Illa se estrena con un plan de gestión del agua y la promesa de «acabar con la dependencia de la lluvia» en Cataluña
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El flamante gobierno socialista de Cataluña parece determinado a encauzar una de las problemáticas más graves que afectan a esa comunidad, la falta de agua . En la rueda de prensa posterior al Consell Executiu (el consejo de ministros catalán), la portavoz del Govern y consellera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque , ha anunciado que la Generalitat prevé construir una nueva desalinizadora en el Alt Empordà (Girona) y acelerar dos proyectos que ya estaban previstos en la planificación hidrológica del anterior Ejecutivo de ERC: la ampliación de la desalinizadora de Tordera y la construcción de la de Foix (Barcelona). Como ya informó ABC , la renovación de las instalaciones de Tordera -inauguradas en 2002- es uno de tantos proyectos largamente esperados en Cataluña que no se han podido materializar por falta de previsión. En una entrevista a este diario el pasado enero, Domingo Zarzo , presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización, explicaba que se tardan cinco años de media en construir una instalación de este tipo, algo que no puede hacerse sin planificar a largo plazo. En esa tesis estaba el líder del PSC y ahora presidente de la Generalitat, Salvador Illa , cuando aún era candidato, en criticar que la convivencia con el procés ha hecho que los últimos presidentes de la Generalitat hayan ignorado el problema de la sequía. Pero la naturaleza es terca. En febrero de este año, tras 38 meses lloviendo por debajo de la media , la comunidad entró en fase de emergencia por falta de agua y se mantuvo así durante tres meses. La zona más afectada fue la de las cuencas de los ríos Ter y Llobregat, es decir, los entornos de Barcelona y Gerona. En la Ciudad Condal se impusieron restricciones al llenado de piscinas, uso de fuentes, duchas públicas y lavaderos de coches y se limitó el agua por habitante a un máximo de 200 litros por persona y día. El anuncio de esta mañana se enmarca en un nuevo modelo de gestión que según la portavoz de la Generalitat sacará a Cataluña «de la dependencia del agua de la lluvia». La aspiración es garantizar el 70% del consumo con recursos propios a finales de 2027 , un porcentaje que actualmente se sitúa en el 30%. Paneque ha cifrado en 2.000 millones de euros la valoración global de las inversiones, que ha contrastado con los 1.000 millones que ha dicho que había previstos a día de hoy: «doblamos las inversiones previstas con el horizonte en 2040». Pues bien, este plan empezará con la nueva desalinizadora del Alt Empordà, que el Govern estima que costará unos 200 millones de euros que pagará el Estado . Sobre esto, la consejera ha explicado que la Generalitat abordará en conversaciones con el Gobierno central la inclusión de esta obra en la planificación hídrica del Ministerio, para que pueda financiarla. Con esta instalación, el Ejecutivo catalán quiere mejorar el abastecimiento en la cuenca del río Muga, que a día de hoy depende del embalse de Darnius Boadella y del acuífero del Fluvià Muga. El futuro de la construcción de la desalinizadora de Foix (Barcelona) y la ampliación de la de Tordera, por su parte, también han quedado ligadas a la financiación estatal. Paneque ha explicado que pedirá al Gobierno la «aceleración de los acuerdos» con vistas a que en septiembre se firme el convenio para la licitación de la primera - en ese caso las obras empezarían en otoño - y se tramite de forma urgente la evaluación ambiental de la segunda. En otro orden de cosas, el Ejecutivo catalán también prevé trasladar los caudales de agua residual del Besòs a la depuradora del Prat de Llobregat (Barcelona) hasta que esté en funcionamiento la estación de regeneración del Besòs, estimada para 2033. La Conselleria de Territorio también ha diseñado un plan de mejoras en los tratamientos de potabilización , entre las que destacan la rehabilitación y modernización de la planta del Ter (Girona) y la aceleración de las actuaciones en la de Abrera (Barcelona). Asimismo, Paneque se ha comprometido a habilitar «las partidas presupuestarias y los recursos necesarios y suficientes» para que los entes locales puedan impulsar nuevos tratamientos de regeneración, cañerías de distribución e infraestructuras. Muchas promesas, en fin , para un presidente que dice querer dejar atrás el procés por la vía de una buena administración; en este escenario, su gestión de la problemática del agua será clave.