Casas colgantes y balnearios naturales: así es el desconocido pueblo de Granada donde encontrar relax al instante
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Se puede empezar perfectamente por una conclusión: Alhama es un sitio al que merecer la pena ir por muchos motivos. Quienes busquen patrimonio histórico, la tienen. Los que gustan de hacer rutas senderistas, disponen de muchas alternativas. Y si lo que se desea es tranquilidad, si no la encuentran en sus balnearios naturales, ya lo van a tener complicado en otro sitio. Situado a 65 kilómetros de la capital pero cerca ya de la provincia de Granada , Alhama es, por lo pronto, un pueblo bonito. El tiempo y la erosión han cincelado un paisaje dominado por un impresionante tajo que ha creado precipicios de más de cien metros sobre el río Alhama. Colgadas de esas alturas, al estilo de las de Cuenca , aunque desde luego mucho menos asediadas por el turismo, hay casas habitadas por una población tranquila, que vive de la agricultura y la ganadería pero también de un turismo que se queda impresionado en cada rincón. De Alhama de Granada, en realidad, lo difícil sería irse con sensación de indiferencia. Pasear por el casco histórico, por sus estrechas calles de casas blancas, depara algunas buenas noticias, como la presencia de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que los Reyes Católicos mandaron construir en 1505 y conserva muy interesantes elementos renacentistas y barrocos. Es muy tentador bajar hasta el río, punto de partida para un buen número de caminos en los que el senderista podrá gozar de la tranquilidad y la calma. Al mirar hacia arriba, los tajos parecen aún más interesantes. No es ese un buen momento para recordar que, en 1884, Alhama sufrió un terrible terremoto de magnitud 6,7 que provocó graves destrozos y 1.200 muertos. Después de bajar toca subir, y eso siempre requiere un esfuerzo. Pero se hace de buena gana si la recompensa es visitar después sus balnearios. En eso que ahora está tan en boga y se llama cultura del bienestar , Alhama de Granada es una auténtica pionera. Porque los balnearios ya los usaban los musulmanes, algo que se ha demostrado al encontrarse vestigios en las afueras del pueblo que datan del siglo XII . En esa zona del río se ha bañado gente en agua templada desde siempre, pero desde el siglo XIX existe una pequeña infraestructura relacionada con las aguas termales. El balneario es muy utilizado por personas mayores que encuentran allí remedio para enfermedades como la artrosis o el reúma . Dentro de las instalaciones, o dando un paseo por el precioso jardín que discurre junto al río, se siente la paz y se saborea el silencio. Un consejo más antes de irse: si se dirige a Málaga, desprecie la autovía y baje por el Puerto de Zafarraya , un pasadizo natural mágico que va descendiendo hasta la comarca de la Axarquía, con el mar al fondo y los viñedos de la uva autóctona rome como paisaje. En poco tiempo habrá llegado a Vélez-Málaga , una ciudad con un montón de encantos. Pero esa es otra historia.