La antigua estación sur de autobuses, ahora centro dotacional integrado, lleva el nombre del cronista Ángel del Río
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El centro dotacional integrado de Arganzuela, en la calle Canarias, se levanta sobre el solar que fue en su día la estación sur de autobuses , donde cientos de miles de madrileños escribieron sus historias viajeras. Ahora, allí hay instalaciones deportivas, culturales, biblioteca, cafetería y otros muchos servicios útiles al ciudadano. Y su nombre rinde homenaje a un periodista y cronista de la Villa al que Madrid le corría por las venas: Ángel del Río. El alcalde actual, José Luis Martínez-Almeida, y dos de su antecesores, José María Álvarez del Manzano y Ana Botella, le han recordado junto con su familia descubriendo una placa a su nombre en el lugar. Le habría encantado la escena a Ángel del Río: a las puertas del centro, en una enorme explanada bañada por el frío sol de febrero, un grupo de señoras jugaban a la petanca entre grandes aspavientos cuando les salía bien. En los bancos descansaban varias personas mayores, y otras hacían gimnasia en aparatos instalados en un parque para ellos. Una pintada de Burki2 adornaba la fachada, y por entre los cristales se veía a una mujer levantando pesas al ritmo, y a decenas de jóvenes estudiando en la biblioteca. Un lugar lleno de vida, del pueblo y para el pueblo, que ahora se llama 'Ángel del Río' en homenaje al cronista desaparecido hace ya tres años. Al acto asistieron, junto a las autoridades, su viuda Isi Chamorro, su hijo Ángel, sus tres nietos, exmunícipes como Carlos López Collado, Gabriel Astudillo o Sigfrido Herráez, y un gran grupo de periodistas que trabajaron y aprendieron a su calor a lo largo de décadas de dedicación a la ciudad de Madrid. La decisión de darle su nombre a este centro integrado la ha peleado la concejal presidente de Arganzuela, Lola Navarro, y la han apoyado todos los grupos políticos por unanimidad, y por eso estaban también presentes la portavoz del PSOE, Reyes Maroto, el concejal de Más Madrid Félix López Rey, y los de Vox Javier Ortega Smith y Fernando Martínez Vidal, entre otros. Ángel del Río se caracterizó por ser un periodista de los que llamaban 'de raza', tan aferrado a la verdad que a veces le costó perder amistades, aunque a cambio se ganó el respeto general por su honestidad sin ambages. Tenía, recordaba Lola Navarro, «una mirada única y crítica sobre Madrid, con sus luces y sus sombras». El decano de los cronistas de la Villa, Pedro Montoliu, recordó sus archifamosas y a veces temidas desde el poder 'Cartas al alcalde', o sus columnas 'el callejón del gato' y 'plaza de Castilla'. «Tenía carácter, mantenía sus criterios y los defendía con argumentos. Madrid era su vida», ha resumido, en recuerdo del gran periodista que tanto trabajo el los diarios Ya, La Razón o El Mundo y en la emisora Cope. Lo era, y lo fue hasta el último día de su vida: como recordó Martínez-Almeida, en la jornada en que falleció estuvo trabajando por la mañana como cronista, «aportando su criterio sobre los actos del cuarto centenario de la canonización de San Isidro y por la tarde acompañando a su mujer al hospital». Su nombre en el frontal del centro dotacional de Arganzuela es, ha añadido, «un recordatorio para que cualquier madrileño que entre o simplemente que pase por aquí, sepa que hubo un hombre que entendió que todos teníamos que crecer arrimando el hombro por Madrid». Un hombre bueno, en eso todos coincidieron, y cuyo legado será afianzar la historia de Madrid. Su hijo Ángel, en una última carta al alcalde, pidió al actual y a los futuros regidores «que su trabajo y el de tantos como él no caiga en el olvido». Que nadie deje nunca de saber que una gorra de chulapo y un pañuelo blanco al cuello son, en realidad, una parpusa y un safo.