Alatriste, y no era el más ficticio de los hombres
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Cerré el libro de don Francisco de Quevedo y su ‘La España defendida’ con un sobretítulo sobre calumnias de noveleros y sediciosos, escuchando el lamento desgarrado de un poeta y espadachín joven, de apenas 29 de años cuando lo comenzara a escribir. ¡No sabría aún cuánto tendría que venir, vivir y sufrir en esa Corte tan mutable! Reflexionaba sobre lo leído cuando guardé el libro en mi moderno zurrón, mientras pagaba mi desayuno en la Plazuela de San Ginés. En la cercana librería adosada al templo homónimo acababa de comprar un viejo ejemplar de las aventuras y memorias del capitán Alonso de Contreras, que parecía echarle un duelo a espadas a una primera edición de 1996 de otro capitán, que... Ver Más