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Netrebko: Una música con (muchas) mayúsculas

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No sabemos si tendría que ver la presencia del pianista ruso Trifonov y al día siguiente la Netrebko , así como que el grueso de la música que nos traía la cantante fuesen canciones, lieder o 'romances' -género similar ruso- con la situación política actual. O, en otro orden de cosas más frívolas, que ella hubiese elegido un vestido que cualquiera diría de faralaes para cerrar el concierto. Netrebko es un animal escénico, y no lo puede remediar: desde ' Skazhi' op.57 nº1 de Chaikkovski que abría el recital, ya nos dejaba ver que no iba a estar atada al piano, y se acercaba a las terrazas para que desde ahí también la oyeran bien. Y desde este primer 'romance' ya asomaba una voz corpulenta, segura, con unos graves prometedores y unos agudos poderosos, lo que viene siendo una 'spinto', llegando en el siguiente 'To bilo' op.38 nº2 , casi a escenificar el texto (qué importante es contar con los sobretítulos) en una canción llena de ternura y melancolía, en la que llegaba a partir de la voz casi natural en el centro a empinarse hasta un agudo contumaz, sin cambiar el color, pero escamoteando el sendero por el 'passagio'. Toda esta primera mitad coincidía en un canto a la naturaleza, con énfasis en los pájaros, y 'Zdes' khorosho' op. 21 nº7 de Rajmáninov no fue una excepción, mientras se situaba de espaldas bajo la sombra del árbol que se proyectaba en el biombo acústico. Y oímos el primer sobreagudo (Si) en un delicado pianísimo, de los muchos que vendrían. Rimski-Korsakov se sumó al desfile de aves con el canto de la alondra al paso de una brevísima marcha militar, claro. Volvía Chaikovski con 'Zakatilos' op. 73 nº4 con otro agudo poderoso, como mostrando la cantante que venía a darlo todo. Luego nos recordaba que Leoncavallo había introducido en 'I Pagliacci' los pájaros con 'Stridono lassù' («Trinan allá arriba»).Después tuvimos una primera intervención en solitario de Nebolsin con 'Étincelles ', op.36, nº6 . No nos sorprendió: en el acompañamiento a todo el repertorio anterior habíamos admirado un pianismo exquisito, con dominio de los tiempos, administrando la tapa abierta del gran cola prácticamente sólo con los dedos, recurriendo al pedal lo imprescindible, para mostrar en todo momento un sonido que nos llegaba limpio, terso, intenso, misterioso, flexible. En su segunda intervención, la 'Fantasía-Impromptu', Op. post.66 en Do sostenido menor , a una velocidad superior a la acostumbrada, sin embargo en ningún momento dejó de articular la cadena de escalas, arpegios o las melodías sobresaliendo entre ellos con ambas manos. Es difícil encontrar a otro pianista que siquiera lo iguale. Terminaba la primera mitad con la presencia de la mezzosoprano invitada cantando el dúo de las flores de 'Lakmé', de Delibes . Y aquí un momento un tanto bochornoso porque cuando terminaron la primera parte del dúo, el público pensó que ya había acabado y se pusieron a aplaudir desaforadamente. La Netrebko se lo tomó con buen humor y continuaron por donde lo dejaron, Por su parte Elena Maximova , que aparecía por primera vez, estuvo bien para hacer la segunda voz y algo mejor en Prokófiev ('Ruchey' de 'Guerra y Paz') . En la segunda parte, contó con la presencia de arias operísticas, como 'Io son l'umile ancella' de 'Adriana Lecouvreur' de Francesco Cilea , que se mueve por una zona media-grave, con notas plenas y hacia el final, mediante un portamento que la llevó a una nota más aguda, mantenida sin prisa para ascender un semitono y volver a dar una muestra de 'fiato' inalcanzable, y en pianísimo. Aún quedaba 'Oh ne rydai, mai Paolo' de 'Francesca da Rimini', Op. 25 de Rajmáninov , que a la belleza en sí misma de la breve canción se añade otro agudo y largo pianísimo y , tras un breve lapso de tiempo, continúa medio tono más arriba (Si) manteniéndo la nota de igual manera. Pero de todas nos quedamos con 'Es gibt ein Reich' de 'Ariadna en Naxos' (Richard Strauss) . Es un aria verdaderamente complicada, necesita una voz todo terreno como la de Netrebko, vigorosa, versátil, delicada y exquisita, para lidiar con los mil y un matices. Ya de entrada la está esperando una nota que excede con mucho la tesitura habitual de una soprano (se va hasta el Lab grave). De hecho, estaba pensado para que estrenarala ópera completa en Roma este verano y lo ha tenido que posponer ante la sensación de que todavía no la tenía controlada del todo. Conciertazo , en suma, que satisfacía así la expectación creada, que era mucha . Al entrar en el teatro tuvimos la sensación de volver a aquellos conciertos antológicos de la Expo, de ríos de público ansiosos por escuchar música con (muchas) mayúsculas.