El matonismo de los falsos periodistas
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El dicho popular concluye que Dios los cría y ellos se juntan. Quizá sea del todo injusto atribuir a Dios la proliferación de estos falsos periodistas que al calor de internet se dedican a ejercer de vigías de la profesión y de su pureza mediante el matonismo, el acoso y la extorsión. El caso es que ABC, como muchos otros medios democráticos, está siendo objeto de una atención obsesiva por parte de estos camorristas aprovechados que buscan la relevancia pública a fuerza de trifulca, bazofia y polarización. Conviene ponerles cara y apellidos, pues aun pareciendo bien distintos están cortados por el mismo patrón de agitadores antisistema, ultras de la derecha y de la izquierda, aventureros que se hacen pasar por periodistas buscando desacreditar a quienes se sujetan al periodismo profesional y a sus reglas deontológicas , o sea, los verdaderos periodistas. El que más lejos ha llegado es Alvise Pérez, que reiteradamente ha insultado y difamado a numerosos informadores de este periódico y ha encontrado en las redes sociales una selva perfecta para hacer pasar por noticias no pocas intoxicaciones y manipulaciones, los conocidos detritus de Alvise, por los que ha recibido varias condenas en firme. No obstante, le han funcionado sus artimañas porque después de mucho mentir, insultar y acosar a los periodistas dignos, con un estilo gangsteril que lo ha hecho famoso, ha acabado como eurodiputado en Bruselas. Bien es cierto que su futuro quizá no esté en el parlamentarismo si acaban prosperando varias investigaciones judiciales incipientes que le acusan de diversos delitos graves. Otro inquisidor venido a más es el ultra Idafe Martín, que en realidad no sería nada, si es que es algo, si no fuera porque se presenta como crítico de medios de 'El País', y unas veces nos exige cuentas sobre cuántos corresponsales tenemos y cuánto les pagamos y otras nos enmarca en la 'fachosfera', donde estamos ya todos salvo el diario gubernamental que acoge, promociona y paga a un aprendiz de Lenin. Nuestro estimado competidor, si tan preocupado anda por la pureza del oficio, bien puede pedir a La Moncloa que se haga cargo de los emolumentos de su crítico de medios, o al menos cambiar el nombre del cargo a Idafe por el de comisario de la checa. El tercero en discordia es un experiodista llamado Javier Negre, condenado en tribunales y despedido por su experiódico por mala praxis que ha montado diversos pozos digitales para sus cosas, y allá él y sus negocios. Pero, ansioso de mayor brillo, se dedicó el miércoles a difamar a una periodista parlamentaria de ABC porque esta se negó a que la grabaran para sus montajes del inframundo. Todas las asociaciones de la prensa condenaron de inmediato las tonterías de Negre, que no es que sean importantes, pero nos hacen perder el tiempo.