensaladas, revueltos y guisos tradicionales, como una carrillada al Pedro Ximénez, unas espinacas con garbanzos o unas albóndigas de choco que recuerdan a mesa de abuela. También hay espacio para el 'pescaíto' frito —con opciones como chocos, boquerones, acedías o bacalao en adobo— y para pescados a la plancha servidos con sencillez. El ambiente es el de un restaurante de barrio con vocación de gran mesa , donde conviven la tapa de siempre con platos más contundentes, La Doma es un clásico sevillano con más de tres décadas de historia. Nacido en Viapol y consolidado en distintos barrios de la ciudad, ha encontrado en Los Bermejales uno de sus escenarios más reconocibles. Su decoración inspirada en el mundo del toro y el caballo —con aires de bodega sanluqueña o jerezana— marca de entrada el carácter andaluz que define este negocio familiar. La propuesta culinaria mantiene la misma línea: tradicional y pensada para compartir, donde no faltan quesos y chacinas, panes, montaditos, 'tomatadas' —platos con tomate—, parrilladas, revueltos y carnes a la parrilla.Tapas y raciones de corte casero que han convertido la casa en un referente de tapeo con sabor a sur. El local cuenta con espacio interior y terraza, lo que lo hace ideal tanto para un tapeo distendido como para reuniones familiares o de amigos. Eso sí, conviene reservar los fines de semana: el ambiente animado y la fidelidad de sus clientes hacen que las mesas se llenen con facilidad.