Enric Marco: la muerte en el olvido del estafador que se hizo pasar por superviviente del Holocausto
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Fue la excepción que confirmó la regla. Porque sí, con Enric Marco , las mentiras no fueron de patas cortas. Costó casi medio siglo, pero, al final, se descubrió que el que fuera presidente de la Amical de Mauthaüsen no había pisado un campo de concentración en la Segunda Guerra Mundial . Y ahora, otras dos décadas después de que se desentraña aquella mentira, su historia pasará a la gran pantalla de la mano de Aitor Arregi y Jon Garaño ('Handia', 'La trinchera infinita') con 'Marco', producida por Atresmedia Cine y que tendrá su 'premiere' este viernes en el Festival de Venecia. Enric Marco Batlle murió el 21 de mayo de 2022 a los 101 años sin que nadie lo supiera. La noticia fue adelantada por el diario Ara. A pesar de su longevidad, ya murió antes pues hubo otros Enric Marco. Se conoce un Enrique Marcos, nombre de batalla de sus años de presunto activismo anarquista en la CNT: su demagógica verborrea le aupó a la secretaría general del sindicato en 1977: era el último verano en que la anarquía amagaba con resucitar, antes de caer en el desprestigio, un año después, por el turbio caso Scala. Con el anarquismo noqueado, Marco se recicló en víctima del Holocausto . En los albores del siglo XXI quedaban pocos testigos presenciales; él lo aprovechó para esculpir una heroica supervivencia en el campo bávaro de Flossenbürg y advino presidente de la Asociación Amical de Mauthaüsen. El guion de sus embelecos, novelados en 2014 por Javier Cercas en 'El impostor', le convirtieron en un personaje popular, habitual de charlas en institutos y habitual de platós televisivos: la encarnación del exilio republicano, la Resistencia contra la Ocupación alemana en Francia y el martirio del lager. El gran momento de Marco fue a finales de enero de 2005, recibido con todos los honores en el Congreso de Diputados. A punto de cumplirse el sesenta aniversario de la liberación del campo de Mauthausen, habló de sus «experiencias» de cautivo en Flossenburg: «Cuando llegábamos a los campos de concentración en esos trenes infectos, para ganado, nos desnudaban, nos mordían sus perros, nos deslumbraban sus focos». Su convincente relato deslumbró al presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero , presente en el solemne acto y a la ministra Carme Chacón, pero no al historiador Benito Bermejo, que seguía la pista de sus mentiras. En abril de 2005, poco antes de la conmemoración del 8 de mayo en la que Marco blasonaría por enésima vez de ser víctima del Holocausto, Bermejo desmintió que el presidente de la Amical de Mauthausen hubiera sido el exiliado republicano en Francia y el colaborador de la resistencia que aseguraba ser. Que estuvo en la Alemania nazi , sí, pero no prisionero sino de trabajador voluntario según el convenio de 1941 entre Hitler y Franco. Y si fue cautivo, lo fue tres meses en una cárcel por repartir propaganda comunista, episodio que provocó su devolución a España. Aquel que se fingió luchador antifascista, tuvo que dejar la presidencia de la Amical de Mauthausen y devolver la Cruz de Sant Jordi que le otorgó la Generalitat. En 2009, quiso blanquear sus mentiras: «No mentí, aunque fui un embustero», afirmaba en el documental de Santiago Fillol y Lucas Vermal 'Ich bin Enric Marco'. Con su presencia pública adujo, la memoria del Holocausto permaneció viva. Declaró, orgulloso, «haber hecho mucho por los deportados».