La pesca explota el caladero innovador para acompasar negocio y sostenibilidad
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En su obligada travesía sostenible, en la búsqueda del equilibrio entre la rentabilidad económica y la protección del medioambiente, el sector pesquero europeo ha encontrado un aliado en las nuevas tecnologías, cuyo objetivo es optimizar las operaciones al tiempo que contribuir a la conservación de la biodiversidad . Boyas inteligentes, softwares avanzados que facilitan la toma de decisiones informadas, herramientas de oceanografía… esta actividad se sumerge cada vez más en los caladeros de la innovación para fortalecerse y conseguir que la producción sea respetuosa con el entorno natural. La propia FAO, en la edición de 2024 del informe 'El estado mundial de la pesca y la acuicultura', recientemente presentado, reconoce cómo la última década ha sido testigo de una nutrida serie de soluciones tecnológicas en relación con la pesca sostenible que han mejorado tanto la eficiencia como la capturabilidad y calidad del pescado. La apuesta por incorporar desarrollos de vanguardia realizada por los profesionales del mar ha de acompañarse, coinciden las distintas patronales, de medidas por parte de las autoridades, como la reducción de las cargas administrativas y, sobre todo, la obligación de que las importaciones cumplan con los mismos estándares exigidos a los pescadores comunitarios, ya que en la actualidad se introducen en territorio europeo, a precios inferiores que los de aquí, productos procedentes de geografías sujetas a normativas más laxas. Cabe recordar que la dependencia exterior del mercado de la Unión Europea supera el 70% en los productos de la pesca y la acuicultura, lo que amenaza la soberanía alimentaria del Viejo Continente. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunció el nombramiento de un comisario exclusivo de Pesca para el próximo mandato, algo que pedían con ahínco desde el sector, que reivindica la necesidad de que, una vez se designe el nuevo cargo, defienda los intereses de las flotas de la Unión Europea y evite la competencia desleal de terceros países. A la espera de cambios, el asidero al que se aferra la industria para garantizar su viabilidad económica y la preservación a largo plazo de los recursos es la tecnología. «Europa y España son pioneros en este ámbito», comienza por resaltar Faustino Velasco, presidente de Satlink, una de las empresas patrias referentes en soluciones tecnológicas para el sector marítimo y pesquero, con un foco claro en la gestión sostenible. Su primer desarrollo, en colaboración con la Secretaría General de Pesca de nuestro país, data de 1999 y fue una ' caja azul ' que, vía satélite al inicio y con telefonía celular después, localiza dónde están faenando los barcos. El siguiente paso fue el diario de pesca electrónico , que permite registrar los datos de acuerdo a las normas de la UE. Su oferta también cubre el campo de la observación electrónica , con soluciones a bordo, como cámaras o sensores, adaptadas a diferentes embarcaciones. «El observador de carne y hueso se queda en tierra y así puede gestionar, al mismo tiempo, hasta diez barcos», menciona Faustino como una de las ventajas, junto a la mayor transparencia que proporciona el sistema. Entre sus productos estrella destacan las boyas inteligentes, pensadas para aumentar la eficiencia y favorecer una pesca selectiva . «Sirven para localizar posibles zonas pesqueras y saber de qué está compuesta la mancha de pescado, fomentando la mayor sostenibilidad de las especies, junto con el ahorro de tiempo y la optimización de rutas», detalla el presidente de la compañía, con presencia en alrededor de 90 países, que también cuenta con un servicio de oceanografía con el que anticiparse a las condiciones de pesca. «Todos estos avances van en una dirección: la transparencia y la trazabilidad», completa Velasco, que pone en valor el papel de la inteligencia artificial : «Es una ola a la que nos subimos hace años y que queremos navegar porque abre un montón de posibilidades. Gracias a ella, se ha duplicado la capacidad de análisis y procesado de información». Desde su nacimiento en 1995 en Zamudio (Vizcaya), Zunibal ha entendido la innovación como uno de sus pilares y, desde hace siete años, recurre a la IA. «Nuestro objetivo ha sido elevar el arte de la pesca a un nuevo nivel, no solo haciéndolo más rentable sino también más sostenible para la industria, a la vez que creamos herramientas que facilitaran el relevo generacional», repasa Ángel Martínez, director comercial de la firma, que señala que el principal propósito de todas estas herramientas es asistir en la toma de decisiones . «A los capitanes y patrones de barcos pesqueros les proporcionamos información crucial como zonas óptimas de pesca, identificación y discriminación de especies, y predicción de la trayectoria de objetos en el agua. Por otro lado, los jefes de flota en la oficina cuentan cada día con más y mejor información sobre tendencias, oceanografía y rutas óptimas de sus barcos o flotas. Este acceso a nuevos niveles de conocimiento facilita la gestión eficiente de sus recursos, reduciendo el