Salvador Rus reivindica la vigencia del ideario político de Churchill en el 60 aniversario de su muerte
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Este viernes se han cumplido 60 años del fallecimiento de Winston Churchill , primer ministro del Reino Unido de 1940 a 1945 (durante la Segunda Guerra Mundial), Premio Nobel de Literatura y uno de los hombres más influyentes de la historia mundial en el último siglo. Para conmemorar la efeméride, el catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad de León, Salvador Rus, acaba de publicar junto a Eduardo Fernández y Emilio Ramos 'Winston Churchill. Ideas y acción política en sus discursos' (Tecnos, 24,50 euros), un volumen que profundiza en la lucha del británico en favor de las libertades ciudadanas y contra el totalitarismo. En declaraciones a Ical, Rus subraya la «vigencia» del pensamiento geopolítico de Churchill, que alertó sobre los riesgos de establecer un mundo bipolar y defendió siempre un mundo «multipolar, donde no solo dos actores decidan el futuro» , reivindicando el rol que Europa debía tener en el escenario mundial tras el conflicto, para aportar «equilibrio» en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y la Unión Soviética. «Gracias a él, hoy no hablamos todos en alemán», apunta con una sonrisa. Son muchos los libros que en las últimas décadas han visto la luz sobre un personaje público tan hechizante, del que conocemos «hasta cuántos puros se fumó o que llevaba ropa interior de seda» . «Se sabe casi todo de él, pero en las numerosas biografías que se han publicado poco o nada se recoge de sus ideas políticas. Fue una persona que en el año 1900 ya fue elegido diputado, y que estuvo en la política activa hasta 1964, en un periodo histórico en el cual se produjeron importantísimos cambios políticos que había que comprender, y que él trató de comprender a través de sus escritos, donde fue destilando su ideario político», desliza. «Nuestra generación tiene al alcance mucha información sobre la Segunda Guerra Mundial, pero en los años 50 Stalin, Eisenhower o Roosevelt, por citar a algunos de los políticos más relevantes, no escribían . Churchill se adelantó a su tiempo y fue consciente de la importancia del relato, algo que hoy en política se considera fundamental. Él intuyó que las generaciones futuras podían y debían de conocer lo que sucedió a través de su pluma, y eso les permitió ganar el Nobel de Literatura en 1953», resume. Cuestionado sobre lo que le atrajo de Churchill para embarcarse en esta investigación, Rus se refiere en primer lugar a la «defensa a ultranza, contra viento y marea, que hace de sus ideas políticas, que se sustentan en los principios de la democracia liberal: la libertad, la igualdad y el pluralismo» . Además, recalca que lo hizo en circunstancias tan difíciles como cuando en 1940 se opone a Hitler cuando este estaba dominando toda Europa y la única pieza que le quedaba por completar sus conquistas era Inglaterra, tras el Pacto Ribbentrop-Mólotov con Rusia. Para Rus, Churchill «hizo lo que tenía que hacer cuando tenía que hacerlo y se esperaba que lo hiciera». «Él asume ser primer ministro cuando están cayendo bombas en Londres. Dentro de su propio gabinete hay importantes ministros o miembros del gabinete, como Chamberlain y Halifax, que apostaban por un acuerdo con Hitler, pero él se negó. Oponerse a un exprimer ministro y al ministro de Asuntos Exteriores tampoco es tan fácil, sobre todo en un gobierno de coalición. Él llevó hasta sus últimas consecuencias sus creencias o sus planteamientos políticos y eso es atractivo en un mundo como el actual, donde muchas veces no se aprecia esa coherencia política», argumenta. Asimismo, recalca la capacidad del político para expresar lo que quería expresar, a través de discursos que siempre generaban una gran expectación. «En la historia del parlamentarismo inglés ha sido, tras (William Ewart) Gladstone, el que más discursos ha dado, y buena parte del contenido de sus intervenciones, que él mismo escribía o dictaba, sigue en la memoria colectiva. Seguimos hablando de 'sangre, sudor y lágrimas', del telón de acero… expresiones que él acuñó o utilizó », reseña. También asegura que, a lo largo de los más de sesenta años que estuvo en la primera línea de la política, «supo leer perfectamente la línea del tiempo». «Él condenó el comunismo, adelantó las consecuencias de los totalitarismos fascistas y nazis, y habló y previno sobre la guerra fría, además de alertar en su último discurso sobre las posibles consecuencias de una guerra nuclear», afirma sobre un hombre que «se adelantó a su tiempo en la percepción de los problemas políticos».