Karina y su parto en medio de la DANA en Valencia: «Escapé de la riada cuando empezaron las contracciones»
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Cuando crezca, Karina le contará a su hijo Eliam el periplo con final feliz que tuvo que recorrer hasta que él llegó al mundo. Eso mismo le dijeron los guardias civiles que intentaron tranquilizar a esta madre de 32 años, embarazada de 40 semanas, mientras la ayudaban a salir de Paiporta, con los primeros rayos de sol, el miércoles 31 de octubre. Horas antes, una riada histórica había arrasado la localidad que ha sido su hogar desde que llegó de Perú hace dos años. Durante toda la noche, centenares de personas sorprendidas por el temporal fueron rescatadas por los equipos de emergencias. «Vivimos en un tercer piso. Me asomé y parecía apocalíptico. Escuché a la gente en la calle y no pude dormir. Sobre las cinco y media de la madrugada me preparé. Estaba todo devastado . Escapé de allí muy asustada cuando empecé a tener dolores y contracciones fuertes. El río ya había bajado, pero tenía medio de que volviera a subir», relata Karina a ABC. Los efectivos no podían acceder al municipio valenciano, convertido en zona cero de la DANA. Eran las nueve y media de la mañana. Junto con su madre, que estaba de visita a la espera del alumbramiento, caminó hacia las afueras en busca de los agentes que las subieron a un coche. «Salí y vi la realidad de los pueblos de alrededor. Estaba muy nerviosa», cuenta. No había cobertura móvil ni forma de llegar por carretera a La Fe, por lo que la trasladaron a un centro de salud de Torrent. Tras comprobar que todo estaba bien y sólo había dilatado un centímetro, fue derivada al Hospital General de Valencia. Un trayecto que tuvo que hacer sin su progenitora, por protocolo, porque compartía ambulancia con otra mujer. «Mi madre caminó durante horas hasta la ciudad» . Una distancia de alrededor de diez kilómetros que se hizo eterna por el colapso de las comunicaciones. «Llegó a las seis de la tarde, llena de lodo y tenía frío. Había andando por encima de la basura cruzando todos los pueblos destruidos. Tuvimos que comprarnos ambas unos zapatos porque teníamos los pies mojados», apunta. Tras darle los médicos el alta y una taza de chocolate, Karina pudo quedarse en casa de unos conocidos en Valencia para descansar. «No sabía nada de mi marido y de mi otro hijo de tres años. Estaban incomunicados. Fue horrible. Luego supe que se habían podido ir a Benetússer con una amiga. Allí también estaban muy afectados, pero al menos en esa casa tenían luz y agua», explica. El jueves acudió a La Fe para la cita que tenía con la matrona. Había expulsado ya el tapón mucoso, pero todavía no era el momento de que Eliam naciera. Su madre regresó a Paiporta para comunicar que todo iba bien. Fue entonces cuando la profesional sanitaria y la asistenta social se movieron para que Karina fuera derivada a l'Alqueria del Basket . La sede de la cantera del Valencia Basket dio refugio a centenares de personas durante los primeros momentos de la emergencia y se convirtió también en base para las unidades externas del Ejército desplazadas a la provincia. Con el paso de las horas, la joven advirtió a los voluntarios -«personas maravillosas»- de que las contracciones iban a más. La médico de esta instalación valoró su situación y la acompañaron rápidamente al hospital, donde no la dejaron sola. Tras una larga espera, el sábado a las 6:34 horas, Karina dio a luz . El padre pudo tener en brazos a la criatura al día siguiente y la abuela tuvo que esperar hasta el lunes para conocer a su nuevo nieto. Pero, de momento, los hermanos todavía no se conocen. A la espera del reencuentro familiar definitivo, Eliam y su madre vivirán en casa de una amiga en Riba-roja de Túria hasta que la situación mejore en Paiporta. «Les echo mucho de menos. Hace una semana que no veo a mi hijo mayor. Aquí me han ayudado con todo. No tenemos familia en España y me he topado con muchos ángeles en este camino. Nunca voy a poder agradecer tanta solidaridad», señala muy emocionada. El equipo del Valencia Basket, que estuvo muy pendiente de la mujer, ya se ha puesto en contacto con la familia para invitarles a un partido cuando todo vuelva a la normalidad.