impacto ambiental y mejorando su operativa», completa Martínez. A su juicio, cada vez más actores dentro del sector pesquero reconocen los beneficios que los servicios basados en IA pueden aportar, sobre todo en términos de eficiencia operativa, reducción de costos y mejora de la sostenibilidad. «Esta creciente conciencia –indica Martínez– ha impulsado una actitud más receptiva hacia la adopción de nuevas tecnologías, particularmente en el sector pesquero español, muy abierto a la innovación». Marine Instruments, con sede en el municipio pontevedrés de Nigrán, es otra de las firmas históricas españolas. Su portfolio incluye, entre otras, soluciones como unas boyas satelitales para la localización y seguimiento de dispositivos concentradores de peces utilizados en la pesca del atún (uno de sus modelos aprovecha la IA para identificar con precisión la cantidad de atún debajo de la boya). A vista de pájaro, el denominado Tunadrone , un vehículo aéreo no tripulado dotado de paneles solares, se emplea para detectar bancos de atún en libertad. Por su parte, Kongsberg Maritime Spain, filial de la multinacional noruega radicada en Villajoyosa, comercializa unas 'puertas voladoras' que, al no tocar el fondo marino, ejercen un menor impacto en él. El arsenal disruptivo no cesa y la investigación está a la orden del día. Un botón de muestra son las acciones emprendidas por la flota atunera española. Entre sus iniciativas más recientes, destaca la colaboración con Satlink para el despliegue de boyas inteligentes dotadas con un sistema de doble ecosonda y tecnología acústica en los tres océanos en los que captura atún tropical (Atlántico, Pacífico e Índico) para afinar la discriminación entre especies , optimizando las capturas de aquellas cuya explotación es sostenible y evitando la de aquellas más vulnerables. En su compromiso con el bienestar marino, la flota atunera puso en marcha en 2012 un Código de Buenas Prácticas dirigido a minimizar el impacto de su pesquería en los 'stocks' y el ecosistema. Julio Morón, director gerente de la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac), explica que desde un principio se centraron en disminuir las pescas incidentales, es decir, la captura de especies no objetivo, como rayas, tiburones o tortugas, y en lograr que los dispositivos de concentración de peces, que se desplazan con las corrientes oceánicas y en torno a los que se aglutina el atún, no causasen ningún perjuicio al medio. Los esfuerzos han dado sus frutos, pues ya tiene el 76% de sus capturas certificadas con el sello MSC, que garantiza que el atún procede de 'stocks' en buen estado , es capturado con una actividad que genera un mínimo impacto ambiental y es sometida a un control pesquero exhaustivo. «Trabajamos en las cuatro regiones oceánicas y en cada una explotamos tres especies (listado, rabil y patudo), con lo que hablamos de doce 'stocks'. Tras el último hito, la certificación del atún rabil y listado del Atlántico, llegamos a ocho 'stocks' certificados. Estamos en vías de certificación del patudo del Pacífico Oriental, que esperamos que sea en octubre, con lo que llegaríamos al 82% de nuestra producción certificada con MSC», expone. Como ejemplo de práctica concreta, con la ayuda de los patrones y los marineros, han desarrollado técnicas para liberar a las tortugas antes de que se metan en las cubas de congelación. Con los tiburones ocurre algo similar. «Al sacar el atún de la red lo expandimos en una especie de bandeja en la que localizamos si hay algún tiburón y le preparamos una rampa para liberarlo y que vuelva al mar por el otro costado del barco», detalla. Por otro lado, la flota estima que acabará el presente ejercicio con el empleo de, al menos, un 40% de materiales biodegradables en la construcción de los dispositivos de concentración de peces (tradicionalmente se hacían con parrillas de bambú y restos de redes) para que, cuando acabe su vida útil, no causen contaminación marina. El director gerente de Opagac presume del trabajo llevado a cabo, pero advierte de que «lo están haciendo económicamente inviable por las condiciones que nos plantean». Lamenta que en los últimos años Europa está favoreciendo las importaciones baratas de productos pesqueros y dificultando las cosas a los productores comunitarios con regulaciones, burocracia y unas condiciones de operativa que no son las que pide a los importadores. El sentir es generalizado. Javier Garat, secretario general de Cepesca y presidente de Europêche, cree que la gran dependencia del exterior para alimentar a los ciudadanos europeos empieza a ser preocupante. «Ya sea por contingentes arancelarios o por los acuerdos comerciales entre la UE y terceros países que hacen que los productos lleguen libres de aranceles, sin exigirles los mismos requisitos sanitarios, sociales, de seguridad, etc. que a los europeos, nuestra flota es menos competitiva », asegura. En España, por ejemplo, se ha pasado de 22.000 barcos de pesca en 1986 a algo más de 8.500 en nuestros días. Una de las peticiones del sector es la revisión de la Política Pesquera Común (PPC), cuya última reforma se remonta a 2013. La Comisión abrió una consulta pública con la