Eduard Fernández secuestra 'El 47' y hace memoria de la Barcelona de los ochenta
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Manolo Vital secuestró un autobús en 1978. Concretamente la línea 47, que recorría el centro de Barcelona en los años ochenta. Lo hizo con varias personas a bordo y todas ellas apoyaron su decisión firmemente. ¿El motivo? El tesón de Manolo por acercar el transporte público a los suburbios de la ciudad, donde ha creado su hogar, con sus propias manos, junto a un conjunto de vecinos que exiliados de Andalucía y Extremadura, como él, tuvieron que desplazarse hasta las afueras de Barcelona para poder alimentarse. Su decisión le salió cara y tuvo que ser juzgado con severidad por los hechos, pero había algo en su interior que le confirmaba que ese secuestro era lo correcto. Pocos héroes de barrio como Manolo han contado con el reconocimiento en el momento del suceso. A veces tiene que pasar el tiempo para que su historia salga a luz y, en otros, que se haga una película como 'El 47', que se estrena este viernes en cine. Dirigida por Marcel Barrena , la cinta cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre. Manolo Vital, interpretado por Eduard Fernández, se adueñaba del bus de la línea 47 para desmontar una mentira que el Ayuntamiento se empeñaba en repetir: los autobuses no podían subir las cuestas del distrito de Torre Baró. Un acto de rebeldía que demostró ser un catalizador para el cambio, de que las personas se enorgullecen de sus raíces, de una lucha del vecindario, de la clase trabajadora que ayudó a crear la Barcelona moderna de los años 70. «Pocas veces tienes la oportunidad de hablar de tu ciudad y contar cómo se creó Barcelona. Manolo construye Barcelona con sus manos y es algo maravilloso», reconoce emocionado el actor a ABC. Cuando habla sobre Manolo se emociona inevitablemente. Le gustan los personajes así, de «a pie de calle», que no temen su vida por hacer el bien con los demás. A su personaje le cuesta conversar en público, y sin embargo, es un líder innato. No necesita esforzarse para convencer a la gente, basta escucharle hablar sobre el barrio de Torre Baró, sobre el esfuerzo que les costó levantar cada muro para hacer su hogar y el dolor que supone ver cómo las nuevas generaciones huyen del barrio por la precariedad de movilidad y economía que hay. «No son nada sin la comunidad», asegura el actor. Mientras los mayores tratan de recordar a las generaciones más jóvenes el esfuerzo que supuso sacar un país adelante y luchar por una democracia, los jóvenes dan cada vez más por hecho lo que en su día fue un privilegio, y casi un milagro. «Es necesario recordar la vida pasada y en esto el cine siempre ha ido un paso por delante. Si no se hace memoria a las nuevas generaciones de todo lo que ha ocurrido, corremos el riesgo de que los jóvenes defiendan una tesis antagónica a lo que sufrieron sus abuelos », asegura Marcel Barrena. El director tiene la capacidad de llevar estas historias a las salas y los actores de contarlas. «Una de las grandes cosas por las que nos dedicamos a esto es porque puedes sacar a la luz historias que estaban ocultas o apartadas . A través de la ficción, de la catarsis, estas historias llegan a otros lugares más allá del intelecto». La película cuenta la historia de Manolo Vital, pero también la de su mujer, Carmen, interpretada por Clara Segura, que es su pilar y no es nadie sin ella. También la de su hija Juana, por Zoe Bonafonte, cuyos compañeros del colegio le hacen cuestionarse el lugar en donde vive y las condiciones que le rodean. La vida de Manolo no es independiente al resto, es una vida de comunidad, concretamente la vida del barrio de Torre Baró, que forma con sencillez una comunidad de vecinos para enfrentarse a los problemas que vuelven cada vez con más fuerza. «Hay como una humildad en entender que todos formamos parte de algo común. En las reuniones de vecinos hablan, discuten, gritan, pero se escuchan. Ahora juzgamos y clasificamos a las personas sin querer. Pero esta gente salió adelante porque luchó a una sola voz», indica Clara Segura. La historia de Carmen, su personaje, es tan heroica como la de Manolo. Mientras Manolo bajaba hasta la ciudad cada día para conducir autobuses, Carmen enseñaba en su casa a los niños y niñas del barrio a leer y a escribir. Pero el punto clave sucede cuando la madre de una alumna le confesó que no sabía leer ni escribir. Carmen decidió ayudarla y esta mujer decidió traer a dos amigas, y estas dos amigas a otras dos, y así hasta formar una clase de mujeres adultas, amas de casa y madres de familia que quieren apostar por una educación sin importarles la edad o el momento vital. 'El 47' es la historia de un barrio de los suburbios de la Barcelona de los ochenta , que sufrió en sus carnes el dolor del exilio, las restricciones del régimen, de la marginación social y la precariedad, pero también el cambio de vida que supuso la llegada de un autobús que mejoró la vida de la gente gracias a la lucha y la unión por un mismo objetivo. « El arte tiene la capacidad de hacer memoria y poner en el presente cosas o sujetos que ya han sucedido y han pasado desapercibidos y este es uno de las cosas que me mueven de mi vocación», reconoce Carlos Cuevas, que interpreta a un joven ciudadano de Barcelona, frecuente viajero en el autobús de Manolo y clave para llegar hasta el Ayuntamiento para hablar con el alcalde, interpretado por David Verdaguer.