Los activistas del clima denuncian la doble cara de la Unión Europea en la COP29
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¡Cómo hemos cambiado!, cantaba Presuntos Implicados a principios de los 90 en la canción que llevaba por título esa frase. Y esta puede ser la banda sonora que se le puede atribuir a la Unión Europea en la COP29. De momento, la posición comunitaria ha pasado desapercibida por los pasillos del Estadio Olímpico de Bakú, lugar donde se lleva a cabo este 2024 la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Lejos quedan los órdagos de la COP27 en Egipto. «No queremos resultados a cualquier precio», amenazó Frans Timmermans, exvicepresidente primero de la Comisión Europea. O la misma apuesta un año después en Dubái. «Europa abandonará las conversaciones sobre el clima si no se modifica el borrador del acuerdo COP28», expresó el ministro de Medioambiente de Irlanda, Eamon Ryan, en la cadena pública irlandesa. Este año, Europa «no está ayudando», coinciden varias organizaciones ecologistas. «No es fácil hablar de dinero en política, pero el coste de la acción hoy es mucho menor que el de la inacción», señaló el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, este lunes en rueda de prensa. El político neerlandés es el encargado de negociar en nombre de los 27 Estados miembro de la Unión y es la voz autorizada del club comunitario. En su comparecencia ante los medios, el titular de la cartera climática ha defendido los progresos económicos realizados en las dos últimas décadas, además ha enfatizado su intención de seguir «liderando» la ambición climática. «En las salas de negociación, vemos una UE muy diferente», denuncia Emilia Runeberg, coordinadora de políticas climáticas y de desarrollo de CAN Europa. Por su parte, la organización española Ecologistas en Acción en palabras de su responsable de Energía y Clima, Javier Andaluz, reprocha que ni España ni la UE han mostrado ninguna intención de incrementar la aportación pública necesaria para cumplir con los compromisos de París. Junto con la parálisis europea en financiación, los planes de mitigación comunitarios también llegan con retraso. Bruselas aún no ha presentado la actualización de hoja de reuta para rebajar sus emisiones, algo que los países signatarios del Acuerdo de París están llamados a hacer antes de febrero de 2025. Brasil, Emiratos Árabes y el Reino Unido ya han presentado sus planes ante la ONU, mientras que otros, como Suiza, han anunciado sus nuevas metas de reducción de emisiones. Hoekstra achacó este retraso por parte de los 27 al ciclo electoral europeo, con la nueva Comisión recién constituida, pero manifestó su confianza en que el bloque logre armar un plan «muy significativo y ambicioso». «Todo apunta a que el Mitigation Work Programme no se debatirá hasta junio de 2025. No podemos permitirnos retroceder en una década crítica para la acción climática. Esperamos ver en los textos de negociación finales un abandono de los combustibles fósiles, que tenga en cuenta la justicia climática», exige Sofía Fernández, activista del Área de Clima y Energía de Ecologistas en Acción. 100 horas para el fin Grano a grano, el reloj de arena se va vaciando. La primera semana de cumbre ya es historia y la segunda empieza en la misma casilla donde se quedó el pasado sábado. «Estimados colegas, les insto a que resuelvan los temas menos polémicos lo antes posible esta semana, de modo que haya tiempo suficiente para las decisiones políticas importantes», advirtió Simon Stiell, secretario ejecutivo de la CMNUCC. El viernes está a menos de 96 horas y el presidente de la COP29, el azerbaiyano Mukhtar Babayes, ya ha advertido de que no se pondrá aún con el texto final. Las negociaciones siguen encalladas en varios frentes. El objetivo del New Collective Quantified Goal aún no está fijado. Los países en desarrollo piden que ese nuevo objetivo de financiación climática sea de 1,3 billones de dólares anuales , que se emplearían en descarbonizar sus economías, adaptar sus territorios para resistir mejor los impactos climáticos y asumir las pérdidas y daños tras desastres naturales. Mientras, los economistas del Grupo de Expertos Independientes de Alto Nivel sobre Financiamiento Climático cifran en 2,4 billones de dólares anuales la factura de la acción climática en el mundo en desarrollo. Europa aún no se ha posicionado. «La realidad es que nunca jamás habrá suficiente dinero público, provenga de donde provenga», señaló Hoekstra. «La UE sigue objetando que el nuevo objetivo de financiación climática incluya subobjetivos claros para financiar la adaptación y las pérdidas y los daños», destaca CAN Europe. Comienza la semana clave, los ministros, donde no estará la española Teresa Ribera, llegan para cerrar las negociaciones. «Lo sabemos, el desafío es político», sentenció el comisario europeo. «Tendremos buenos resultados al final de esta semana».