Invertir en juventud es una obligación económica
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En economía, como en la vida, lo urgente suele eclipsar lo importante. Nos volcamos en contener la inflación, ajustar los déficits o estabilizar los mercados, pero olvidamos que los cimientos del futuro no se negocian en los despachos de Bruselas ni en las curvas de tipos. Se forjan hoy en las oportunidades, o mejor dicho en su ausencia, que damos a quienes más tiempo tienen por delante. Hablo, por supuesto, de la juventud. El diagnóstico es desolador y, al mismo tiempo conocido: paro juvenil entre los menores de veinticinco años que se sitúa por encima del veintiséis por ciento, contratos temporales en seis de cada diez jóvenes empleados, salarios un cuarenta y cinco por ciento inferiores a la media para... Ver Más