El estreno de 'Nanas del Baratillo' en la Plaza Nueva
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El Carmen de Salteras es una banda muy conocida en Sevilla por su participación en diversas procesiones, y en esta ocasión, acompañó a la Virgen de la Piedad del Baratillo en una procesión extraordinaria. La banda tocó desde la salida de la Catedral de Sevilla, por la Puerta de San Miguel, hasta la plaza del Altozano, en Triana. Al llegar a este punto, la banda de cornetas y tambores del Sol tomó el relevo y acompañó a la imagen hasta el final del recorrido. No era la primera vez que una banda de música acompañaba al misterio de la Piedad del Baratillo . Entre mediados de los años cincuenta y hasta 1965, la banda de música de La Oliva de Salteras fue la encargada de tocar tras el paso de misterio de la Piedad. Al mismo tiempo, la banda del Carmen de Salteras ya iba acompañando a la Virgen de la Caridad, bajo el palio. Este tipo de rotaciones o cambios de bandas, así como la asignación de distintas formaciones musicales a los pasos, han sido una tradición en Sevilla. En ese periodo, muchas cofradías experimentaron con diversas combinaciones musicales para darle un carácter particular a sus estaciones de penitencia. La historia musical de estas hermandades es rica y forma parte del legado cultural de la Semana Santa sevillana. Uno de los momentos clave de la banda estuvo en el tránsito de la procesión por el andén del Ayuntamiento, donde el Carmen de Salteras interpretó en la calle por primera vez la marcha 'Nanas del Baratillo', la composición de David Hurtado para la Piedad. Esta composición refleja un profundo sentido narrativo y emocional, logrando unir diferentes conceptos musicales para ofrecer una obra innovadora y conmovedora. Al iniciar con una suave nana, la pieza evoca un ambiente de ternura y recogimiento, que luego se transforma en un tema alegre y triunfal, con matices que recuerdan a los pasodobles taurinos , lo que aporta un toque festivo y característicamente español. El uso de los bajos , como describió el autor, recrea una "petalá" , una metáfora de la explosión de alegría, con campanas y triángulos que refuerzan ese momento de júbilo. Después, el tema principal se repite antes de llevarnos a un cambio emocional significativo en el trío de la marcha. Aquí, la nana inicial se transforma en una melodía que expresa un llanto contenido, un momento dramático en el que la Virgen de la Piedad se da cuenta de que sostiene en sus brazos el cuerpo inerte del Cristo de la Misericordia. El final, cargado de evocación y con un marcado acento andaluz, cierra la marcha de manera solemne y profunda, capturando la esencia de la devoción de la hermandad del Baratillo. Esta obra dedicada a la hermandad, interpretada por la formación aljarafeña, logra transmitir tanto la alegría como el dolor, en un homenaje musical que resonará en el mundo cofrade y en el ámbito musical andaluz.