Jóvenes de 'previa' en un prostíbulo: «Por 25 euros, tesla, copa en un puticlub y entrada a discoteca»
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El «ofertón» que, según relata un chico de 18 años a este diario, le ofrecieron a su equipo de baloncesto en Barcelona incluía teslas que los llevaban hasta un prostíbulo , copa en el club y, luego, entrada a una discoteca. «Ahora los chavales van primero al espacio prostitucional y después empiezan la noche de alcohol y fiesta , así no se tienen que preocupar en ligar», afirma Erika Larraga, experta en prostitución y trata. «Que un chaval de 18, 19 o 20 años se piense que ir a un prostíbulo es lo mismo que ligar en igualdad de condiciones… ¡Ostras!», dice la trabajadora social. «Los jóvenes lo han banalizado tanto que ya lo tratan como salir de fiesta , cuenta un camarero de un puticlub madrileño. Él, de 28 años y trabajando allí desde los 23, afirma que nunca ha visto tanto público joven como «en el último año y medio». «En días de desfase te da igual a dónde vas, no consideras los valores», justifica el joven catalán. Por otro lado, confiesa un sevillano de 23 años: «Fuimos porque era ya de madrugada, estaba todo cerrado y queríamos echar un par de copas. Es un local más, como otro cualquiera». «Queríamos una experiencia diferente, y no nos arrepentimos. A mi amigo, después de unas copas, le surgió irse con una chica», relata, por su parte, un italiano de 27 años. «En la última década, se ha acentuado la tendencia juvenil de percibir las relaciones sexuales, incluso la prostitución, como mero ocio», comenta la trabajadora social. María Quevedo, especialista en tratamiento de adicciones, contempla desde su clínica cómo ha aumentado el número de chicos que consumen prostitución y «todo tipo de sexo en redes y plataformas ». Ha llegado a tratar con adolescentes de 14 años , cuenta. Porque entre la «curiosidad» y «que se te vaya de las manos» hay un paso, impulsado por la «satisfacción inmediata» —característica de la adicción— y la comodidad de evitar el «rechazo» y las «relaciones afectivas reales, más complicadas de establecer que acudir a la prostitución». A Quevedo lo que más le inquieta es que estos comportamientos comienzan a normalizarse dentro determinados grupos sociales, «y eso es un paso más». «Tú vas, aunque el resto de colegas sólo se tomen un copa y esperen fuera», dice Larraga. Y así lo demuestra el chico barcelonés a ABC: «Una cosa es que tus amigos se vayan de putas y tú les acompañes porque es 'en plan' salir de fiesta, y otra pedir esos servicios». La era digital ha difuminado las barreras entre intimidad, exhibicionismo y comercialización del cuerpo, explica Quevedo: «Ese cruce transmite a los jóvenes la idea de que pagar por sexo, imágenes o interacción erótica es una práctica común y aceptada». «Encima, ahora se dice: 'Son creadoras de contenido, y se forran'» , explica Larraga. «Si llamas a la chica 'modelo' o 'empresaria', en lugar de prostituta, estás infantilizando una realidad». Sumado a la «hipersexualización de la mujer», el resultado es que la prostitución se va normalizando entre la población joven, apunta la psicóloga Berta Aznar. De hecho, un estudio del CIS de 2023 revela que los jóvenes de entre 18 y 24 años son el grupo de la población española que más tiende a considerar «aceptable en algunas circunstancias» pagar por sexo (35%). Sin embargo, el resto de su generación lo tacha de «inaceptable», y un 33% incluso opina que debería estar penado por ley.