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Сентябрь
2024

Homenaje «titánico» a Conrad en la Cuesta de Moyano: música, barcos y literatura

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La asociación ciudadana Soy de la Cuesta ha rendido junto a Zenda un acto en homenaje al centenario de la muerte del escritor Joseph Conrad (1857-1924) . El evento, comisariado por la escritora y periodista María José Solano, mezcló música, literatura e historia en una tertulia entre el escritor Arturo Pérez-Reverte y el periodista Jesús García Calero.   El centenario de Conrad coincide, además, con los preparativos del centenario de la Cuesta de Moyano , «inaugurada» en 1925. Por ese motivo, los organizadores han elegido la metáfora del Titanic como legado de Conrad y de la Cuesta: «un barco que resiste sin hundirse desde hace casi 100 años. Su labor ha sido, como la de Conrad, titánica», aseguró María José Solano. La costa y la cuesta Cuando el 15 de abril de 1912 el Titanic se hundió en poco más de dos horas, el hombre de mar que fue Conrad no pudo permanecer ajeno al drama y reflejó su visión del asunto en dos textos que resumen y cuestionan lo ocurrido en ese naufragio. Sobre ese tema han conversado Pérez-Reverte y Jesús García Calero, director de ABC Cultural y especialista en patrimonio subacuático. Conrad escribió un texto mayormente desconocido acerca del Titanic. Casi un siglo más tarde, Pérez-Reverte recogió su relación con la navegación y la literatura en otro texto sobre el naufragio, titulado 'No era un barco honrado'. «Los textos de Conrad resuenan hoy en nuestros pasos. En esta cuesta que es hoy costa. Es la aventura moderna con el mar como gran juez y gran poder que reina en sus libros», aseguró Jesús García Calero. La mirada de Arturo Pérez-Reverte sobre el escritor polaco fue total: «Cuando Conrad habla de soledades, de tinieblas, de naufragios, lo ha vivido. Es biografía. Ese conocimiento durante 20 años de marino, de seres humanos en situaciones extremas, es auténtico». Violín y naufragio El violinista Pablo Martos y el bandoneonista Claudio Constantini hicieron un guiño musical a 'la orquesta del Titanic' que, según las investigaciones, tocó hasta el fin. Cuando se rescataron los restos del Titanic, apareció un violín de factura alemana que perteneció a Wallace Hartley, músico que viajaba con su banda en el momento del naufragio. Es por ello que el programa musical gira en torno a este instrumento. Martos y Constantini interpretaron una de las piezas que acompañaron a aquel hundimiento. Justo porque en el Titanic predominaban las músicas de salón, los intérpretes eligieron la pieza 'Salut D'amour', de Edward Elgar, que se convirtió en una de las piezas más populares de la época. Al igual que el violín de Harley fue un regalo de su amada, 'Salut D'amour' fue un regalo del compositor para Caroline Alice Roberts.