Apuñalan tres veces a un marroquí a las puertas de un narcolocal en Leganés: «Esta zona es un polvorín»
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Las voces y los gritos han vuelto este domingo a despertar de forma abrupta a los vecinos de Los Santos en Leganés, una zona del barrio Centro tristemente acostumbrada a las peleas, las borracheras y el trapicheo de droga al caer la noche. Aunque esta vez, el sueño interrumpido ha sido el de la siesta, después de que al filo de las cinco de la tarde un marroquí de 29 años haya recibido tres puñaladas en el tórax y el abdomen. Han sido los propios residentes los que han dado la voz de alarma al observar a la víctima, ya ensangrentada, tirada en el suelo a las puertas de un local señalado por el vecindario como punto de venta de droga. Los primeros en llegar a la calle de San Andrés han sido los agentes de la Policía Nacional y Local, quienes rápidamente han pedido a los balcones más cercanos una sábana para taponar las profundas hemorragias. Tras ello, los sanitarios del Summa 112 han logrado estabilizar al herido antes de trasladarlo en una UVI móvil al hospital 12 de Octubre, donde ha ingresado en estado muy grave. El arma empleada, un cuchillo de grandes dimensiones, ha sido localizada poco después en las inmediaciones. Los agentes investigan ahora las causas, sin que al cierre de esta edición, se hubieran producido detenciones. El testimonio de dos amigos del acuchillado que se encontraban con él en el momento de los hechos será clave para arrojar luz al caso. Según ha podido saber ABC, el local de marras lleva años empleándose presuntamente para el tráfico de drogas a pequeña escala. «La zona en los últimos tiempos se ha convertido en un polvorín», coinciden los afectados, convencidos de que esta agresión no va a quedar sin respuesta. «Si sale vivo de esta, va a ser una cacería», añaden. Lo cierto es que la violencia en ese punto de Leganés es una constante desde tiempo atrás, motivada principalmente por La Octava, un bar de copas latino que trae de cabeza a propios y extraños. Por citar dos ejemplos, hace justo un año una quincena de individuos se enzarzaron en una salvaje pelea a la entrada del negocio. «Lo que hicieron fue romper las patas de las mesas de metal, y coger también la parte superior y partirla en trozos, con el astillado de madera grande», describían entonces los residentes, asustados por la brutal sucesión de golpes registrada. Y meses antes de aquello, la Policía Local tuvo que intervenir por otra reyerta multitudinaria, en la que tres personas resultaron apuñaladas. Fueron también los vecinos los que advirtieron de que uno de los implicados había lanzado al tejado del local un arma de fuego, lo que obligó a los agentes a subir para encontrar una pistola de aire comprimido con doce bolas de acero en su cargador.