intención de que cuando haya nuevo comisario de Pesca, publique su documento de análisis y propuestas, lo que se prevé que ocurra a mediados del próximo curso. Garat explica que hay diversos puntos sobre los que el sector insta a actuar, entre los que se encuentra el equilibrio entre los pilares medioambiental, social y económico . «El primero ha primado sobre los demás, pero una vez que el estado de las poblaciones de peces está en su mejor situación de los últimos veinte años, es necesario poner al pescador en el centro y no abandonar las otras dos dimensiones», indica en este sentido. Otra solicitud es la simplificación de la carga burocrática, así como la revisión de la obligación de desembarque (trata de reducir los descartes), que, como afirma Garat, «tal como está planteada, es una norma muy difícil de cumplir y a la que se han tenido que aplicar multitud de excepciones». Por último, aunque reconoce que las importaciones son necesarias, reivindica que los operadores de terceros países cumplan con reglas similares a los comunitarios. Respecto al nuevo reglamento de control pesquero, cuyas medidas se aplicarán de forma gradual, con una transición de entre dos o cuatro años, Garat recuerda que «tenía como objetivo simplificar la normativa, pero lo ha complicado todo más». La sensación en el sector, comenta, es que «las instituciones europeas no se fían de los pescadores». Se refiere, por ejemplo, al fin con el que la regulación impone a los navíos de más de 18 metros de eslora la obligación de instalar cámaras a bordo. «En vez de cambiar la norma de la obligación de desembarque para hacerla viable, meten las cámaras para penalizar a quien la incumpla». Lamenta, asimismo, cómo está configurado el margen de tolerancia , esto es, la máxima diferencia permitida entre lo que el pescador calcula que ha capturado y lo que marca la báscula. El umbral estándar se fija en el 10% y, si se sobrepasa, se sanciona. La Ley de Restauración de la Naturaleza es otro foco de inquietud para el sector, pues como subraya Garat, multiplica por diez las previsiones iniciales de la propia Comisión sobre zonas marinas europeas que necesitan restauración y carece de una evaluación de impacto socioeconómico. Por todo ello y ante los beneficios para la salud humana del pescado, Garat insiste en que hace falta un cambio de rumbo en las políticas europeas para alcanzar la rentabilidad, mantener la biodiversidad y seguir alimentando a una población al alza. El presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, José Basilio Otero, percibe que la última legislatura europea ha entrado en una «vorágine medioambientalista radical» que es necesario revertir, teniendo en cuenta que «no hay nadie más interesado que los pescadores en que haya unos ecosistemas sanos y fuertes, pues de eso depende nuestro futuro». Al igual que Garat, pide que «Europa deje de hacerse trampas al solitario» y exija a las importaciones lo mismo que a sus productores, es decir, la aplicación de las conocidas como cláusulas espejo . En el caso de nuestro país, piensa que las normas son todavía más estrictas. «Un ejemplo claro es el plan multianual del Mediterráneo. Aunque emanamos todos de una norma general que es la europea, los pescadores españoles salen más perjudicados que franceses o italianos», justifica. En la lista de desafíos, Otero habla de otro Talón de Aquiles: el relevo generacional. Considera que es urgente establecer un plan de formación a nivel nacional para titulados , ya que, al estar las competencias educativas transferidas a las comunidades autónomas, no todas van al mismo ritmo. Sobre este déficit incide Iván Vaqueiro, director de desarollo de Sinerxia, consultoría especializada en el sector pesquero. « Las flotas tienen que recurrir más a trabajadores extranjeros para su funcionamiento y algunos barcos no pueden salir por carecer de la tripulación mínima exigida para operar», subraya. Una brecha que, a su juicio, habría que atajar con una campaña de divulgación de las oportunidades laborales que ofrece un sector en el que la modernización está a la orden del día. «El Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA) ha permitido a las organizaciones de productores pesqueros acometer una gran transformación, con la posibilidad de llegar al 100% de financiación en algunas medidas reconocidas como prioritarias , tales como la mejora de la selectividad de las artes de pesca o la puesta en marcha de soluciones innovadoras», sostiene Vaqueiro. Digitalización, economía circular o mejora de las condiciones de vida a bordo han acaparado el foco de atención, mientras que la renovación de las embarcaciones se ha quedado rezagada con la excusa de no aumentar las capacidades de pesca de la flota, según el experto. «Desmontar el motor de un barco –dice– para introducir uno adecuado a un combustible que todavía no es una alternativa real es realmente complejo, así que de momento en lo que se está trabajando mucho es en mejorar la gestión del combustible a través de la huella de carbono». En el viaje con destino a la sostenibilidad y la eficiencia, la pesca europea ha lanzado sus redes a la innovación para sobrevivir en un mar de incertidumbre.