El Papa inaugura la última asamblea del sínodo y pide a los participantes que no intenten «imponer su propia agenda»
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Este miércoles comienza en Roma el sínodo de obispos. Aunque en la misa de apertura el Papa ha pedido a los 368 participantes que «no intenten imponer su propia agenda», lo cierto es que esta asamblea se abre con un tono mucho menos polémico que en sus ediciones anteriores. Por un lado, los críticos constataron el año pasado que el diálogo dio paso a propuestas compartidas por sensibilidades muy diferentes. Por otro, Francisco ha retirado de este debate cuestiones polémicas como el diaconado femenino o la situación de personas homosexuales , pues eclipsan la pregunta que considera prioritaria, «cómo hacer llegar el Evangelio a una sociedad que ya no lo escucha o que se aleja de la fe». El tema central de esta asamblea es la «sinodalidad», un cambio cultural en el modo de gobernar la Iglesia y de implicar a más personas en sus decisiones, para que sea una institución «más cercana a las personas, menos burocrática y más relacional ». Sus prioridades son impulsar el papel de la mujer y reforzar la transparencia y rendición de cuentas en la toma de decisiones. Los términos más recurrentes en el documento de trabajo que guiará las discusiones son «corresponsabilidad», «escucha» y «diálogo». Uno de los organizadores explica a ABC que aunque el sínodo es un órgano consultivo, sin capacidad de decisión, «tiene la obligación de hacer propuestas concretas». «Por ejemplo, podría proponer nuevas estructuras para la participación en la Iglesia o para facilitar el modo de cumplir su misión». Técnicamente, las conversaciones, que comenzarán este miércoles por la tarde, se declinarán en torno a cuatro ámbitos fundamentales: Quién es «el «sujeto de misión de la Iglesia», qué «papel y autoridad» tiene el obispo, cómo se relaciona la Iglesia local con el resto de la Iglesia; cómo ejerce el Papa el primado si la Iglesia es sinodal. Para facilitar el diálogo, los participantes intervendrán por grupos en mesas redondas, y expondrán los resultados en asambleas plenarias. El Papa Francisco ha solicitado esta mañana a los participantes que se acerquen «con respeto y atención a todas las aportaciones recopiladas a lo largo de estos tres años de intenso trabajo, de mutuo intercambio, de debates y de paciente esfuerzo de purificación de la mente y del corazón». «Cuidemos de no convertir nuestras aportaciones en puntos que defender o agendas que imponer; ofrezcámoslas como dones para compartir, dispuestos incluso a sacrificar lo que es particular, si puede servir para hacer surgir, juntos, algo nuevo según el plan de Dios», pues «nosotros no tenemos las soluciones a los problemas que se nos plantean, las tiene Él», ha explicado. Las reuniones se prolongarán hasta el 26 de octubre, día en que los participantes votarán una lista de propuestas dirigida al Papa. Entre quienes votan no sólo hay obispos, también tienen capacidad de decisión 53 mujeres y 13 hombres laicos. Participan las mismas personas que asistieron hace un año, aunque Francisco ha invitado a Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa (Nicaragua) encarcelado por Daniel Ortega por su defensa de los derechos humanos. Por otra parte, durante la misa de apertura, Francisco ha lamentado que «los acontecimientos bélicos y el fuego de la violencia siguen devastando pueblos y naciones enteras» y ha convocado una oración por la paz este domingo 6 de octubre en la basílica de Santa María la Mayor. «Quiero invocar la intercesión de María Santísima y el don de la paz. Allí rezaré el Santo Rosario y dirigiré una petición a la Virgen María», ha explicado. Además, ha solicitado que el 7 de octubre, aniversario del ataque de Hamas a Israel, los católicos vivan «una jornada de oración y ayuno por la paz en el mundo».