El nuevo «brunch» de Mandarin Oriental, un lienzo gastronómico en su restaurante Blanc
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La galería de arte visible desde el acceso al Mandarín Oriental a modo de puente no levadizo hasta su vestíbulo, tiene continuidad en el interior del restaurante Blanc, al menos en su paleta cromática, gracias al nuevo bufet del «bruch» más colorido de la ciudad. La propuesta culinaria abierta a todos los públicos supone una explosión de color diseñada por la estilista gastronómica Laura Ponts y elaborada por el chef ejecutivo del hotel, Marc de Martin. La opípara comida concebida para quienes se levantan tarde y disponible sólo los domingos y días festivos, de 13 a 15 horas, supone una hedonista experiencia gastronómica y para los sentidos por el lujo de la calidad de los productos y el servicio por 65 euros. Como si de un lienzo se tratara, el cronistas recomienda arrancar por la estación del jamón, donde un afinador corta a mano un ibérico que se puede complementar con pan de vidrio en el que untar tomate regado de aceite de oliva virgen extra. En la extensa mesa del chef se extiende el buffet frío , con piezas de embutidos ibéricos y una selección de quesos de proximidad y nacionales, que se entremezclan con una gran diversidad de verduras frescas enteras y cortadas, un surtido de bandejas, cacerolas y cuencos que conviven en armonía con una selección de mariscos, conservas, marinados y salazones. Además de productos de proximidad, hay para elegir entre quiches, rost-beef, pastrami, bagels, brochetas y otras elaboraciones. A remarcar las navajas al vapor, mariscos con curry verde, salpicón de mariscos (pulpo, langostinos), ostras que son un referente de la casa, salmón fresco marinado estilo gravlax, mejillones, anchoas, longanizas y fuets de Vic, gazpachos, hummus y babaganoush de berenjena, e incluso un panal de miel de un apicultor del Montseny, c onforman una vistosa y colorida mesa que sabe a Mediterráneo. El bruch se completa con una zona de calientes con platos como arroz de montaña, fideuá de sepia con gamba de la costa, jarrete de ternera a baja temperatura y pescado en papillote, entre otros. También van saliendo directamente a la mesa algunos platillos para hacer la experiencia más completa : gyozas con salsa ponzu, pulpo con parmentier, huevos benedictinos y canelón de rustido de pollo. Como colofón del festín más colorido de la ciudad, la parte dulce entra igualmente por los ojos , con piruletas de chocolate, gominolas, brownie de chocolate al corte, tartaletas de frutos rojos, pastel de limón, selección de macarons, surtido de cookies, éclairs y fruta fresca de temporada. La experiencia también está disponible para regalar.