Los vientos que han convertido Los Ángeles en un infierno dan por primera vez un respiro
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Los Ángeles batallaba este jueves por cuarto día contra varios fuegos devastadores, un desastre natural enorme que se está viendo agravado por el caos y el descontrol en la segunda mayor ciudad de EE.UU. Parte de esa situación tiene que ver con los tiros en el pie que se están pegando las propias autoridades locales. El mejor ejemplo ocurrió desde el jueves por la tarde, ya en la madrugada del viernes en España. Millones de residentes de Los Ángeles recibieron una alerta en sus teléfonos en la que el Departamento de Gestión de Emergencias de la ciudad les advertía de que estaban en una zona de «aviso de evacuación». En realidad, la inmensa mayoría de quienes recibieron el mensaje no estaban en zonas de evacuación. Aquello solo disparó la tensión de una ciudad que vive esta semana sobresaltada por los fuegos múltiples declarados y por la descomunal destrucción que han provocado. Las autoridades tuvieron que mandar mensajes aclaratorios explicando que se trataba de un error. Pero no acabó ahí. El viernes por la mañana se produjeron otras alertas erróneas. El episodio solo agrava la frustración de los residentes con la aparente falta de preparación de Los Ángeles para este tipo de incendios múltiples y que ha revelado una infraestructura envejecida e incapaz, debilitada además por recortes en el presupuesto al servicio de bomberos aprobados el año pasado por la alcaldesa, Karen Bass. A la vez que se producían las alertas erróneas, se conocía que un gran embalse de agua de Pacific Palisades -una de las zonas más afectadas por los incendios, con miles de casas destruidas en este paraje privilegiado en la franja de costa que va en dirección a Malibú- estaba vacío y fuera de uso por necesitar reparaciones. Fue en esa zona donde las bocas de riego se quedaron secas por la inusual cantidad de agua que utilizaban los bomberos para tratar de controlar un fuego violento. Además de falta de preparación y de fallos burocráticos, la situación se ha complicado por el intento de algunos residentes de aprovecharse de la desgracia de otros vecinos. Las autoridades impusieron el viernes un toque de queda en las zonas afectadas por los incendios para evitar saqueos, uno de los males habituales en estas situaciones. Hasta el viernes se había detenido a veinte personas por saquear negocios y hogares afectados por las llamas. El fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, Nathan Hochman, advirtió que se perseguirá con todo el peso de la ley a aquellos que saqueen propiedades ajenas. La policía de Los Ángeles ha enviado doscientos policías a patrullar de forma exclusiva las zonas afectadas para evitar esa amenaza. Hochman también advirtió que se será duro con quienes usen drones en medio de la tragedia, después de que uno de los dos grandes hidroaviones que tiene el condado quedara inutilizado por chocar con uno de esos artefactos. El fiscal también detalló que se están produciendo estafas en plataformas para recaudación de fondos como GoFundMe, en la que los timadores se han hecho pasar por personas que han perdido sus casas en los incendios. En la lucha contra el fuego, las autoridades sí habían conseguido este viernes algunos progresos. Los incendios más agresivos -el mencionado de Pacific Palisades y el de Eaton, donde se han registrado diez víctimas mortales- empezaban a controlarse de forma mínima. El primero estaba controlado en un 8% y el segundo en un 3%. El fuego en las colinas de Hollywood estaba completamente extinguido. También había un control sustancial en los de Hurst (37%) y Lidia (75%, más alejado de los centros urbanos), mientras que el de Kenneth, que se registró el jueves, estaba ya bajo control a un 35%. La mejora sostenida de la situación dependerá de la evolución de los vientos. La mayoría del territorio del condado de Los Ángeles se esperaba que estuviera en situación de bandera roja -alta sequedad y altos vientos- hasta el viernes al mediodía y la previsión era que la situación mejorara en el fin de semana. Pero hay de nuevo previsión de bandera roja a partir del lunes. Los diez mil bomberos que pelean en turnos interminables contra las llamas deberán seguir donde están.