ru24.pro
Abc.es
Сентябрь
2024

Así cambia el cerebro antes, durante y después del embarazo humano

0
Abc.es 
Un estudio publicado en ' Nature Neuroscience ' revela que diversas regiones del cerebro humano pueden experimentar una reducción en su tamaño durante el embarazo, al mismo tiempo que la conectividad entre diferentes áreas mejora. Estos hallazgos podrían representar uno de los primeros mapas detallados de los cambios neuroanatómicos que se producen antes, durante y después del embarazo, y ofrecen una nueva comprensión sobre cómo el cerebro materno se adapta a la transición hacia la maternidad. «Este estudio es pionero porque muestra cómo el cerebro cambia semana a semana, desde antes del embarazo hasta dos años después del parto», señala Emily Jacobs, de la UC Santa Barbara (EE.UU.) y una de las autoras del estudio, quien explica que, «aunque se sabe que las hormonas sexuales influyen en el cerebro, la mayoría de los estudios previos se han basado en animales o imágenes cerebrales de un solo momento en el tiempo, lo que no muestra cómo el cerebro cambia constantemente». Como reconoció Jacobs, la investigadora pionera en esta campo es la española Susana Carmona, directora del grupo de investigación Neuromaternal del Hospital Gregorio Marañón Madrid. En 2017 su equipo demostraba por primera vez que la anatomía del cerebro de las madres a los tres meses posparto era diferente de la que tenían antes de quedarse embarazada por primera vez. Su equipo explicó que lo que las mujeres ya intuían: la maternidad nos transforma. El embarazo es un proceso que afecta profundamente el cuerpo de la mujer, pero hasta ahora, los cambios a nivel cerebral no han sido bien comprendidos. Cerca del 85% de las mujeres en el mundo pasan por al menos un embarazo a lo largo de su vida, y aproximadamente 140 millones de mujeres quedan embarazadas cada año. Si bien se sabe que el embarazo trae consigo cambios fisiológicos considerables, como el aumento de peso o los cambios hormonales, los efectos en el cerebro han sido menos explorados. Para abordar esta brecha en el conocimiento, se llevó a cabo un detallado análisis de los cambios cerebrales relacionados con el embarazo de Elizabeth Chrastil, una de las investigadoras del equipo. El estudio usó técnicas de imagen de alta precisión y análisis de sangre para mapear el cerebro de una madre primeriza a lo largo del embarazo. «Esto permitió observar cambios en el volumen de la materia gris, grosor cortical, microestructura de la materia blanca y los ventrículos cerebrales a medida que el embarazo avanzaba. Los resultados muestran que el cerebro sufre una transformación coordinada durante el embarazo, algo que nunca se había visto antes en tiempo real», detalla Jacobs. A lo largo del estudio, Elizabeth se sometió a 26 resonancias magnéticas (MRI) y evaluaciones de sangre que comenzaron tres semanas antes de la concepción y se extendieron durante los tres trimestres del embarazo, hasta dos años después del nacimiento del bebé. Elizabeth Chrastil, investigadora de la Universidad de California- Irvine), señala que «poder contribuir a la ciencia como neuróloga, sabiendo lo mucho que aún no entendemos, fue lo más emocionante. Decidí decir «hagámoslo», quedar embarazada y observar qué sucedía. Fue increíble ver los cambios en mi propio cerebro, pero también darme cuenta de que todo estaba bien. Pude experimentar estos cambios , convertirme en madre y darme cuenta de que todo esto es parte de la vida y la naturaleza». Debido a que no se analizaron los datos mientras se recogían, «no fui consciente de los cambios que estaban ocurriendo mientras lo hacíamos. Ahora, con cierta distancia, puedo mirar atrás y decir «vaya, fue una experiencia intensa, y sí, había cambios». Desde un punto de vista subjetivo, no me sentí particularmente diferente durante el embarazo. Algunas personas mencionan el »cerebro de mamá«, pero no lo experimenté. Sin embargo, viendo los datos, sé que hubo cambios». Como parte de la investigación, las expertas compararon estos escáneres con los de ocho personas que no estaban embarazadas y descubrieron que el volumen y grosor cortical de la mujer embarazada disminuyó notablemente, particularmente a partir de la novena