¿Una negociación sin el país agredido?
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«No pueden tomarse decisiones en nuestra contra, no pueden tomarse decisiones sin Ucrania. Sería una decisión contra la paz». Las declaraciones de Volodímir Zelenski están cargadas de sentido común, ya que más de tres años de guerra y decenas de miles de muertos después provocados por la brutal agresión ordenada por el Kremlin no pueden tener fin con un Gobierno ucraniano como mero observador de lo que Estados Unidos y Rusia comiencen a negociar en Alaska el próximo viernes en el primer cara a cara desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Moscú exige que Kiev ceda cuatro regiones parcialmente ocupadas (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón), además de Crimea, anexionada ilegalmente en 2014, y que renuncie a los suministros de armas occidentales y a cualquier adhesión a la OTAN. Y por ahí no puede pasar la solución a un conflicto que, de terminar de esa manera, daría alas a Putin para continuar expandiéndose sobre el territorio de sus vecinos.