ru24.pro
Abc.es
Сентябрь
2025
1 2 3 4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30

Sabina hace «el paseíllo» en la Maestranza con un adiós entre cien mentiras piadosas

0
Abc.es 
Si los adioses no son fáciles, asistir al de Joaquín Sabina de los escenarios supone quizá toda una mezcolanza de sensaciones que bailan entre la emoción de presenciar un hito en la historia reciente de la música en España y la nostalgia anticipada, por lo que pronto se convertirá en pasado. Porque conjeturas aparte, el de Úbeda, a sus 76 años de edad, prácticamente abrió el primero de sus tres conciertos en Sevilla en el marco de su gira de despedida, bautizada como Hola y adiós; con el rotundo mensaje de que esta es la última vez. Con la plaza de toros de la Real Maestranza repleta de seguidores, Sabina fue así de directo tras cantar Lágrimas de mármol, la primera de las 20 canciones que componen el programa de su «última gira», como proclamaba ante la multitud que abarrotaba el emblemático ruedo hispalense, con capacidad para más de 12.500 personas. Con gafas de sol, por supuesto sombrero y camisa de lunares en su vestimenta inicial del concierto, un Sabina sonriente y plácido aseguraba a su público hispalense que pese al medio centenar de conciertos ya celebrados en su gira de Hola y adiós, en ciudades como Nueva York, México, Buenos Aires, Londres o París, lo cierto es que «pisar el albero de la Maestranza es mágico y emocionante» y las noches del coso sevillano «son las mejores y más mágicas». Porque a la hora de desplegar la selección de canciones de esta gira final, una mínima muestra del amplio repertorio del artista, Sabina no escatimó en guiños relativos a Sevilla , desde tratar de «miarma» a la onubense Mara Barros, corista en su banda y de indudable protagonismo en el directo; hasta homenajear al conjunto de su grupo con el mensaje de que «para hacer un buen paseíllo en la Maestranza hay que tener una buena cuadrilla» y él cuenta con «los mejores músicos» para ello. Mención por supuesto a la sevillana María Jiménez, de cuya muerte se cumplirán precisamente dos años el 7 de septiembre, el día siguiente al último concierto de Sabina en la capital hispalense. Con ella, una mujer «maravillosa» según sus propias palabras, cumplió su «fantasía» de que sus canciones sonasen con una voz femenina, en alusión al disco Dónde más duele de 2002, con María Jiménez cantando versiones flamencas de Sabina. De aquel disco sonó en la Maestranza la canción de Con dos camas vacías, de la mano de Mara Barros, porque a sus 76 años, Sabina se apoyó además en su guitarrista Jaime Asúa para que cantase el mítico Pacto entre Caballeros ; o en su pianista y compositor Antonio García de Diego para que hiciese lo propio con La canción más hermosa del mundo. «Son 50 años de hoteles, aviones, aeropuertos y hospitales y hay ganas de descansar», manifestaba el de Úbeda, que celebró la mayor parte del concierto sentado, lo que desde luego no restó entusiasmo a un público completamente entregado, que aplaudió y coreó temas tan emblemáticos del repertorio sabinero como Mentiras piadosas , Ahora que..., Calle Melancolía; la muy vitoreada 19 días y 500 noches, ¿Quién me ha robado el mes de abril? y Más de cien mentiras. Porque brilló especialmente la complicidad entre el músico y su público, compuesto por personas de diferentes edades porque Sabina es un artista verdaderamente intergeneracional , cuyas canciones han sido transmitidas de padres a hijos, desde cintas de casete hace tantos años al formato MP3 o actualmente a las plataformas digitales de reproducción musical. No sobra destacar por cierto el especial peso del disco 19 días y 500 noches en esta gira final de Sabina, con nada menos que cinco canciones del total de 20, desde la que da título al LP, a Ahora que..., Una canción para la Magdalena, Donde habita el olvido y Noches de Boda. Un disco de honda huella en la cultura musical, que el público supo reconocer cantando junto sus letras junto al artista. No faltaron por supuesto momentos emotivos con himnos como Por el bulevar de los sueños rotos, honores a Chavela Vargas incluidos; Y sin embargo o el memorable Y nos dieron las diez, especialmente coreado por el público y en cuya letra figura por cierto ese deseo de que «ojalá volvamos a vernos», sobre todo porque a medida de que se acercaba el final del concierto, el respetable clamaba por «otra, otra, otra» canción más; si bien quizá alguien aludía a otra gira más. Los últimos compases del concierto llegaron con Tan joven y tan viejo, pero « like a Rolling Stone «, claro que sí; Contigo y, finalmente, Princesa, canción en la que la noche tocó techo con el público alzándose de sus asientos para saltar coreando sus estribillos, aunque desde luego no es «demasiado tarde», porque aún quedan dos conciertos más de Sabina en la Maestranza el jueves y el sábado.