semana de gestación. Dichas reducciones fueron más marcadas en la red de modo predeterminado, una región del cerebro relacionada con la cognición social, la empatía y la introspección, lo que sugiere que el cerebro puede estar adaptándose a las nuevas demandas sociales y emocionales de la maternidad. Además de estas disminuciones en el volumen cortical, los investigadores observaron un aumento en la microestructura de la materia blanca, así como en el volumen ventricular y el líquido cefalorraquídeo. Estos cambios estuvieron directamente relacionados con el aumento de los niveles hormonales, como el estradiol y la progesterona, que juegan un papel crucial en el embarazo. Si bien algunos de estos cambios cerebrales volvieron a sus niveles pregestacionales dos meses después del parto, otros persistieron hasta dos años después del nacimiento. Estos hallazgos abren una nueva puerta a la comprensión de cómo el embarazo remodela el cerebro. Aunque las modificaciones observadas en esta participante proporcionan un mapa inicial, aún queda por investigar si estos cambios son representativos de la población general y si pueden tener implicaciones a largo plazo para la salud mental de las mujeres. Los autoras del estudio también destacan la necesidad de ampliar estas investigaciones en una muestra más diversa de mujeres embarazadas, para explorar si las desviaciones de estos patrones podrían estar relacionadas con resultados negativos, como el desarrollo de trastornos neurológicos o de salud mental. El impacto de estos hallazgos, señalan, podría tener repercusiones importantes en el ámbito de la salud perinatal, especialmente en lo que respecta a la detección precoz y el tratamiento de trastornos como la depresión perinatal, que afecta a una de cada cinco mujeres después del parto. Actualmente, existe un tratamiento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para la depresión perinatal, pero la detección temprana de esta afección sigue siendo un desafío. La investigación sobre los cambios cerebrales durante el embarazo podría ofrecer nuevas pistas para identificar el riesgo de depresión antes de que aparezcan los síntomas, lo que permitiría a los médicos intervenir de manera más eficaz y oportuna. Además, los resultados del estudio sugieren que los cambios cerebrales durante el embarazo podrían tener implicaciones más amplias en la detección y tratamiento de otros trastornos neurológicos que pueden aparecer o empeorar durante el embarazo, como la epilepsia, la hipertensión intracraneal, las migrañas o la esclerosis múltiple. Un mapeo más detallado del cerebro materno, basado en estudios de imagen de alta precisión, podría ayudar a los científicos a entender mejor cómo el cerebro de las mujeres se adapta a estas condiciones. El estudio resalta la gran plasticidad del cerebro adulto y su capacidad para adaptarse a los cambios físicos y emocionales del embarazo. Al continuar con este tipo de investigaciones, los científicos esperan avanzar en el conocimiento sobre cómo estas transformaciones afectan no solo el comportamiento y la salud mental de las madres, sino también su envejecimiento cerebral y su bienestar a largo plazo. Los hallazgos del estudio no solo nos acercan a una mejor comprensión de las profundas transformaciones que experimenta el cerebro humano durante el embarazo, sino que también proporcionan una base sólida para futuras investigaciones. Estas investigaciones podrían tener un impacto significativo en la forma en que se aborda la salud mental y neurológica de las mujeres durante y después del embarazo, ofreciendo nuevas oportunidades para mejorar el bienestar materno a través de herramientas de diagnóstico más precisas y tratamientos más efectivos. «Lo sorprendente que es que, en 2024, sepamos tan poco sobre el cerebro humano durante el embarazo, con solo 3 o 4 estudios previos en este campo. Este estudio abre más preguntas que respuestas, planteando dudas sobre cómo el embarazo influye en condiciones como la depresión posparto, las migrañas y otras enfermedades. Aún queda mucho por investigar, especialmente sobre las consecuencias funcionales y los mecanismos que subyacen a estos cambios», añade Chrastil cuyo hijo ya ha cumplido los 4 años.