Valderrivas, el barrio madrileño que pelea por mantener una 'v'
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Valentín (con 'v') lleva media vida, y más, viviendo en Vicálvaro (con 'v'). Y de ellos, los últimos 40 los ha dedicado a rastrear la historia de su distrito. Ese deseo de saber más le llevó a descubrir y documentar un error ortográfico en relación con su barrio en el que recaen las administraciones y los privados una y otra vez. Él y otros muchos en su entorno están decididos a no dejarlo pasar: esta es la historia de un barrio que lucha por una 'v': la de Valderrivas. «Tenemos documentos originales de la fábrica, actas de plenos municipales y todo tipo de documentos que avalan que se escriben las dos con 'v'», explica Valentín González , presidente de la asociación cultural Vicus Albus y alma de este proyecto. Su particular cruzada le ha llevado desde hace años a cartearse con casi todas las administraciones públicas, en un intento porque se respete la ortografía original de la fábrica de cementos que dio origen al barrio: la de Portland Valderrivas. La lista de papeles que enseña para apoyar sus argumentos es casi inacabable: documentos originales de la fábrica en 1923, cuando arrancó; un acta de 1924 en la que se hace referencia a su registro «con el nombre comercial de Valderrivas»; un documento de baja laboral de 1928 que recoge también el nombre de la cementera con 'v'; actas de una asamblea celebrada el 21 de julio de 1937; del comité de control de Portland Valderrivas fechadas en 1938. Pero cuando la fábrica se marchó, comenzó a cambiar su grafía en cada vez más documentos. Y ahí comenzó la batalla de Valentín, una contienda cuyas armas son las razones, las pruebas y el sentido común. Y al otro lado, una corriente casi imparable que escribía Valderribas, con 'b', en carteles, instalaciones públicas, folletos y documentos oficiales. La primera victoria la consiguió Valentín el 18 de marzo de 2010, con el acuerdo del Consejo Territorial sobre el tema. Un acuerdo que luego siguió llevando, de despacho en despacho, el presidente de Vicus Albus. Es el Reglamento Orgánico de distritos de Madrid, en diciembre de 2004, el que recoge distintas modificaciones y una relación de barrios, que en el apartado dedicado a Vicálvaro aún no recoge Valderrivas; hizo falta una modificación de esta norma en 2017 para que ya apareciera con su grafía correcta. Fue en el pleno de 31 de octubre de ese año, con Manuela Carmena como alcaldesa, cuando consiguieron que se aprobara un listado de nuevos barrios en el que aparece Valderrivas así escrito. Pese a todo, el problema seguía, y el 8 de julio de 2020, volvía al pleno, en este caso el de la junta de Vicálvaro: todos los partidos, excepto Vox que se abstuvo, aprobaron ese acuerdo del Consejo Territorial de 2010 relativo a la grafía del barrio. Unos años después, Valentín vuelve a la carga, reclamando el cumplimiento de ese acuerdo, dado que en los planos editados por el ayuntamiento continuaba la versión con 'b' del nombre del barrio. Le responde el secretario del distrito recordándole que lo aprobado en el pleno de 2017 «sigue vigente» y por eso «el barrio de Valderrivas se escribe con dos uves desde el momento mismo de su creación». Visto esto, añade que la proposición de Vicus Albus «carecía de fundamento» porque «desde el año 2017 el ayuntamiento pleno ya había decidido cuál era su denominación». No obstante, le trasladaba el texto del acuerdo «a la Secretaría General Técnica de la Coordinación General de la Alcaldía, para las posibles correcciones que hubiese que realizar en la página web del Ayuntamiento de Madrid, y a la Secretaría General Técnica del Área de Medio Ambiente y Movilidad para la modificación de un rótulo de información viaria situado en la avenida Aurora Boreal». Pero la guerra de este barrio por su doble 'v' no se detiene en el Ayuntamiento: han conseguido tras mucho trabajo que la gerencia regional del catastro recoja en un documento del año 2023 un «acuerdo de rectificación del domicilio tributario» para «inscribir la alteración catastral acreditada de los inmuebles que se relacionan»: más de 40 referencias catastrales se cambian por este motivo, cambiando 'b' por 'v'. La última pata de su combate la está dando ante la Comunidad de Madrid. Aquí, el desencadenante es doble: por un lado, el anuncio de un nuevo centro de salud que se va a abrir en el barrio, y que aparece en los documentos informativos como 'centro de salud Valderribas'. El otro, la pelea que mantiene con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, que en su listado de farmacias recoge también la terminología con 'b' cuando se refiere a la de este barrio madrileño. En ambos casos, el origen del problema está en el decreto de estructuras básicas sanitarias de Atención Primaria, de julio de 2010, en el que se habla de la zona básica de salud de Valderribas. «En el Colegio de Farmacéuticos me dicen que mientras el decreto no lo cambie la Comunidad, nada», explica Valentín, algo frustrado tras tantos años de lucha contra la burocracia. Pero por temperamento, este antiguo policía municipal es inasequible al desaliento: ni corto ni perezoso, se ha dirigido por carta a la presidenta regional Isabel Díaz Ayuso, al consejero de Presidencia y a la gerencia de Atención Primaria, poniendo en conocimiento los hechos y pidiendo que lo cambien porque «veo que se va a terminar inaugurando el centro de salud con el nombre mal puesto». De momento, le ha llegado respuestas desde la gerencia asistencial de Atención Primaria, registrando su queja, que estudiarían. Las cartas de Valentín González han llegado también al sector privado: a la Inmobiliaria Valderribas, que ejerce su actividad en la zona, y a la que también han recordado desde la asociación Vicus Albus cómo se escribe realmente este nombre. No siempre se ha entendido la titánica tarea que llevan a cabo los responsables de esta entidad; «es verdad –confiesa Valentín– que algún político me ha recriminado si no tenía otra cosa mejor que hacer; pero somos una asociación cultural, y la toponimia es muy importante para nosotros». A la par que llevan a cabo esta lucha, tienen otras entre manos, la más importante tal vez sea conseguir, por fin, un espacio digno para su museo de Vicálvaro, el único de su especie que tiene un distrito.