La encrucijada del PP
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Conocí a uno que, faltándole una pierna, jugaba al fútbol que no veas. Yo, que no he pegado una patada a un balón en mi vida, me fijaba mucho en él. ¡Cómo mareaba al contrario en endiablados regates! Parecía que llevara la pelota pegada al pie. Era un jugador de una superioridad física innegable y daba cosa acercarse a él y hacerle una entrada, y no era por el 'woke', sino porque pegaba unos trallazos inmensos y, como te diera un balonazo, no se te quitaba la marca hasta los próximos sanfermines. Esto pasaba porque, al sumar las dos muletas, en lugar de una pierna, el chaval jugaba con tres. Ando acordándome de aquel magnífico cojo ahora que Sánchez ha... Ver Más