La falta de quorum cierra la COP16 de biodiversidad con muchas dudas
0
No se lleva toda la atención, ni tampoco seduce a los grandes líderes. Esta Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés), a diferencia de la de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), se celebra cada dos años y tan solo lleva 16 ediciones. Sobre la mesa los temas de debate son la biodiversidad y la naturaleza. Este sábado ha echado el cierre con alguna luz, pero muchas sombras. Dos semanas de negociaciones que han necesitado de un tiempo extra -debía finalizar el viernes 1- y ha acabado con un final abrupto. La presidencia, en manos de Colombia, tuvo que suspender la votación por falta de quórum en el plenario final. No es que no se lograra un consenso, el texto final ha de ser aceptado por todas las partes, sino que no había un suficiente número de representantes para que la declaración final saliera adelante. En el tintero, se volverá a tratar dentro de dos años, se ha quedado la financiación, aunque sí se han logrado acuerdos importantes. Los diplomáticos de casi 200 países acordaron la puesta en marcha de un nuevo fondo que trasladará parte de las ganancias del ADN de la naturaleza a esfuerzos de conservación global. Este pacto exige que las empresas que ganan dinero con la información genética almacenada en bases de datos, técnicamente conocida como información de secuencia digital, paguen a un fondo como una especie de tarifa por el uso de la biodiversidad. «Es un hito histórico», señalan los organizadores. Sin embargo, las organizaciones ecologistas disienten del entusiasmo mostrado por la presidencia de la COP16. «Es un fondo voluntario», rechazan fuentes de Ecologistas en Acción. «En los acuerdos ha quedado totalmente diluida la reclamación de la ciencia y de las organizaciones sociales de que los flujos financieros privados (corporaciones, bancos y fondos de inversión) y públicos (subsidios e incentivos) que van a inversiones destructoras de la biodiversidad sean identificados y reducidos drásticamente mediante regulaciones internacionales». Entre las industrias que deberán pagar por el uso de material genético figuran la farmacéutica, la cosmética y la biotecnología, entre otros sectores. Según cálculos de varios organismos internacionales, estos pagos podrían generar miles de millones de dólares para la conservación de la naturaleza que se destinarían a un fondo que distribuiría la mitad de lo recaudado entre los pueblos indígenas y las comunidades locales. «Este tipo de enfoques suponen repetir los errores cometidos décadas atrás con las emisiones de carbono, que se han demostrado muy ineficientes, y ceden la iniciativa que deberían tener los poderes públicos a la «mano invisible» del mercado, lo cual es inaceptable», denuncian los ecologistas. No obstante, se han dado otros dos grandes avances. El primero de ellos es la unión de 200 países para proteger áreas clave para el planeta, asegurando que los océanos tengan una defensa sólida y global. «El compromiso que hoy hemos asumido representa el espíritu de cooperación y responsabilidad que impulsa la COP16», destaca la presidenta de la COP16 y ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad. Bajo este punto, un grupo internacional deberá establecer directrices científicas para la descripción de áreas marinas y su futura protección. Para lograr estos objetivos, países como Alemania, Bélgica, Canadá, Noruega y Suecia, realizarán talleres científicos y técnicos que reunirán a científicos y representantes comunitarios para ajustar las descripciones de las EBSA. El otro gran acuerdo de las negociaciones en Cali ha sido la aprobación del programa de trabajo sobre el Artículo 8J del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), donde se establece que cada país respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica. Una vez más ha quedado en el tintero el canje de deuda por naturaleza, propuesto por Colombia. También ocurrió lo «financiamiento directo», lo cual causó bastante malestar a los representantes de los pueblos indígenas que vienen abogando, desde hace ya varios años, para que los recursos lleguen directamente a ellos. Además, otro tema que tampoco deja un balance positivo es la falta de cumplimiento de las naciones por entregar sus estrategias y planes de acción de biodiversidad (NBSAP, por su sigla en inglés). Antes de que iniciara la COP16, sólo 34 países presentaron sus NBSAP y después de casi dos semanas de la cumbre, sólo seis naciones más han cumplido con su tarea. «Es algo altamente grave», expresa en un comunicado Ecologistas en Acción. Con este recuento quedan 152 países que deben presentar estos planes estratégicos antes de diciembre de 2024. «Es muy improbable que lo hagan». En poco más de 10 días da comienzo la COP29 en Bakú (Azerbaiyán), donde el principal tema de debate es la cantidad de dinero que se ha de destinar para paliar los efectos del cambio climático y adaptar las ciudades al calentamiento global. Dos semanas de intensas negociaciones en un momento geopolítico complicado.