Así es el mirador más alto de Andalucía: un balcón natural en plena Alpujarra con más de 2.000 metros
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En mayo de 2020, cuando empezó el proceso de 'desescalada' de la epidemia del Covid, las autoridades permitieron los desplazamientos bajo determinadas condiciones, entre ellas que fueran dentro de la provincia. Los residentes en Granada , en cierto modo, tuvieron suerte, porque la provincia es grandísima y tiene un montón de lugares para disfrutar al aire libre: Sierra Nevada, la Sierra de Castril, la de Baza, el Altiplano… Los que eligieron el Puerto de la Ragua, no obstante, tuvieron que andarse con cuidado. Porque desde allí parten decenas de senderos que en un momento dado colocan al caminante en la provincia de Almería . Eso sucedió, de ahí que por la zona patrullaran agentes de la Guardia Civil para avisar a los que se despistaron (o a los que se habían hecho los despistados) de que estaban infringiendo la norma. Que el Puerto de la Ragua sea frontera es anécdota, pero también señal de que se está en un punto donde se opera con libertad. Allí se va a disfrutar del aire libre, puro y fresco, circunstancia esta última que se agradece sobre todo en los meses de verano. A 2.041 metros sobre el nivel del mar, la temperatura rara vez sube de los treinta grados . Es un punto para desconectar, pero también es un nexo de unión. De hecho, atravesar el puerto es la mejor y más rápida manera de pasar de la comarca de Guadix a la Alpujarra . Elegir esa vía evita el tener que rodear la capital, enfilar la carretera de la costa y de ahí desviarse hasta Lanjarón . De acuerdo, es una carretera de montaña, pero se ahorran bastantes kilómetros y las vistas son preciosas. Si el destino es La Alpujarra, el punto de partida para encarar el puerto está en La Calahorra, famosa por su imponente castillo renacentista . Ahí comienza una vía con bastantes curvas pero afortunadamente poco frecuentada. Apenas hay camiones, aunque sí hay que tener cuidado –y sobre todo respeto- con los ciclistas, que disfrutan en un terreno escarpado por el que ha pasado dos veces la Vuelta a España. Coronar el puerto tiene su recompensa. En todo lo alto hay una zona recreativa con bancos y mesas de piedra dispuestos para disfrutar de una comida campestre. También es el punto de partida de muchos de esos senderos antes mencionados y, en invierno, cuando en vez de fresquito hay nieve, los aficionados lo aprovechan para practicar el esquí de fondo. Los riscos cercanos, por lo demás, invitan a los amantes de la escalada . Y los caminos, bien señalizados por lo general, no sólo los emplean los que gustan de andar, sino también los que le dan a la bici de montaña . Hacer competiciones de orientación es otra buena idea que se puede poner allí en práctica. Se puede hacer todo eso y se puede, también, simplemente descansar. Un paseo por esos inmensos bosques de pinos, sin más sonido que el de las vacas que pastan por los alrededores, es una experiencia relajante y muy recomendada para quienes vayan con niños, para que tomen contacto con la naturaleza, eso que les está vedado si viven en las grandes ciudades. El área recreativa estuvo equipada con un quiosco que servía para abastecer a los visitantes, pero en la actualidad no funciona. La Junta de Andalucía, responsable de las instalaciones –que forman parte de Sierra Nevada - pretende acometer un plan de adecuación de una infraestructura que, siendo desde luego apetecible, merece un lavado de cara a fondo. Para 2026 se prevé que reabra el albergue, lo que sin duda es una buena noticia. Lo cierto es que el Puerto de la Ragua vive en una especie de paradoja: su área recreativa fue concebida como una extensión de la estación invernal de Sierra Nevada y se pensó en ese sitio para competiciones de esquí de fondo de ámbito internacional, como la Universiada de Invierno , pero no hay que engañarse: cada vez nieva menos. Y sin embargo, esa nieve, pese a ser más escasa, obliga a cortarlo al tráfico bastante a menudo. Entre diciembre y marzo es cuando más se da esta circunstancia, que impide en consecuencia la conexión entre Guadix y la Alpujarra. Quienes quieran visitar la zona en invierno deben tener muy en cuenta esa cuestión: de lo contrario, se harán un montón de kilómetros en balde y tendrán que dar un buen rodeo. Pero cuando no nieva, la subida y la bajada son momentos gloriosos. Porque si de esa área recreativa se opta por descender hasta la Alpujarra (cabría hablar en plural, porque también conecta con la almeriense), hay varios puntos en los que se ve al fondo el mar, cosa que parece impensable a tanta distancia. Es un paraje mágico que conduce hasta Laroles , para el caso una especie de encrucijada: a la izquierda se llega hasta Adra pasando por Ugíjar . A la derecha, hasta Granada tras atravesar Trevélez y bordear el valle del Poqueira. Y, cualquiera que sea la elección, entonces comenzará un nuevo y muy interesante viaje . Será cuestión de contarlos cualquier otro día.