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¿Tenemos más perros y menos hijos?

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El número de perros en España es superior al de niños y niñas menores de 14 años. Al relacionar estas dos cifras, hay que puede concluir que la presencia de perros limita la de los niños. Sin embargo, «cuando observamos el porcentaje de los hogares con niños vemos que es similar al porcentaje de hogares donde hay niños y perros. Por lo tanto, no vemos que haya una asociación negativa entre tener perros y niños», ha asegurado Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity «Animales y Salud» de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), durante su intervención en el último congreso de la Canine Sciencie Society, en Seattle (Estados Unidos). El descenso de la natalidad en nuestro país es un hecho. En los últimos diez años el número de nacimientos ha caído un 24%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que da lugar a una pirámide de población más envejecida, con solo 6 millones de menores de 14 años . Por su parte, la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC) en España, asegura que en 2021 había 9 millones de perros. Esta cifra es superior a la estimación que se hace desde Affinity, que sitúa el número de perros en 2023 entorno a los 7 millones. En este escenario, desde esta fundación quieren aportar su interpretación de la situación, así como datos de los últimos estudios publicados, para eliminar la percepción de que la presencia de perros en los hogares es responsable directa de la disminución de la natalidad. «Los perros forman parte de la familia humana desde hace miles de años. El vínculo con nosotros no es nuevo y, de hecho, la convivencia con los canes no ha afectado negativamente a la natalidad. De hecho, muchas personas comparten su vida tanto con animales de compañía como con hijos. Según datos del INE, en España hay 19,2 millones de hogares (2023) y más de 2 millones de hogares conviven con animales y también con niños ». Según Fatjó, «este es un indicio más que nos indica que el perro no es un impedimento para tener hijos en la mayoría de los casos». Según un estudio llevado a cabo en el Reino Unido, para el 49% de las personas el perro es percibido como un miembro más de la familia ; para el 29% es como un niño; un 13% lo describe como un animal de compañía; un 7% lo ve como un amigo y un 2% «solo» como una mascota. «En definitiva, vemos como la relación que tenemos con los perros es única, muy flexible y dinámica. Para algunas personas podría estar cercana a una relación parento-filial, mientras que para otras su perro es considerado más como un amigo o un compañero de vida», asegura Fatjó. Apunta que podría existir la percepción de que una pequeña parte de la población podría ver en los perros una opción de convivencia más sencilla y con menos compromisos —cubriendo así su necesidad de cuidado parental—. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, los perros no compiten con los hijos. «Para muchas personas, los perros pueden ocupar un espacio en la estructura familiar similar al de un hijo, pues dependen de nosotros y necesitan de nuestro cuidado, atención y protección. No obstante, ello no supone que sean una barrera activa para tener hijos», insiste Fatjó. En opinión de la socióloga Lucía Baranda , «la tasa de natalidad en Europa se ha ido reduciendo desde mediados del siglo pasado hasta convertirse en un problema social. En los setenta se registraban casi 19 nacimientos por cada mil habitantes, mientras que en 2022 han caído hasta los 7. El principal detonante de este descenso de la natalidad inicial fue la generalización del uso de anticonceptivos y el acceso masivo de las mujeres a estudios superiores y a empleos de mayor cualificación. Desde la crisis de 2010, a estos factores se han añadido otros como la precariedad laboral, los bajos salarios, la dificultad por conciliar la vida familiar y profesional y la imposibilidad de acceder a una vivienda de compra o de alquiler, cuestiones que afectan principalmente a los jóvenes». Los cambios demográficos y culturales de las últimas décadas nos dificultan a veces el contacto con los demás. Sin embargo, el apoyo y el contacto social siguen siendo una necesidad para todos nosotros. Los animales de compañía son una fuente inestimable de apoyo social, sobre todo en situaciones donde otras formas de apoyo social no están disponibles o son poco accesibles. «En este sentido, podemos decir que el perro ha ganado protagonismo en una sociedad donde la red social de la persona y el contacto directo con los demás se ve a menudo reducido -explica Baranda-. Los perros han formado vínculos con nosotros desde hace miles de años. Históricamente, a esta dimensión afectiva se sumaban otras más funcionales, como el cuidado del ganado o la protección del hogar. Sin embargo, hoy en día su apoyo es principalmente emocional, debido a su cercanía, disponibilidad y capacidad para generar vínculos afectivos. Esto ha elevado su estatus social de manera significativa. Como señala Jaume Fatjó, «los perros no solo nos brindan apoyo emocional, sino que pueden ayudarnos a establecer nuevas relaciones y a fortalecer las existentes».