'Mapa de soledades', de Juan Gómez Bárcena: islas, deseos y una habitación propia
0
Escribió Pascal que «La infelicidad del hombre se basa sólo en una cosa: que es incapaz de quedarse solo en una habitación». La soledad asusta, pero también la necesitamos. Hay soledades impuestas y soledades deseada s: no es lo mismo la que reivindica Virginia Woolf dentro de su habitación propia, o en la que se refugia Emily Dickinson en su dormitorio-santuario de Amherst, que la de Pedro Serrano, el militar español que naufragó en aguas del Caribe e inspiró el personaje de Robinson Crusoe o la de Petrarca cuando coronó la cima del Mont Ventoux. Son tan diferentes que hasta pueden ser nombradas de forma distinta: soledad, solitud, soledumbre. Muchos matices agrandan esa definición básica que habla de una «carencia... Ver Más